Esta_Renner
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Las canciones punk no suelen tener coros. Puede que sea porque en ellas prima el mensaje sobre lo melódico, pero yo siempre he pensado que hay ciertas canciones que nacen incompletas para que sea el público quien rellene sus vacíos chillando en los conciertos. Hay algunos temas que solo se convierten en temazos cuando se empapan de sudor, cerveza, pogos y comunión. Es lo que pensé el otro día al ver en redes un vídeo de Biznaga, grupo punk madrileño, cantando en los balcones de un piso de la Calle Tribulete 7, en Lavapiés, donde el fondo buitre Elix Rental Housing quiere echar a los vecinos para construir viviendas de lujo.
A ras de suelo, los manifestantes bailaban con las caras en alto, la música cayendo sobre ellos como una lluvia fina. “Destruir lo común, acabar con el tejido vecinal. Gentrificando los barrios. Más turistas… Más tensión, más tensión. Y más desahucios”. Podrían ser frases sacadas de un editorial, pero subrayadas con riffs de guitarra tienen más fuerza. Los vídeos son cortos y la canción apenas se oye, pero emociona porque más que cantando, los chicos de Biznaga están contando lo que pasa en esta ciudad. Y lo están haciendo en la zona cero, con un par de balcones como diminuto escenario y las calles como testigo.
Viéndolo me acordé de otro de los temas del grupo. Ese que dice “Madrid nos pertenece a ti y a mí”. Y me parece muy necesario recordar esto, justo cuando tenemos la sensación de que Madrid cada día es un poco menos nuestra, que nos la están hurtando. Cuando los fondos buitres compran nuestras casas y los apartamentos turísticos sustituyen al comercio de barrio. Cuando el centro se llena de hoteles de lujo, mientras en la periferia a los madrileños cada vez nos cuesta más llegar a fin de mes. El alcalde y la presidenta de la Comunidad promocionan la ciudad como un sitio hortera y homogéneo lleno de luces, lujo, meninas horrorosas. Un Madrid monolítico (basta echar un vistazo a los noticieros del canal autonómico) donde solo parece existir la gente que les votó.
Pero Madrid es más que eso. Es una ciudad grande, viva, contradictoria y poética. Tanto que la mejor forma de explicarla, a veces, es con canciones. Hay urbes que son cine, como Los Ángeles o Roma. Hay otras que se cuentan mejor con libros, como París o Moscú. Y hay una tercera categoría, donde encajan capitales como Londres o Madrid. Ciudades con ritmo, donde tras cada esquina te encuentras una canción.
Quizá uno de los temas que mejor ha representado la ciudad en los últimos años sea Madrid sin ti de Niña Polaca. Según la última estadística de migraciones del INE, en 2023 salieron más residentes de Madrid hacia otras partes de España de los que llegaron aquí desde otros municipios. La población total crece por la llegada de extranjeros, pero la ciudad está expulsando a los madrileños. Esto es especialmente acusado a partir de los 35 años, cuando la gente empieza a pensar en comprarse una casa, en formar una familia, y se da cuenta de que aquí es imposible. Soñamos con la vida cañón y nos damos cuenta de que podemos ni aspirar a una vida normal. Es entonces cuando muchos se rinden y se van.
Niña Polaca nunca cantó su tema estrella en un edificio con amenaza de desahucio. En lugar de eso, el grupo cedió los derechos a la Comunidad de Madrid para hacer un vídeo promocional bochornoso, que reflejaba una ciudad llena de rooftops, centros comerciales y campos de golf. Una ciudad vaciada de madrileños y llena de turistas. Cómo sería la cosa que hasta el cantante Mario Vaquerizo (la nueva Norma Duval del PP madrileño) había tenido que empezar a trabajar de camarero. El anuncio ofrecía en lo musical una especie de mensaje encriptado muy certero. Después de entonar el “Madrid sin ti no es tan Madrid” había un fade-out y poco a poco se empezaba a escuchar otra canción más popera, más festiva. Era “Me da igual, me encanta”, de las Nancys Rubias.
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A ras de suelo, los manifestantes bailaban con las caras en alto, la música cayendo sobre ellos como una lluvia fina. “Destruir lo común, acabar con el tejido vecinal. Gentrificando los barrios. Más turistas… Más tensión, más tensión. Y más desahucios”. Podrían ser frases sacadas de un editorial, pero subrayadas con riffs de guitarra tienen más fuerza. Los vídeos son cortos y la canción apenas se oye, pero emociona porque más que cantando, los chicos de Biznaga están contando lo que pasa en esta ciudad. Y lo están haciendo en la zona cero, con un par de balcones como diminuto escenario y las calles como testigo.
Ahora mismo actuación de @Biznaga
apoyando a las vecinas de Tribulete 7 #Tribulete7NoSeVende #ElixDesahucia
@AlvaroMin pic.twitter.com/aoX9Y853bx
— El Salto Madrid (@ElSaltoMadrid) December 14, 2024
Viéndolo me acordé de otro de los temas del grupo. Ese que dice “Madrid nos pertenece a ti y a mí”. Y me parece muy necesario recordar esto, justo cuando tenemos la sensación de que Madrid cada día es un poco menos nuestra, que nos la están hurtando. Cuando los fondos buitres compran nuestras casas y los apartamentos turísticos sustituyen al comercio de barrio. Cuando el centro se llena de hoteles de lujo, mientras en la periferia a los madrileños cada vez nos cuesta más llegar a fin de mes. El alcalde y la presidenta de la Comunidad promocionan la ciudad como un sitio hortera y homogéneo lleno de luces, lujo, meninas horrorosas. Un Madrid monolítico (basta echar un vistazo a los noticieros del canal autonómico) donde solo parece existir la gente que les votó.
Pero Madrid es más que eso. Es una ciudad grande, viva, contradictoria y poética. Tanto que la mejor forma de explicarla, a veces, es con canciones. Hay urbes que son cine, como Los Ángeles o Roma. Hay otras que se cuentan mejor con libros, como París o Moscú. Y hay una tercera categoría, donde encajan capitales como Londres o Madrid. Ciudades con ritmo, donde tras cada esquina te encuentras una canción.
Quizá uno de los temas que mejor ha representado la ciudad en los últimos años sea Madrid sin ti de Niña Polaca. Según la última estadística de migraciones del INE, en 2023 salieron más residentes de Madrid hacia otras partes de España de los que llegaron aquí desde otros municipios. La población total crece por la llegada de extranjeros, pero la ciudad está expulsando a los madrileños. Esto es especialmente acusado a partir de los 35 años, cuando la gente empieza a pensar en comprarse una casa, en formar una familia, y se da cuenta de que aquí es imposible. Soñamos con la vida cañón y nos damos cuenta de que podemos ni aspirar a una vida normal. Es entonces cuando muchos se rinden y se van.
Niña Polaca nunca cantó su tema estrella en un edificio con amenaza de desahucio. En lugar de eso, el grupo cedió los derechos a la Comunidad de Madrid para hacer un vídeo promocional bochornoso, que reflejaba una ciudad llena de rooftops, centros comerciales y campos de golf. Una ciudad vaciada de madrileños y llena de turistas. Cómo sería la cosa que hasta el cantante Mario Vaquerizo (la nueva Norma Duval del PP madrileño) había tenido que empezar a trabajar de camarero. El anuncio ofrecía en lo musical una especie de mensaje encriptado muy certero. Después de entonar el “Madrid sin ti no es tan Madrid” había un fade-out y poco a poco se empezaba a escuchar otra canción más popera, más festiva. Era “Me da igual, me encanta”, de las Nancys Rubias.
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