Moreno tiene un problema

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Moreno tiene un problema, revertir la curiosa costumbre del PP y sus mayorías absolutas. Las malgasta. Vive el Gobierno andaluz un tiempo de bonanza en este primer tramo de la legislatura. El viento del sanchismo, ese harakiri socialista, le sopla de cola. Pero eso no puede hacerle caer en la autocomplacencia. El tiempo apremia y los problemas más, sobre todo los que demandan urgencia sanitaria o social.Y no lo digo por las mareas populistas, por la histriónica protesta de los que llevaron la sanidad pública a la ruina, los mismos que escondían medio millón de enfermos en el limbo de las listas de espera. Ni por la hipócrita denuncia sobre los contratos del SAS que llevan al juzgado los que hicieron lo mismo multiplicado por tres cuando gobernaron. El pasado es sin duda un chollo para el actual Gobierno andaluz, un recurso al que se puede agarrar ante cualquier coyuntura desfavorable. Pero abusar del recurso a estas alturas evidencia que la gobernanza no está en el mañana. Esta oposición es pescaíto en blanco, que araña sólo décimas en los sondeos andaluces; pero, ojo a las encuestas nacionales que le hacen pagar al PP su tibieza. El problema es gestionar más la estrategia que la calle, perder la tensión en la atención a los que esperan. Cuando por esas cosas de la confrontación y la lucha ideológica no se atiende debidamente a los que piden una respuesta médica en tiempo, a los que confían en que les llegue una de esas ayudas de las que presume la administración pero están supeditadas a una burocracia indigna de los tiempos de la inteligencia artificial. Lo digo por los que desesperan por la cita del quirófano, por los jóvenes que se independizaron confiando en cobrar la ayuda al alquiler que no les llega, los que esperan el aval de sus hipotecas; los que siguen aguardando, como ayer, la ayuda a la dependencia.El gobierno andaluz cita cotas históricas de creación de empleo, de exportaciones, de captación de empresas, de simplificación administrativa y rebaja fiscal, de cifras de inversión en Sanidad, Educación y Servicios Sociales, a pesar de una financiación del Estado menor de la que le corresponde. Ha conseguido el cambio que prometió sobre el régimen que padecimos, aplicando el doble jarabe liberal y socialdemócrata a dosis alternas, que gusta a ese centro ideológico de las grandes mayorías. Pero acomodarse en el elogio, relativizar los problemas o acumularlos en el debe de la Administración central, aunque sea con razón, no soluciona el apuro de los que esperan. De los que exigen que una mayoría absoluta acometa sin miedo las reformas pertinentes, sin complejos ni prejuicios, para salir de una vez de las malas estadísticas. Por eso, Moreno tiene en su absoluta mayoría una bendición que se le puede volver en contra.

Juan J. Borrero: Moreno tiene un problema

Relativizar los problemas o acumularlos en el debe del Gobierno central no soluciona el apuro de los que esperan

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