nathanial59
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Este fin de semana coincidió que las canteras femeninas del Real Madrid y del Atlético se enfrentaban en sus compromisos ligueros, tanto en categoría juvenil como en primera federación. Desde su aparición, el equipo blanco ha ido incorporando a las jugadoras con más proyección de su comunidad autónoma. En un primer momento lo hacían porque muchas de ellas eran madridistas y, sobre todo, por la estructura de la que dispone el club en la ciudad deportiva Florentino Pérez.Tras conseguir incorporar a muchas de las jugadoras con más proyección de Madrid, el atractivo de jugar en la cantera blanca se fue diluyendo. Incluso dos de las que estaban llamadas a tirar la puerta abajo, Ari Arias y Dana Benítez, salieron respectivamente al FC Barcelona y al Atlético. Y eso hizo saltar las alarmas en el despacho de Begoña Sanz . ¿Cómo alguien va a querer irse del paraíso terrenal que es Valdebebas? Así que, para frenar la desbandada, se tomó la decisión de hacer contratos profesionales a todas las jugadoras mayores de 16 años que formaran parte de la cantera, también a las nuevas incorporaciones y empezar a traer para el filial a jugadoras de fuera de Madrid, todas ellas con una cláusula de rescisión de 25 millones de euros. Este panorama, que arrastra sueldos y gastos importantes y a fin de cuentas produce poco reintegro , tiene consecuencias económicas para el club blanco, pues a fecha de hoy, le suponen unas pérdidas que rondan los 2 millones de euros.Noticias relacionadas opinion Si Es fútbol y es femenino La oportuna lesión de Alexia y el fichaje frustrado de Vero Boquete por el Madrid Manuel Merinero opinion Si Es fútbol y es femenino ¿Un ajuste de cuentas encubierto? Manuel Merinero Ni una sola de las familias de las jugadoras mayores de 16 años creyeron nunca que por jugar al fútbol fueran a cobrar sueldos, para muchas, superiores a los que cobran sus padres. Muchas de esas jugadoras, con calidad, pero también escasas opciones reales de llegar al primer equipo, se han ido acomodando. Prosiguen con sus estudios, cobran por estar en el engranaje del Real Madrid, y en el fondo, como reconocen muchas familias «da igual lo que jueguen o evolucionen deportivamente, pues su vida sigue igual». Otras jugadoras han salido cedidas, para intentar al menos hacerse un hueco, como Sofía Fuente, Paula Partido y Olaya, todas campeonas del mundo sub-17 . Pero lo cierto es que ninguna cesión está cumpliendo sus objetivos. Juegan poco, son irregulares y su evolución se ha estancado, incluso en el caso de las dos primeras llegando a desaparecer de las convocatorias de la selección. Aunque las atléticas se lamían las heridas viendo impasibles la salida inicial de sus mejores jugadoras jóvenes hacia el Real Madrid, lo cierto es que han seguido trabajando recomponiendo su cantera y, sobre todo, sus equipos. Y a la vista está: este pasado fin de semana se enfrentaban cuadros con garra que de verdad entienden el fútbol como algo colectivo, las atléticas, contra estrellas blancas, todas muy bien pagadas, sin alma y sin un plan deportivo ni de viabilidad. Ya lo dijo la directora deportiva a una jugadora y a su familia en una reunión: «Aquí juegan las que tienen que jugar, no las mejores». ¿Resultado? Victoria de las atléticas en ambos partidos: en categoría juvenil 3-1 (con dos penaltis fallados por las madridistas) y en el duelo de filiales 2-1 (gol de las blancas de penalti). Victoria de las atléticas, dirigidas por Lidia Vizcaíno, que se tomó la revancha tras ser despedida por Ana Rosell del Madrid de mala manera. Lo mismo le suena de algo la historia a Miguel Ángel Sopuerta y Rubén Cordero, los primeros entrenadores de cantera femenina, aunque su caso fue todavía más grave.Y otra lectura casi dramática. La federación madrileña es una de las que más licencias tiene, sus selecciones territoriales año tras año repiten éxitos en los campeonatos de España y sus jugadoras nutren a las categorías inferiores de la selección. Y, sin embargo, en las primeras plantillas, tanto del Atlético como del Real, solo hay una jugadora de la región, Carla Camacho , cuya presencia en las alineaciones blancas es residual. En el otro equipo, el Madrid CFF, tan solo tres jugadoras de la plantilla del primer equipo son madrileñas: Paola Ulloa, Sandra Villafañe y Cristina Librán, a las que habría que sumar Laura Domínguez, aunque con muchas probabilidades de salir en el mercado de invierno. Y si bajamos un escalón más, a la segunda categoría, en la primera plantilla del Getafe sólo siete son nativas de Madrid. ¿Qué pasa? Muy fácil. Que los talentos se pierden por el camino o tienen que salir de la región para triunfar. Léase el caso de Vicky López en el Barça, Ari Arias en el Wolfsburgo o Celia Agudo en EE.UU. Casos distintos en la forma, pero coincidentes en el fondo: las metodologías y estrategias de los clubes son incapaces de formar jugadoras para llegar a los primeros equipos.
Manuel Merinero: Madrid pierde a las madrileñas
«Ganan mucho en la cantera, copan las selecciones en categorías inferiores, pero sus clubes con incapaces de hacerlas llegar a sus primeros equipos»
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