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Alejandro Ciriza Istúriz
Guest
Quién le iba a decir a Roger Federer, a aquel Federer que dominaba el circuito con puño de hierro y que estaba predestinado a gobernar el tenis de forma autocrática durante muchos años, que el chico al que invitó al box en Indian Wells (2004) para que viera su partido de cuartos terminaría acorralándolo. “La derecha es su mejor golpe, y también su movilidad por toda la pista. Tiene un carácter distinto y confía mucho en su capacidad de lucha. Le pega a la bola con mucho efecto y eso hace que el bote sea muy alto. He intentado evitarlo, pero no pude”, decía el suizo solo dos semanas después de aquella invitación, cuando el español ya le había rendido por primera vez. Sucedió en Miami, en el antiguo Cayo Vizcaíno. Uno tenía 22 años, había ganado todos sus partidos excepto uno desde noviembre y era el incontestable rey del circuito; el otro, de 17 años, definitivamente se había destapado: doble 6-3, en 70 minutos. Fue la primera vez de las 40 que se enfrentaron.
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