marianna23
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Mario Casas antes era normal y ahora, en cuanto se descuida, se descubre masticando hielos, triturándolos. También, aunque ya no tanto, corriendo raro, murmurando como un animalillo y atascado en muletillas como «bueno pues» o «yo ya si eso». La culpa la tiene, quién si no, Rodrigo Cortés, que se lo ha llevado a una dimensión desconocida, a territorio inexplorado, para rodar 'Escape', inclasificable artefacto cinematográfico producido (y bendecido) por Martin Scorsese. Una película que, resumiendo mucho, aborda las múltiples capas de la culpa, el absurdo y la locura a través de N., un tipo roto y deshecho que lo único que quiere es ingresar en prisión. «¿Qué tiene que hacer un hombre honrado para entrar en la cárcel?», brama en pantalla uno de los personajes más complejos y exigentes a los que se ha enfrentado Casas. La culpa, de nuevo, la tiene Cortés, director de método –el suyo, para ser exactos– que ha hecho todo lo posible por triturar convenciones y celebrar la libertad en su versión más pura y concentrada. «Cada director tiene su personalidad, su manera de funcionar, pero yo he tenido la sensación con 'Escape' de que estaba haciendo cine», resume Casas días antes del estreno de la película, el próximo 31 de octubre, mientras repasa junto a Cortés las claves del rodaje. —Bonito colofón al año Kafka que les ha quedado. —(Cortés): La película es tan kafkiana que es casi antikafkiana. Si piensas en 'El Proceso' o en 'El castillo', tienes a un ser pusilánime, normal, aplastado por las circunstancias. Pero en esta película, N. son las circunstancias. Él es la apisonadora que va derribando bolos. Puede que esté dañado, y lo está. Puede que tenga circunstancias en su pasado que expliquen parcialmente su estropeo. Pero no es una víctima. N. no es en absoluto una víctima ni es inocente.—Mario, ¿qué fue lo primero que le dijo Rodrigo? ¿Cómo le vendió el personaje?—(Casas) Los productores me dijeron que me querían ofrecer una película, pero que quería hablar conmigo antes de leer el guión. Y realmente leía el guión y pensaba: 'puedo hacer esto, lo voy a llevar por aquí'. Pero después ha sido todo un imprevisto. Me fue explotando el personaje en la cara. Creo que ha sido el ejercicio de interpretación más grande que he tenido hasta la fecha como actor. En los ensayos, cuando empezamos a probar cosas, vi por donde quería ir Rodrigo y decía: '¿esto qué es?; ¿pero cómo lo voy a hacer?' El primer día de rodaje fue como un casting, una prueba de Rodrigo hacia mí. Empezó a a pedirme cosas dispares que nada tenían que ver una cosa con la otra. Y creo que ahí empezamos a encontrar el personaje. Y así hasta el último día de rodaje.—El origen de 'Escape' es una novela de Enrique Rubio de la que queda el título y poco más. ¿Hacia dónde querían llevar la historia? —(Cortés): La clave sea probablemente el tono. Y un tono siempre es muy difícil de definir, sobre todo cuando estás en un filo tan estrecho. El tono es una especie de frecuencia vibratoria. y tú partes de eso, de esa sintonía de radio que tienes muy clara y que tienes que transmitir. Y nunca vas a poder transmitirla con una frase o con instrucciones, sino a través de determinados juegos. Mi intención no es lanzar un mensaje. Cuando quiero lanzar un mensaje, generalmente uso WhatsApp. Con la película no trato de mejorar el mundo, sino de mejorar la película. Y trato precisamente de que sea una gran pregunta con muchas respuestas posibles. Ni siquiera digo que haya una respuesta oculta, sino que muchas respuestas son posibles y son verdad a la vez.Director de método l «»«»«»«Asegura Rodrigo Cortés que »las claves lo matan todo«; así que todo el rodaje de 'Escape' fue un continuo explotarle el personaje a Mario Casas y una locura a la que se sumaron también Anna Castillo, que interpreta a la hermana de N., y secundarios de lujo como José Sacristán, Blanca Portillo, Willy Toledo y Juanjo Puigcorbé, entre otros MICHAEL OAT-CARLOS RUIZ—«¿Y si luego es peor?», que le responde N. al cura (Joan Maria Pou) cuando este le pregunta que si no se anima a matarse.