Los números rojos en la Iglesia

[alyce.runolfsson]

El Prefecto de la secretaría de Economía de la Santa Sede, el laico español Maximino Caballero Ledo, ha anunciado que, a partir de noviembre, el sueldo de los cardenales que trabajan en la Curia se verá reducido en unos centenares de euros, algunos calculan que en torno a 500. Esta medida está destinada a reducir el déficit del Vaticano como «una señal de demostración concreta del espíritu de servicio». El mes pasado el Papa escribió a los cardenales de todo el mundo una carta en la que les pedía mayor austeridad «para garantizar que un déficit cero se convierta no sólo en un ideal teórico, sino en un objetivo realmente alcanzable». También les invitaba a hacer de limosneros, a conseguir ingresos.Según diversas fuentes, el Vaticano registró un déficit operativo de 83 millones de euros en 2023, cinco millones más que el año anterior. Los costos operativos se estiman entre 92 y 123 millones de euros, una parte sustancial del presupuesto operativo total de 307 millones de euros. El Óbolo de San Pedro, las donaciones de los fieles, siguen siendo una de las principales fuentes de recaudación, con 48,4 millones de euros. Se calcula que los Museos Vaticanos consiguen 40 millones de euros de más de 6 millones de visitantes.Podíamos seguir con más cifras pero no es necesario. La economía del Vaticano no parece especialmente boyante. ¿Ocurre así con la Iglesia en España? A la espera de lo que se diga en la próxima Asamblea Plenaria, no parece que la Iglesia en nuestro país esté en una zona de riesgo. Sin embargo existen síntomas, agudizados desde la pandemia, que generan preocupación en determinadas diócesis, aunque no de la misma forma en la Conferencia Episcopal. La clave de la economía es la confianza y la transparencia . Como el principio de la gestión económica de la Iglesia es el de un buen padre de familia, ha llegado el momento de la austeridad y del rigor. Solidaridad y no apetencia por los bienes ajenos. Nada de originalidades superfluas y experimentos costosos. Sin olvidar que una Iglesia pobre es una Iglesia más libre.

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