Crítica de ópera 'Il trovatore' Música Giuseppe Verdi Libreto Salvatore Cammarano Dirección de escena Àlex Ollé Dirección musical Maurizio Benini Escenografia Alfons Flores Vestuario Lluc Castells Iluminación Urs Schönebaum Intérpretes Olga Maslova (Leonora), Antonio Poli (Manrico), Ekaterina Semenchuk (Azucena), Lucas Meachem (El conde de Luna), Holly Brown (Inés), Adolfo Corrado (Ferrando), Filipp Modestov (Ruiz), Lluís Martínez (viejo gitano), Antonio Lozano (mensajero), Cor de la Generalitat Valenciana, Orquestra de la Comunitat Valenciana Lugar Palau de les Arts, Valencia 4El Palau de les Arts valenciano retoma la temporada tras la parada provocada por la dana y la suspensión de las representaciones de 'La verbena de la Paloma ' a partir de la producción de Nuria Castejón estrenada previamente en Madrid. Que haya sido así es un mal menor, sin duda, y como tal insignificante frente a la magnitud de la tragedia. En cambio es una gran noticia, por todo el valor simbólico que encierra, la vuelta a la normalidad con el añadido de un concierto 'Som solidaritat' cuya recaudación y fila cero se destinarán íntegramente a la reparación de los daños y la reconstrucción. El martes, 10 de diciembre, Pablo Heras-Casado dirige a la Orquestra de la Comunitat Valenciana con la participación de la Schola Cantorum d'Algemesí, un programa que adopta la heroicidad como hilo conductor y en el que se incluye la obertura 'Egmont' y la Tercera Sinfonía de Beethoven. El Beethoven instrumental encierra mensajes poderosos: 'situaciones potentes', diría Verdi, quien admiró profundamente la capacidad comunicativa de esta música sin texto y mucho menos al Beethoven literario porque escribía «rematadamente mal para las voces… Conozco mi mundo y puedo estar totalmente seguro de lo que digo», le aclaró a su editor, Giulio Ricordi , en 1868. Por entonces el catálogo de Verdi ya incluía ' Il trovatore ', que puede muy bien unirse a este pensamiento por lo que tiene de enérgico y algo menos de coherente. El hecho es incuestionable y no merece la pena insistir en ello. Son conocidas las carencias 'vocales' de Beethoven y nada impide que se admire su ' Fidelio ' o la Novena Sinfonía , del mismo modo que se conocen las arbitrariedades de 'Il trovatore' y si se ofrece una representación con pulso y energía es muy difícil rendirse ante su inverosímil grandeza. La oportunidad surge ahora en el Palau de les Arts valenciano quien anuncia estos cinco funciones cuyo estreno, este último domingo, llevó la obra a cotas realmente importantes. Fue el crítico Eduard Hanslick quien explicaba que en 'Il trovatore' los personajes salen a escena disparados. La expresión señala con extraordinaria elocuencia el fluir de la obra y, en este caso, la determinación del maestro Maurizio Benini , bien conocido en Valencia y de quien es difícil recordar una interpretación más cargada, dinámica, elegante, poderosa en el sonido y extremadamente cuidadosa en lo expresivo. Una auténtica demostración de concertación a favor de un reparto digno de una ópera tan necesitada de solistas con peso. Las sorpresas han sido varias. La soprano rusa Olga Maslova en su presentación española, quien llega precedida por el éxito en 'Turandot', dirigida por Zubin Mehta , en la inauguración de la última edición del Maggio Musicale Fiorentino, además del eco de su Leonora en el Teatro Mariinsky dirigida por el olvidado Valery Gergiev . La actual posición en la que coloca a Leonora, esencialmente reflexiva, tiene su apoyo en el encanto de muchas frases, el buen gusto otras, en su calidad lírica un punto 'squilante' y, sobre todo, en el potencial de una voz a la búsqueda de espacio vocal más homogéneo. Debe incluirse en el grupo al barítono americano Lucas Meachem , en el Conde de Luna, quien sustituyó a última hora al bien conocido Artur Ruciński , y quien pisó el escenario dispuesto a derrochar una notable fortaleza vocal. La grandeza de la voz, la expansión en el registro agudo y el sentido elegíaco del canto quedó claro en 'Il ballen del suo sorriso' , aunque merece la pena recordar su 'duetto' con Leonora ya en 'Il supplizio', momento de regusto espectral. Inevitablemente, aparece la mezzosoprano rusa Ekaterina Semenchuk , cuya Azucena ha evolucionado hacia una posición más cerrada. Sin perder el temperamento dramático, ha logrado redondear el papel, entremezclar los fuertes contrastes del personaje en una línea lúgubre y desvanecida. En Valencia se conoce bien su evolución desde aquella Azucena que cantó en 2012 bajo la dirección de Zubin Mehta, por entonces un prodigio de expansión y no tanto de regularidad. Y aquí la mirada ha de volver sobre Maurizio Benini como artífice de un 'Trovatore' inquietante, tan estupendamente tocado por la Orquestra de la Comunitat Valenciana y muy bien asentado por Cor de la Generalitat Valenciana. La largura con la que apoyó 'Ah!, si Ben mio, Coll'essere' y la aceleración impuesta en la 'cabaletta', 'Di quella' pira' sirvieron para que el tenor italiano Antonio Poli demostrara la corpulencia de su voz, la facilidad del registro agudo y su muy evidente capacidad expresiva. Manrico es en su mano un trovador sin trampa ni turbulencia, sin duda de impacto. El Palau de les Arts recupera ahora la puesta en escena firmada por Àlex Ollé , coproducida por París, Roma y la Ópera Nacional Holandesa, donde se estrenó en 2015. Nueve años después mantiene incólume su credo. Según Ollé, el de servir a una obra en la que los hechos incomprensibles tienen un presencia distintiva. La propuesta lleva la obra a la Primera Guerra Mundial como tiempo de locura y a una construcción de una veintena de pilares cuadrados que desaparecen en el suelo y ascienden sobre los huecos conformando un espacio laberíntico. Miguel LorenzoLaberinto de confusión que explica el sinuoso texto con dificultad; es decir, que mal explica lo que ya en origen es un imposible. Pero que refleja con una calidad escenográfica notable la acumulación de momentos, de números cerrados sobre los que el título adquiere una personalidad distintiva. No es ya el concepto general sino el estímulo que se deriva de cada posición a través del ingenio escenográfico de Alfons Flores , capaz de combinar los elementos móviles creando muy diversos lugares, y la iluminación de Urs Schönebaum actuando como un personaje más, con capacidad para multiplicar cada emplazamiento y relacionarlo con la acción. Un claustro, un cementerio, un campo de trincheras, la altura catedralicia… el subsuelo cargado de trampas. Súmese el tono oscuro, noctámbulo, de nóvela gótica, al fluir incesante de la orquesta, a la autoridad del reparto, y el resultado es definitivo. Verdi lo dijo estupendamente tras el exitoso estreno de 'Il trovatore' en Roma: «No estuvo mal».
Cargando…
www.abc.es