glover.nathanael
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Veo aquí en el periódico que Mbappé funciona y tiene tanto tirón, como tema, que los niños encontrados, ya cadáveres, en Torrent, o bien otros flecos de novedad, luctuosa o no, de la DANA. Somos unos forofos sin perdón. Somos unos desviados, por costumbre. El fútbol interesa porque a nadie se le pide que reúna cátedra al respecto, y por eso hay una peluquería en cada esquina, dándole a la cháchara para apañar el banquillo del Real Madrid. Eso, y que desde crío conoces la dicha de un balón. Las tertulias improvisadas sobre fútbol se parecen mucho a las tertulias de plató, porque la vida se parece al fútbol, sobre todo si sólo manejas dos adjetivos de oficinista y tres frases tópicas de 'coach', donde se incluya eso inolvidable de «el partido se resolverá en los detalles». El detalle, hoy, es Mbappé, que resulta que arrastra algún nudo mental que no le permite desabrocharse en el campo como el titán goleador que es. Los tertulianos de enredo, que igual somos todos, dicen que Mbappé no juega en su sitio, o bien que el mejor jugador del mundo no acaba de hacerse al nuevo equipo. Esto es como decir que Vinicius mete más goles que él, de momento, aunque estas síntesis no son hábito del barroquismo sin barroquismo de los charlatanes que se enteran, que son los que no se enteran. En rigor, hay noticia, porque Mbappé, que es futbolista digital, ha traído incorporado un daño de los que no se aprecian cuando te presentan a la afición y pasas el reconocimiento médico: está triste, o quizá deprimido, y así no hay manera. Hay, en él, una dolencia mental, y este es el gran mal de nuestro tiempo, que incluso llega a Mbappé, que lo tiene todo, pero le falta lo que importa , que no sabemos lo que es, pero sí. De modo que no es feliz, abreviando. «Aprende a hacerte el que eres», aconsejó el clásico. Pues eso, que vas en Ferrari pero tú no eres tú. Como las víctimas de la DANA, pero al revés. Porque a ver cómo se hacen el que fueron, sin más ajuar que el alma huérfana, aterida y sin consuelo.
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