Jillian_Homenick
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Se acerca la Navidad, es tiempo de compras y con estas proliferan también las falsificaciones de todo tipo de artículos, desde juguetes a productos tecnológicos. La lista es larga, va en aumento y cada vez resulta más difícil distinguir a simple vista el producto auténtico del que no lo es. En un mundo cada vez más globalizado, este mercado negro se ha convertido en un grave problema económico, ético y de salud, que afecta tanto a marcas internacionales como tiendas locales y a los propios consumidores.
En este escenario, el Grupo Fiscal de la Policía Local de Sevilla, que se ocupa de los delitos contra la propiedad industrial, batalla en su día a día frente a esta práctica ilícita. 20Minutos ha hablado con dos de sus miembros para conocer cómo identifican y desarticulan las redes dedicadas a la fabricación y distribución de estos productos fraudulentos, así como su repercusión.
Las cifras son alarmantes. Esta unidad incautó en 2023 en la capital hispalense un total de 144.791 objetos falsificados en comercios, mercadillos, vehículos y en la vía pública. Todo ello en 37 operaciones que se saldaron con 41 personas puestas a disposición judicial, imputadas por algún delito contra la propiedad intelectual. El valor de mercado de la mercancía intervenida ascendía a algo más de 1,7 millones de euros y se contabilizaron hasta 91 marcas afectadas, según detalla el inspector de la Policía Local, Manuel Martín García. Unas cifras que "se han superado ya con creces en este 2024", a falta de que se cierren los datos oficiales, debido a que solo en dos operaciones se han intervenido unos 250.000 artículos en polígonos industriales, asegura a este medio el otro agente, que se mantiene en el anonimato por motivos de seguridad.
Una de estas actuaciones tuvo lugar a principios de año, en la que se confiscaron más de 150.000 juguetes de importantes marcas, como Barbie, Mattel o Marvel. Se encontraban en un almacén oculto en una nave del polígono Carretera Amarilla y su precio de venta en el mercado oscilaría entre los 20 y los 40 euros cada uno. En la segunda operación, se intervinieron dos naves del Polígono Aeropuerto con más de 100.000 bolsos y complementos, la mayoría de Bimba y Lola, pero también de Chanel, Gucci, Tous y Loewe, entre otras firmas, valorados en el mercado en unos 14 millones de euros.
Si bien, "el beneficio que se hubiese obtenido con su venta ascendería a unos 480.000 euros, ya que el precio de un bolso auténtico podría ser de 2.000 euros, pero el investigado los vendía por unos 45", señalan los policías, que sostienen que la importancia de este último operativo radica en que se confiscó "una nave nodriza", desde la que se distribuía a otras para su posterior venta, encontrándose entre los detenidos el responsable de la distribución.
Cómo funcionan las redes criminales
El origen de estas mafias siempre es "una red organizada" que mueve a las personas, la mercancía y los espacios donde esta se oculta. Y que, además, tiene "contactos con China", que es centro de fabricación y distribución, y con los países del Este, desde donde llega la paquetería, así como con Turquía, desde donde se distribuyen los productos falsificados al resto de Europa, ya que al entrar en suelo europeo, hay libre circulación de mercancías. Aunque también se ha detectado fabricación en la misma Turquía e incluso en Portugal, en este último caso, de textil.
Las falsificaciones entran en España por los puertos, esencialmente los de Valencia, Málaga y Barcelona, y llegan a polígonos industriales de referencia, que están ubicados también en estas ciudades, además de en Madrid. Estos tienen enlaces con Sevilla, siendo la capital hispalense "uno de los principales centros de distribución de la zona sur, desde Despeñaperros". Ya en la capital, la mercancía llega principalmente a los polígonos Carretera Amarilla y Polígono Aeropuerto a través de contenedores y de paquetería. Para evitar los controles, los productos viajan desmontados y al llegar se ocultan en naves. "Al principio los artículos estaban expuestos, pasaron a situarse debajo de las estanterías, de ahí a estar en entre plantas, y ahora se esconden en otro tipo de sitios, como en naves paralelas" que no están a la vista.
Este tipo de actividad delictiva también se da, cada vez más, en domicilios particulares, donde los artículos son recibidos a través de empresas de mensajería, lo que, como explican los policías, añade una cierta "complejidad a la investigación policial al requerir una orden judicial para el registro", además de otras pesquisas.
Para llegar a estas redes, la investigación comienza localizando los puntos de venta, con investigaciones muy meticulosas para que no se les detecte. Ello puede ser a través de la inspección de comercios localizados en polígonos industriales o a partir de la información recabada por la Unidad de Medio Ambiente (UMA) de la Policía Local, que es la que se encarga del control de la venta ambulante y facilita datos al Grupo Fiscal, por ejemplo, de los vehículos que transportan los artículos. También se atienden las denuncias de las propias marcas, que tienen expertos investigadores en controlar dónde se están vendiendo sus productos falsificados.
Las grandes cantidades se localizan en comercios físicos, "chinos y árabes"; y la mayoría se vende en los propios polígonos industriales, pero también en la vía pública, en mercadillos, en menor medida en los top manta, e incluso, se han detectado algunos casos en tiendas multimarca. El auge del comercio on line ha expandido a internet la venta de las falsificaciones a través de "páginas enmascaradas como concesionarias de la marca y cuyos productos llegan directamente al consumidor a través de empresas legales de paquetería".
