En zapatillas de casa azules oscuras, con los pies amoratados y con dificultad para expresarse, a Luis Mariano lo trajeron este martes desde su residencia de ancianos a la Audiencia Provincial de Toledo, a 110 kilómetros de distancia . A sus 91 años, iban a juzgarlo junto a su hijo en la Sección Segunda como presunto autor de un delito de estafa procesal, en un asunto entre vecinos por una nave en el pequeño pueblo de Santa Ana de Pusa. «Me voy a dormir» , repitió varias veces este anciano con nombre de tenor antes de entrar en la sala de vistas con pasitos cortos. Al verlo la presidenta del tribunal, María Jiménez, le dijo elevando la voz que saliera y que permaneciera con su hija en el vestíbulo, donde esperó a su vástago, de 66 años, ajeno a lo que sucedía dentro. Hasta ayer lunes, la familia no había informado a la abogada de Luis Mariano del alzhéimer que sufre y de su deterioro cognitivo. Por eso la letrada no pudo aportar hasta un rato antes del juicio los informes que acreditan su enfermedad, y que impedían seguir adelante con la vista oral contra el anciano, como acertadamente señaló el fiscal en su intervención.Con los papeles en la mano, el representante del Ministerio Público decidió retirar la acusación contra Luis Mariano y mantenerla contra su hijo , Francisco, quien acordó una pena con las partes y reconoció los hechos. «Ellos tenían un contrato de compraventa privado y estaban ocupando una nave pensando que era suya», explicaba a ABC su abogada, Carmen Sánchez Durán, al terminar la vista.Según la letrada de Jesús, el verdadero propietario, «se lo había dejado hace mucho tiempo para que lo utilizaran como almacén» . «Como se iba a jubilar, les había dicho en varias ocasiones que se lo devolvieran, pero no quisieron. El padre se lo había pasado al hijo, que se oponía a dárselo a mi cliente», siguió relatando la abogada.Jesús presentó en 2020 una demanda de desahucio por precario, cuya finalidad es recuperar la posesión de un inmueble, y Francisco respondió presentando un contrato. En ese documento se recogía que había sido vendido por un millón ochocientas mil pesetas el 12 de noviembre de 1991 . Sin embargo, Jesús dijo que no era su firma la que aparecía junto a la de Francisco y una prueba caligráfica lo corroboró.Pero Francisco decidió no irse de la nave donde guardaba herramientas, por lo que Jesús presentó una querella. Un posterior informe pericial de un subinspector de la Policía Nacional concluyó también que la rúbrica no era del propietario , que no lograba recuperar el inmueble en un pueblo de unos 350 habitantes.Noticia Relacionada estandar No Cinco okupas en el banquillo por una tentativa de homicidio en 'Las chapas', ¿quién dice toda la verdad? Manuel Moreno Después de dos suspensiones, se celebra por fin la vista oral sobre unos hechos que ocurrieron en una zona residencial muy conflictiva de TorrijosEsta historia concluyó esta mañana en la Audiencia toledana. En la sala de vistas de la Sección Segunda, Francisco aceptó cuatro meses de prisión -las acusaciones pedían once- , así como una multa de tres meses, a razón de tres euros diarios, y el pago de 5.348 euros como responsabilidad civil. Luis Mariano, su padre, volvió luego a la residencia de ancianos durmiéndose, sin saber lo que había ocurrido.
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