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Alejandro Ciriza Istúriz
Guest
Rafael Nadal irrumpe en la sala de conferencias aún en caliente, cuando tan solo ha transcurrido media hora de su derrota frente a Botic van de Zandschulp (doble 6-4, en 1h 53m) y en medio de una atmósfera rara. Muy extraño todo, en continuación con lo acontecido poco antes en la pista: ¿Es esto un final? ¿El último capítulo? ¿El ultramanoseado último baile? ¿La última rueda de prensa? El inglés Tumaini Carayol, especialista de The Guardian, comenta: “Con Roger y Serena fue diferente, sabíamos que se terminaba… Pero con Rafa no”. Y el propio Nadal, tristón y realista, no sabe del todo bien si esto se trata de un desenlace o sencillamente un mal trago pasajero. Quizá Alcaraz ayude, quizá España se gane el acceso a las semifinales en el dobles. O tal vez no. “Puede que sí o puede que no”, una constante interminable en esta despedida que comenzó hace año y medio, con aquella rueda de prensa en Manacor.
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