Los mercados europeos se debilitan arrastrados por la situación económica en Francia y Alemania

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El euro se encuentra bajo una presión cada vez mayor mientras el continente avanza hacia 2025. Las tensiones económicas, políticas y financieras que atraviesa Europa no cuestionan la estabilidad de la moneda común, pero si el futuro económico del bloque por las dificultades de sus dos principales economías, Alemania y Francia, y por las crecientes diferencias entre las políticas monetarias de la eurozona y Estados Unidos.

El escenario global agrava esta situación. La llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos ha introducido una serie de riesgos adicionales para Europa. Las promesas de aranceles a las exportaciones europeas, especialmente en sectores como el automovilístico y el lujo, podrían afectar gravemente a la competitividad del continente. Además, la creciente institucionalización de los activos digitales bajo el respaldo de políticas estadounidenses favorables está generando volatilidad en los mercados financieros globales.

La sombra de una crisis de deuda​


En este entorno, los problemas internos de la eurozona se agravan. El diferencial entre los bonos soberanos europeos ponderados por PIB y los índices de tipos a corto plazo ha alcanzado máximos desde 2014, según Commerzbank. Este indicador, que mide el coste relativo de financiar la deuda en Europa, ha sido históricamente un precursor de tensiones en el mercado. Durante la crisis de deuda de 2011-2012, un comportamiento similar alertó sobre la insostenibilidad de las finanzas públicas en varios países.

Aunque la situación actual no es idéntica, las señales de alarma son evidentes. Francia, con un déficit fiscal proyectado del 6% del PIB en 2025, muestra una preocupante tendencia al estancamiento, mientras que su deuda pública supera el 110% del PIB, lo que la sitúa como uno de los países más vulnerables del bloque. Según la Comisión Europea, esta falta de control fiscal se traduce en un diferencial creciente en sus bonos soberanos, que alcanzaron el 3,045% en la última medición, un nivel superior al de economías periféricas como España (1,811%) e Italia (1,91%).

Alemania, aunque fiscalmente más sólida con una deuda pública del 62% del PIB, sufre a su vez una crisis industrial profunda, marcada por la caída de la rentabilidad y la contracción de su sector exportador. Su bono a 10 años mantiene un rendimiento relativamente bajo del 2,28%, pero sigue siendo elevado en comparación con su media histórica.

El BCE ha señalado en su último informe de estabilidad financiera que "la mayor incertidumbre política y geopolítica, unida a fundamentos fiscales débiles, aumenta los riesgos sobre la sostenibilidad de la deuda soberana en Europa". Aunque los programas como el Mecanismo de Protección de Transmisión (TPI) están diseñados para mitigar estos riesgos, los analistas advierten que el éxito de estas herramientas dependerá en gran medida de la capacidad de los gobiernos para implementar reformas estructurales.

Según los datos de Scope Ratings, el panorama general muestra una eurozona con una deuda promedio del 88% del PIB, pero con fuertes disparidades internas. Grecia sigue liderando con una ratio del 163%, mientras que países como España se sitúan en el 104%, y Países Bajos y Alemania mantienen niveles mucho más manejables del 43% y 62%, respectivamente.

El BCE responde ajustando su política monetaria​


Consciente de este panorama, el BCE lleva ajustando su política monetaria desde el pasado mes de junio para intentar estabilizar la situación con una bajada de 100 puntos básicos en los tipos de interés. Según Generali AM, el banco central recortará los tipos de interés en enero y marzo de 2025, incluyendo un ajuste de 50 puntos básicos en marzo, seguido de dos recortes adicionales de 25 puntos básicos en abril y junio. Estos movimientos llevarían el tipo terminal al 1,75%, muy por debajo del rango considerado neutral (2%-2,5%).

Esta postura más agresiva contrasta con la política de la Reserva Federal, que será más cauta. Según Bank of America, la Fed solo realizará tres recortes de tipos en 2025, manteniéndolos en un rango de 3,5%-4%. Esta divergencia amplía la brecha entre ambas economías y ejerce presión adicional sobre el euro.

2025 entra pendiente de la política​


La política también juega un papel central en la eurozona. Alemania se prepara para unas elecciones generales anticipadas en febrero, tras la caída del gobierno de Olaf Scholz. Según los analistas, la fragmentación política y los problemas estructurales de su economía, con una industria del automóvil en crisis, complicarán la formación de un gobierno estable.

En Francia, la moción de censura que derribó al primer ministro Michel Barnier en diciembre de 2024 ha dejado al país en una situación política precaria. Con un crecimiento económico previsto de solo el 0,8% en 2025, la segunda economía de la eurozona sigue siendo una fuente de preocupación para los inversores. No se descartan nuevas elecciones legislativas en verano, lo que podría agravar aún más la inestabilidad.

El impacto en el EuroStoxx 50​


Los mercados financieros europeos reflejarán estas tensiones. Según Bank of America, el EuroStoxx 50 experimentará un crecimiento limitado del 3%-5% en 2025, afectado por la débil demanda en sectores como el automóvil y el lujo, y por la incertidumbre derivada de los posibles aranceles estadounidenses.

En contraste, las valoraciones de los mercados europeos siguen siendo más atractivas que las de Estados Unidos. Según La Financière de l’Échiquier, la relación precio-beneficio del EuroStoxx 50 es de 13,5 veces, lo que representa un descuento del 40% frente al S&P 500, cuyo múltiplo es de 22,5 veces. Sin embargo, este diferencial no ha logrado atraer a los inversores internacionales, que siguen optando por la renta variable estadounidense impulsada por los sectores tecnológicos.

En el caso del Ibex 35, el índice español destaca como una excepción. Según Renta 4, el Ibex podría alcanzar los 14.000 puntos en 2025, respaldado por un descuento del 15% frente a su media histórica y por el liderazgo económico de España en la eurozona, con un crecimiento previsto del 2,1% para el próximo año.

 

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