Los siete pecados capitales de Leonardo Cano : «Todo escritor necesita un poco de todos los pecados»

[kessler.brooks]

El talentoso escritor murciano Leonardo Cano , gran conversador, publica con Galaxia Gutemberg la novela 'Este es el núcleo' , un sorprendente thriller futurista (un poco, la novela transcurre en 2052: todavía podremos comprobar cuánto acierta y echárselo en cara) sobre la injerencia de la IA en nuestras vidas y los efectos de la polarización social . Aprovechamos el lanzamiento para hablar con él, incorrectamente, sobre pecados capitales, presentes y futuros. Pero, sobre todo, presentes y propios. —Le perdono un pecado.—¿Escribir una novela incorrecta se consideraría ya pecado?—Creo que todavía no, pero no estamos lejos.—Se van incorporando constantemente, yo creo, nuevos pecados y la intolerancia está ahí siempre. Todo se andará. Noticia Relacionada CRÍTICA DE: estandar Si 'Este es el núcleo', de Leonardo Cano: un avatar muy humano José María Pozuelo Yvancos El autor murciano asume el riesgo de plantear una utopía fechada en 2052, creando un artefacto narrativo excelente, equiparable al que se dio en con la película 'Ex machina' de Alex Garland—Le perdono, entonces, la incorrección política. ¿En cuál de los siete pecados capitales lo podríamos enmarcar? ¿O sería uno nuevo?—Creo que en ninguno, sería nuevo. Pero tengo más. Estoy convencido de que todo escritor necesita un poco de todos los pecados. Necesitan la pereza , para no hacer nada más que quedarte encerrado entre libros y soñando con otros mundos. La soberbia , seguro, para presumir que los demás necesitan imperiosamente escuchar tus historias. Envidia, para trabajar sin descanso para conseguir aquello que anhelas más que nada en el mundo y que tus escritores favoritos ya han conseguido. Hay una frase de Cortázar que me encanta que es que ser un genio consiste en creerse genial y acertar. Porque se puede estar ahí fallando, pensando que estás descubriendo la literatura, y ser solo un loco. También se necesita suerte , claro. —O sea, que los pecados serían el motor de la creación para usted. —Creo que sí. De hecho, es posible que esos pecados sean tan necesarios como para estar codificados ya en nuestros genes. Mi novela va sobre IA y con la IA lo que estamos viendo es que no somos tan únicos como nos creíamos. Somos fácilmente descifrables . Si te gusta una novela es fácil adivinar cuál otra te gustará, o qué película. En la novela, uno de los personajes dice que cada persona no es un mundo, como nos creíamos, sino que todo el mundo actúa como una sola persona. —¿Pasará lo mismo con los pecados? ¿Serán todos uno?—Bueno, la soberbia , para mí, sería el más capital de los pecados. Es el que puede abrir la puerta de todos los demás. Como aquello del anillo que sirve para gobernar al resto de los anillos, pues este sería el pecado capital que gobierna al resto de los pecados . Pero hay que resistirse.—¿No es usted pecador?—Yo peco siempre y cada vez más, pero intento perdonarme. Aceptarse es el mejor antídoto. Intentar no juzgar demasiado. La detección de los pecados capitales, en uno o en los demás, se basa en el entrometimiento , en un juicio moral. Hay que intentar no ser así. —Pero todos tenemos un pecado capital. ¿Cuál sería el suyo?—Me resulta muy difícil alejarme de la ira ante la mala educación. En el transporte público, por ejemplo. —¿Es la ira el gran pecado de nuestra era? —Vivimos en una sociedad muy polarizada. Se polariza todo: la judicatura, los programas de televisión de prime time, la prensa… Eso crispa y enfrenta , claro. Por eso me apetecía escribir una novela políticamente incorrecta en la que hablar de esa polarización y cómo podría llevarnos a un futuro, dentro de unos 25 años, en los que hombres y mujeres estuviésemos completamente apartados unos de otros.

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