‘MaXXXine’: la leyenda del Hollywood más oscuro y satánico cierra la trilogía ‘X’

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27 Sep 2024
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Después del sorprendente díptico que formaban X y Pearl, el director Ti West y la actriz Mia Goth cierran su trilogía sobre la fama, el sexo y la sangre con MaXXXine, un nuevo cuento de terror retro y metacinematográfico que esta vez se sitúa en el epicentro mismo de todas las fantasías de la trilogía, Hollywood. Sin ser la mejor de las tres películas, MaXXXine acierta en su juguetona evocación de algunas de las leyendas más oscuras y satánicas de la historia de Los Ángeles desde una lente trash y ochentera.

La película se sitúa en 1985, año del estreno de St. Elmo’s punto de encuentro y por tanto del fugaz estrellato del Brat Pack. Maxine, superviviente de la matanza de X y personaje principal de la película, pertenece a otra liga: quiere dejar el porno para convertirse en una actriz seria, concretamente de una película de terror. Pearl (la más lograda de las tres entregas) estaba situada a principios del siglo XX y funcionaba como precuela de X, datada en los setenta, a través del personaje de la anciana que también daba vida Mia Goth. La actriz, desdoblada en Pearl y Maxine, continúa aquí el camino de la segunda.

Mia Goth, en 'MaXXXine'.

Ese camino no es otro que el de tantas chicas que acudieron a Hollywood en busca de fortuna. Un camino de espinas, como sugiere la cita de Bette Davis que abre la película: “En este negocio, hasta que no te vean como un monstruo no eres una estrella”. Maxine, una superviviente nata, cumple al dedillo con esta máxima, no como otras aspirantes a estrella como ella. Fiel al espíritu del Hollywood más oscuro y satánico, propagado desde su fundación por los que veían en el lugar un nido de blasfema perdición, MaXXXine apunta hacia algunos de los puntos más conocidos de esa leyenda, del decorado de Psicosis al inevitable fantasma de la Dalia Negra, truculento mito en el que confluyen todos los miedos posibles.

Tie West es todo un prestidigitador del fetichismo asociado a la memorabilia cinéfila, que en los ochenta es, además, indisociable de la televisión: de la música de Frankie Goes to Hollywood a las cintas de VHS. Pero MaXXXine, como X y Pearl, propone un viaje, el de la ambición y sus frágiles —y desquiciadas— criaturas, que pretende ir más allá del envoltorio y que esta (de momento) trilogía lleva hasta su principal icono, el letrero de Hollywoodland, tótem bajo el cual muchos sueños acabaron en cruel pesadilla.

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