xmccullough
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En el mundo de la empresa —a diferencia de lo que ocurre en política— de nada sirve culpar a otros si algo falla. Puede surgir un imprevisto, pero la agilidad en la respuesta y el aprendizaje de los errores son simplemente vitales. Por eso todas las compañías andaluzas con intereses estratégicos en Estados Unidos llevan ya años adaptándose al escenario que se abrió con el primer mandato de Donald Trump. Si la exportación encuentra trabas, es necesario 'reconvertirse' en americanos de pura cepa para seguir creciendo en este mercado.Eso fue lo que ocurrió con la aceituna de mesa: la imposición de aranceles llevó a que la cooperativa Dcoop, y posteriormente Aceitunas Guadalquivir (hoy Agolives), invirtieran en la firma Bell Carter, eludiendo parcialmente las barreras proteccionistas. En el caso del aceite, la firma Acesur levantó una planta embotelladora en Virginia y ha cultivado un olivar de casi 400 hectáreas en California. Cosentino cuenta con una sede corporativa en Miami desde la cual gestiona todo su negocio en América del Norte y del Sur. La constructora Azvi —cuyo principal mercado es México— adquirió recientemente dos empresas en Texas como base para su expansión en territorio estadounidense. Y las firmas tecnológicas o energéticas que rastrean potenciales negocios al otro lado del Atlántico buscan socios locales o abren filiales con un 'cif' americano para asentarse en el terreno.Cuando Trump inició su primera presidencia en enero de 2017, las exportaciones andaluzas a América del Norte ascendían a 1.600 millones de euros anuales, y al final de su mandato rondaban los 2.400 millones (según datos de Extenda). El cambio en la Casa Blanca no fue tan radical, ya que Joe Biden ha mantenido una política encaminada a recuperar capacidades industriales en Estados Unidos. Más allá de cuestiones arancelarias, la verdadera clave será la evolución de la economía: si crece, habrá nuevas oportunidades. El resultado de las elecciones del pasado martes no cambia en nada los 'fundamentos' de la fragilidad de la Unión Europea, un territorio anclado en 'el mundo de ayer' que delegó su defensa en Estados Unidos, su energía en Rusia y su comercio en China, y cuyos dirigentes llevan años predicando la necesidad de limitar su dependencia de terceros países sin lograr avances significativos.Como decía Charles de Gaulle, «los países no tienen amigos, solo intereses». Con pragmatismo, mientras no surjan problemas políticos y diplomáticos absurdos por cuestiones estrictamente ideológicas, la experiencia demuestra que las empresas ya sabrán adaptarse al nuevo entorno para seguir creciendo en un mercado tan grande y prometedor.
Luis Montoto: Los que ya vieron venir a Trump
Las empresas andaluzas con intereses en EE.UU. llevan años adaptándose al 'nuevo' escenario
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