—(Cortés): Es muy difícil acceder al cerebro de N. Tiene una escafandra alrededor y para él el mundo es un lugar lleno de sonidos lejanos y opacos. Y a la vez tiene una enorme determinación. Tiene una resolución prácticamente salvaje que le hace comprender que la distancia más corta entre dos puntos es la recta y nadie lo va a sacar de ese carril. Así que yo mismo no sé cuál es la clave. Al principio Mario y yo hablábamos mucho. Obviamente, él me hacía preguntas y generalmente no le contestaba cosas desde ningún lugar racional, porque las claves lo matan todo. Sí abrazas una de las explicaciones, te pierdes toda la multidimensionalidad del personaje. Y cada vez que N. o el espectador se sienten racionalmente refugiados detrás de una explicación aparece otro personaje y desmonta esa explicación. El resto lo completa el propio Mario que ofrece muchas caras de un poliedro muy complejo. A veces da la impresión de tener una condición mental que parece tomar determinados rasgos del Asperger; en otras ocasiones, sin embargo, vemos su pasado y nos da la impresión de que es perfectamente normal. —Este cambio permanente lo percibe el espectador pero, ¿cómo se vivía durante el rodaje?—(Casas): Pues yo era abandonarme a la idea que tenía Rodrigo, al tono. Y era abandonarme constantemente a ese personaje, a jugar. Entonces era jugar y tirarme realmente a la piscina. Y disfrutar de lo que es ser actor y de que te den todas las herramientas como actor para que hagas lo que quieras. Teniendo un personaje sólido, estando muy metido. Y saliéndote lo menos posible de esa energía. No era sincero si yo cortaba y ya está, volvía a ser Mario. —Entonces, un rodaje así, que deja más poso, más callo, ¿se disfruta o se sufre más?—(Cortés): No, se disfruta más. Bueno, un rodaje no es el mejor sitio del mundo para disfrutar, ya que es una es lucha constante contra las circunstancias, contra el tiempo, contra el clima, contra las dificultades logísticas… Pero lo pasamos verdaderamente bien. Porque no se trataba de dar instrucciones determinadas como si enfrente hubiera autómata, sino de generar las condiciones para que sucedieran cosas reales. Por ejemplo, casi todas las veces que Mario llama a un personaje Señor Juez implacable, Señor Abogado Barato, Señoría de Voz Bonita… Casi siempre eran instrucciones en el último instante. En una de las tomas me acercaba y le decía: 'Llámalo Señor Periodista Medroso'. Y él se reía. Y lo incorporaba. Eso permitía que fuera constantemente reactivo a estímulos y que no se anticipara a ellos. Y lo pasamos muy bien.—(Casas): Yo tengo el recuerdo de la cara de los que venían a hacer una sesión o a trabajar ese día y de repente se encontraban con una explosión de locura. Hablo de los grandes que han hecho la película y de cómo recogían el juego. Pero en la primera toma de contacto les petaba la cabeza. La comedia está en mantener e ir a la contra, y a mí me ha parecido un regalo. El poder trabajar desde ese lugar, desde esa comedia que es la vez muy seria.—Al final, esto implica un grado de confianza extremo, ¿no?; yo te voy a llevar hasta aquí y has de confiar, porque por el camino van a pasar mil cosas extrañas.—(Cortés): Eso es muy exacto. Yo confiaba plenamente en Mario. Si lo llamé a él no fue para probar a ver si salía bien, sino porque estaba convencido de que estaba en el perfecto momento de su carrera para tirarse de un décimo piso. Pero a la vez es cierto que para llegar a esos sitios necesitas que él confíe en ti. Eso puede suceder o no. Y hay sitios a los que no va a llegar si no confía. Para dar un salto mortal tiene que pensar que tienes la antena calibrada y que además vas a protegerlo en montaje y que no vas a usar nada que no sea verdadero, porque un actor se expone mucho, y Mario se ha expuesto mucho.