Miguelanxo Prado, autor de un cómic sobre pederastia y pornografía infantil: “¿Por qué no puede haber móviles diseñados solo para adolescentes?”

znikolaus

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El historietista coruñés Miguelanxo Prado ha presentado en Barcelona su último cómic Presas fáciles: Edición integral (Norma). La obra se compone de Presas fáciles / Hienas, publicada en 2016, y el nuevo Presas fáciles / Buitres, un cómic policíaco de denuncia social que aborda la pederastia y la pornografía infantil. El autor, que recibió el Premio Nacional del Cómic en 2013 por su cómic Ardalén, continúa la historia de los mismos personajes –los inspectores Tabares y Sotillo– de la primera edición.

El nuevo cómic gira en torno a la pederastia y la pornografía infantil como un problema estructural y transversal. Prado ha apuntado a que ocurre independientemente de la clase social, el país o el nivel cultural y ahonda en lo difícil que es encontrar culpables claros en casos como el que trata en la obra. El dibujante incluye una labor de investigación en la obra, al haber contactado con dos policías involucrados en el caso que inspiró la historia. Sobre las motivaciones de los delincuentes, el autor –que reconoce que le fascina cómo está construida la telaraña social– recoge los detalles proporcionados por los policías con los que habló y recuerda que “no hay un libro de instrucciones” para entender la lógica de tales crímenes. Además, lamenta la frecuencia en que los “familiares, amigos íntimos y los propios adolescentes inconscientes quedan en la sombra”. A través de un relato que se sigue repitiendo en la realidad, expone la falsedad de las redes sociales, los peligros de confiar en información que no es veraz, y enfoca a los grupos sociales que pueden caer en las trampas de Internet sin saberlo. “Hay tijeras para que usen los niños en la escuela, diseñadas para minimizar el riesgo de que se hagan daño. ¿Por qué no puede haber móviles estrictamente diseñados para los adolescentes?”.

El historietista ha dado a conocer el proceso de elaboración de su última obra, que no lo ha pillado por sorpresa al haber vivido lo mismo durante la creación de la primera parte. “El lector lo lee en dos horas, pero yo me tiro dos años con la mierda encima de la mesa”, expresa con sinceridad Prado, que describe la confección tras las cámaras como un “proceso tortuoso” en el que se pasaba “de ocho a 10 horas solo, dándole a la cabeza, día tras día”. Por eso, ha procurado aliviar la tensión entre los policías e introducir escenas en el exterior porque lo necesitaban, dice, además de él mismo, “los personajes y el lector”.

El Premio Nacional del Cómic quiere establecer una clara diferencia entre ficción y realidad, de la que, según él, deben ocuparse el periodismo y las obras documentales. Ha arremetido contra las películas e historias basadas en hechos reales y las ha calificado como un “gancho” para atraer al público. Prado quiere volver a darle valor a la ficción e insiste en el papel que también esta puede tener para hacer pensar. “Estoy harto del basado en hechos reales, quiero que me propongan ficciones incómodas. ¿Qué tienen de hechos reales El Quijote, Hamlet o 1984? Ha sido una imbecilidad que nos ha dado en los últimos 15 años”.

Miguelanxo Prado, el lunes en Barcelona.

La motivación para crear Buitres, explica Prado, vino dada, como en la primera historia, por una noticia publicada en un medio de comunicación que funcionó como detonante para crear el relato, que ha desarrollado con la estructura del género policíaco. La idea de continuar la evolución de los dos personajes policías que investigaban el caso de la primera historia surgió para desarrollarlos más y “darles la oportunidad de conocerlos un poco mejor”, matiza Prado, para quien la caracterización tiene mucho peso.

De la primera parte de Presas fáciles a la segunda han pasado ocho años. Ocho años, por un lado, en los que las tecnologías se han seguido desarrollando y sofisticando, un factor que ha aprovechado en el nuevo cómic. El primero –Hienas– denunciaba las preferentes, y estaba centrado en los ancianos que caían víctimas del fraude bancario; en el segundo –Buitres–, se produce un salto de edad significativo y los afectados son los adolescentes. Ambos grupos de personas que se convierten en las presas fáciles de unos animales concretos que el autor ha cargado de significado.

El lanzamiento de la edición integral incorpora el color (la primera parte se publicó en blanco y negro). Para Prado, se trata de un “elemento fundamental para transmitir emoción y sensación”, sin el cual la narración de la historia le parecería “insufrible”. Por otro lado, lo que más disfruta del proceso de crear cómics es la fabricación de los personajes. El gallego relata que, en sus primeros años como historietista, se subía al metro con su amigo y compañero de profesión Xulio das Pastoras, y hacían el recorrido completo tres o cuatro veces. Durante los trayectos, dibujaban a los pasajeros del metro: Das Pastoras detallaba la vestimenta y Prado, las caras y la actitud. “Para mí hacer el casting es un juego”, confiesa. Un juego que no tiene planes de repetir con Tabares y Sotillo: “Solo de imaginarme otros dos años con un tema así, empiezo a sudar frío”.

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