Los ojos son el mejor Iphone

[Cynthia_Sanford]

Creo que todos alguna vez hemos estado inmersos en un tumulto, espectáculo o reunión y nos hemos quedado helados con la legión de flashes apuntando a una misma dirección. Es una especie de epifanía o de fallo en la matrix, un instante en el que pensamos en lo absurdo que es ver a tantas personas intentando capturar con sus teléfonos un momento que no están disfrutando con todos los sentidos por intentar inmortalizarlo. Es como un ansia extraña por dejar constancia de que estamos viviendo, como si esa nube que almacena todo nuestro archivo fuera un tamagochi al que hay que alimentar.Aquí el menda ha sido el primero que ha grabado verdaderas películas con el smartphone que luego jamás ha revisionado. Las galerías de los móviles son agujeros negros, memorias sin corazón que albergan episodios que nos perdimos cuando estaban pasando por el afán de resucitarlos cada vez que nos diera la gana. Practicamos unas ínfulas de posteridad que solo sirven para desbaratar el presente, pixelar el pasado, condicionar el futuro. Y no, ustedes saben que no hablo de una filmación puntual, me refiero a esa imperiosa necesidad de disparar con el objetivo a todo lo que se mueve. Una delirante costumbre que además trae consigo una violación inconsciente de la espontaneidad. La camarita, aunque no lo crean, espanta a los duendes de la gracia, cohíbe a la diosa de la inspiración, no deja que la gente enloquezca en plenitud. La cámara es la enemiga número uno de lo irrepetible, que siempre es producto de la hermosa alteración de los recuerdos. Hay quien asesina a la intimidad a causa de esa tarita de que nada caiga en el olvido y hay quien lo hace porque tiene complejo de influencer o, peor aún, porque son creadores de contenido sin seguidores. Los Spielberg y las casiPombo . Dan bastante más grima las segundas. Las que apoyan el móvil y cogen varias tomas abrazando a sus abuelas, las que persiguen a sus primos chicos para sacarlos en Tik Tok , los que frontean de mesa y de outfit. Vuestra familia no es un trend, amigos míos. Las fotos son las muletas que ayudan a echar a andar a la reminiscencia, los vídeos son los verdugos de la fabulación, esa que convierte en un divertido crucigrama el ayer. Me gusta cuando en las reuniones de Navidad se agarra un álbum de los que copan las estanterías de los abuelos y brotan anécdotas de las imágenes. Me flipa cómo cada uno tiene percepciones distintas de los mismos sucesos. Me encanta que se exageren las historias, que se magnifiquen las tramas, que se discutan los detalles, que se reconstruyan a carcajada limpia unos hechos que nadie podrá desmentir. Ocurre igual con las andanzas de mi pandilla, con las anatomías de las borracheras. N o hay receptor que recoja mejor el sonido que un oído, no hay Iphone con mayor resolución que nuestros ojos .

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