A partir de las primeras pesquisas, la policía inicia un seguimiento de los movimientos de la red, que pueden derivar en la central de una conocida empresa de mensajería, en un domicilio o en una nave. Pueden ser meses de trabajo hasta que se identifica dónde está el contenido y se señala un día y hora para realizar la entrada. Si en el transcurso de las operaciones la investigación sale de su término, se deriva a la Policía Nacional, la Guardia Civil o el servicio de vigilancia aduanera, con los que están en contacto permanente, señala el inspector.
Productos más falsificados
De cara a la Navidad, el Grupo Fiscal tiene puesto su punto de mira en las falsificaciones de juguetes y productos electrónicos. Los que más se incautaron el año pasado fueron juegos de cartas, muñecos de Marvel, Funkos o muñecas, así como "fundas y soportes de telefonía móvil". Estos encabezan la lista de las imitaciones, que también incluye bolsos, joyas, prendas de vestir y cosméticos. Y es que los agentes inciden en que "venta ilegal hay durante todo el año" y, al margen de estas fiestas, lo que se intercepta con mayor frecuencia es "marroquinería y textil", desde sudaderas a equipaciones de todos los equipos de fútbol.
También se han requisado muchos "componentes de telefonía", como baterías y pantallas de Apple, Samsung y Xiaomi. Es un mercado que ha ido evolucionando: "Antes había mucho chándal y hoy en día se afina más en productos de alta gama". Y, en fechas clave, como cuando se celebran grandes eventos deportivos o conciertos, "vienen verdaderos especialistas internacionales a vender aquí merchandasing".
Asimismo, según el inspector Manuel Martín, este tipo de delitos "fluctúa en el tiempo en función de las actuaciones que llevan a cabo los cuerpos de seguridad". Es decir, "si un año se incautan muchos bolsos, al siguiente hay menos artículos de este tipo y florecen otros". Las organizaciones "van cambiando la fabricación en función de las intervenciones cuando son localizados", ya que desconocen hasta dónde llega la información que tienen en su poder los agentes.
Copias y originales, casi indistinguibles
Los avances tecnológicos han favorecido la profesionalización de las redes en la producción de estas copias ilegales, que son cada vez más sofisticadas. Según señala el mando del Grupo Fiscal, "antes era más palpable una falsificación, pero hoy en día la calidad de los materiales es mayor y se consiguen mejores acabados".
Ello es debido también a que muchas veces tanto el producto original como el falsificado se fabrican en el mismo sitio, "se copian los patrones y utilizan materiales de alta calidad, pero el objeto falso entra por otro conducto de distribución paralelo", evitando los impuestos y los estándares de seguridad. Según un estudio de la Oficina de Propiedad Intelectual de la Unión Europea (Euipo), "los productos que vulneran la propiedad intelectual llegan principalmente de China", donde, explican los agentes, "no existe el concepto de la propiedad intelectual".
Ante esta situación, para distinguir el producto original de la imitación las empresas identifican sus artículos con elementos de seguridad, como algún tipo de "código o lacre" aparentemente imperceptible, pero que el ojo experto del Grupo Fiscal está especializado en detectar. Esta unidad está "altamente cualificada y especializada, en continua formación" y en conexión con las marcas, destacan fuentes municipales. La unidad, que se creó hace unos 20 años, cuenta entre sus integrantes con criminólogos, psicólogos, sociólogos o expertos en redes sociales, entre otros perfiles. De hecho recibe peticiones de toda España, tanto de firmas como de otros cuerpos para detectar de qué forma se está produciendo un delito contra la propiedad industrial y actúa como peritos en muchos casos.
Perjuicio social, económico y de salud
Desde la Policía Local inciden en que se trata de un delito socialmente aceptado. España es el segundo país de la Unión Europea donde más falsificaciones se venden y es un mercado que va aumentando exponencialmente, sobre todo entre los más jóvenes, que consideran este tipo de compra como algo normal y cotidiano, pero que también alcanza a mujeres adultas que pueden llegar a pagar hasta 450 euros por un bolso de lujo falso. Un hábito de consumo que produce un gran perjuicio económico a las empresas titulares de los diseños, a fabricantes, creadores y comercios.
Además, entrañan riesgos para la salud y la seguridad de los consumidores, como puede ser atragantamientos con juguetes que no cumplen la normativa europea de seguridad; quemaduras por baterías que explotan; o intoxicaciones por el consumo de cosméticos dañinos, como se ha dado el caso. Así lo señalan también desde la Oficina Española de Patentes y Marcas, que advierte además que las falsificaciones suponen una competencia desleal para los comercios locales que actúan conforme a la legalidad vigente y conlleva la comisión de otros delitos graves, como blanqueo de dinero o explotación laboral, entre otros.
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Más sofisticadas y de alta gama: la lucha de la Policía Local de Sevilla contra las falsificaciones
Se acerca la Navidad, es tiempo de compras y con estas proliferan también las falsificaciones de todo tipo de artículos, desde juguetes a productos tecnológicos....
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