ray44
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La decisión de la dirección federal del PSOE de relevar a Juan Espadas al frente del partido en Andalucía, un asunto que ha terminado de cuajar este martes con el anuncio del aún secretario general en la comunidad de que da un paso al lado para no optar a la reelección, ha supuesto el culmen de un proceso de injerencia que ha terminado por laminar al completo la autonomía de la formación en la región. Con el sanchismo al frente de Ferraz, los socialistas andaluces han visto suprimida su independencia, que en otros tiempos gozaba de un grado enorme y que ahora queda solapada a la mínima expresión en la misma línea que está marcando el líder nacional del partido, Pedro Sánchez , en todas sus demarcaciones territoriales. La sumisión a los dictámenes del federal es ya un hecho incontestable y la sustitución de Espadas no ha sido más que la prueba palpable de que la federación pasa por horas muy bajas.En este proceso hacia el Congreso Regional de febrero finalmente no ha habido posibilidad de consulta ni participación de la militancia ni disputa alguna, sino que el dedazo desde Madrid ha señalado ya a la sucesora: la ministra María Jesús Montero , que en las próximas horas debe anunciar que optará a la secretaría general y, en segunda instancia, a recuperar el poder en la Junta de Andalucía. El margen para el PSOE-A en esta cuestión ha sido nulo. Decisiones de arriba y punto. Más allá de la salida de Espadas, la pérdida de autonomía en la región de los socialistas, que fueron siempre decisivos y poderosos en el balance nacional de contrapesos del partido, no ha tenido aún respuesta de ninguno de los históricos o de los pesos pesados que quedan en nómina. El silencio ha sido la tónica general tras el 'asalto' de Sánchez a la autonomía de la formación. Por un motivo u otro, ninguno de esos referentes que le quedan al PSOE-A se pronuncia sobre la situación actual.Entre quienes dirigieron la comunidad autónoma y el partido a nivel andaluz, ni una palabra por un motivo u otro. Los que normalmente han sido algo más contestatarios, como la ex presidenta de la Junta de Andalucía Susana Díaz o el expresidente José Rodríguez de la Borbolla , se han mantenido en un segundo plano. El poder del sanchismo en estos momentos influye decisivamente. Hace unos días, la primera sí fue muy dura en sus críticas a Espadas en el programa televisivo en el que es contertulia, Espejo Público. Cuando se le preguntó por la salida anunciada del secretario regional, llegó a afirmar que «ojalá lo hubiera hecho él» en vez de esperar. Y también habló de la «necesidad de reconstruir el PSOE, cuyo mayor problema no es Juanma Moreno sino el propio PSOE». Díaz, que se presentó en su día a las primarias con el lema «Un militante un voto. En libertad, sin imposiciones y con autonomía», prefiere en este momento mantener silencio. Ni Borbolla ni el propio Alfonso Guerra se han posicionado al respecto, pese a su evidente y reiterado rechazo a la manera personalista e imprevisible de gestionar el partido de Sánchez.Otros expresidentes y líderes del PSOE-A como Manuel Chaves o José Antonio Griñán , tampoco valoran ni este último movimiento ni, a diferencia de Díaz, Borbolla o Guerra, cualquiera de los que viene ejecutando Sánchez desde la dirección nacional. Han mantenido ambos un perfil absolutamente bajo y ajeno a la gestión del nuevo 'jefe' socialista aunque en el pasado Congreso Federal del partido, celebrado en Sevilla hace algo más de un mes, sí tuvieron presencia y protagonismo al ser aclamados y 'recolocados' en la escena pública tras la sentencia del Tribunal Constitucional que anuló sus responsabilidades penales en el Caso ERE , por el que ambos fueron condenados. El TC ordenó a la Audiencia de Sevilla que dictara nuevas sentencias tras anular parcialmente las penas, sin entrar a valorar si el fondo funcionó como un cheque en blanco para el clientelismo y la arbitrariedad en la Junta durante una década (2000-2009), dado que las ayudas se distribuían sin publicidad, ni concurrencia, ni bases reguladoras de ninguna clase.Este hecho sirvió a los socialistas para reinterpretar el caso y no sólo reclamar al PP que pidiera disculpas sino para vitorear tanto a Chaves como a Griñán. Ambos, de una manera más o menos directa, deben a la actual cúpula del PSOE nacional este giro de guion de la Justicia, ya que los socialistas y el poder que ahora ostentan fueron quienes acabaron decidiendo la nueva composición del Constitucional, ahora de mayoría progresista. Terminaron conformando el órgano que ha salvado a ambos al inclinar la balanza en favor de los condenados en un ajustado fallo, de manera que se puede afirmar que los dos expresidentes deben ahora a la dirección socialista su nueva situación judicial. A cambio, eso sí, Ferraz pido a todos obediencia y apoyo. Y silencio ante invasiones de la autonomía del PSOE-A como la que se viene produciendo con respecto al cambio en la secretaría general en la región.
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