—(Casas): El actor está siempre protegiéndose. Es muy difícil que tú llegues a un set y entiendas que lo que estás haciendo va a tener un sentido. Es muy complicado. El confiar ciegamente en el director no pasa. Y yo vi la oportunidad de hacerlo en 'Escape'. Y me dije: 'vale, voy a disfrutar, voy a volar'. Yo miraba todo el rato a Rodrigo y, sobre todo al principio, él decía: 'confía'. Y así era. Pero esto no pasa. El actor tiende un noventa por ciento de las veces a protegerse, a quedarse en un lugar donde no pase vergüenza. Te quedas ahí en un sitio en el que estás a salvo. Y después está 'Escape'. donde no estás a salvo de nada. Me parece como maravilloso. Son las películas diferentes, únicas, que recuerdas y te acompañan.Cortés y Casas han hecho tándem por primera vez en 'Escape' INÉS BAUCELLS—Luego están los secundarios, que también se han prestado al juego y a la locura. José Sacristán, Anna Castillo, Albert Pla, Blanca Portillo…—(Casas): Rodrigo tiene una cosa también que es de 'timming', te deja fluir hasta que encuentra el tono. El ejemplo fue Sacristán. Él estuvo dos, tres días. Y claro, al principio veía una locura. Un despropósito. Como que no sabía muy bien qué pasaba. «¿Por qué repito si lo sigo haciendo bien?», decía. Hasta que entró y se dio cuenta de lo que Rodrigo estaba buscando. Y es de lo mejor de la película; la coge y la hace volar. —Por cierto, ¿qué ha dicho Scorsese de la película?—(Cortés): Le entusiasmó desde el primer momento. Cuando leyó el guión me escribió que no había leído nada parecido, que la película se movía en un tono que para él era inédito. Asumía que la película era en sí misma una improbabilidad estadística y quería saber cómo podía ayudar a que existiera. Fue la primera persona que vio el montaje, tuvimos una larga charla en la que no hacía comentarios sino preguntas, siempre disculpándose antes de hacerlas y volviendo a disculparse después.Noticia Relacionada Director de Cine estandar No Rodrigo Cortés: «Una película se parece mucho a un caos ordenado» Pablo Baamonde El director de cine recibe la Calpurnia de Honra del Ourense Film Festival el mismo mes en el que se estrenará su filme 'Escape'. ABC charla con él sobre pasiones y profesiones—¿Qué tipo de preguntas hacía?—(Cortés): La vio subtitulada pero con una marca de agua y entonces decía que le distraía el cartel y no estaba seguro si había cosas que se habían dicho con claridad. Él asumía que si había alguna cosa que tal vez no había entendido probablemente fuera por algo que él no había percibido. Al contrario que todo el mundo, que asume que su percepción es la clave de todo. He tenido la oportunidad de hablar, por razones naturales, con ejecutivos y productores de Hollywood y te aseguro que es la persona más educada, respetuosa, cauta y prudente con la que me he encontrado. Alucinaba con las interpretaciones de la película, le afectaron profundamente. Fue tan precioso oírle decir «I love the Antonio Molina scene», Uno no está preparado para saber que va a vivir en un mundo que hace posible que Scorsese diga eso. ¿Su conclusión final? 'No toques un solo fotograma'. Ahí ya nos dimos por premiados.—Quién se lo iba a decir... —(Cortés): Entre otras cosas, porque Scorsese es la razón por la que hago cine; es mi referente en el cine desde los trece años y es el dios pagano al que le encendía las velitas antes de empezar un rodaje, así que nada de lo que estamos viviendo tiene en realidad ningún sentido.
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