Dulce_Moore
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Los vikingos se han mitificado, no siempre con acierto, por su supuesta ferocidad, sus incursiones marítimas y su impacto cultural en buena parte de Europa, pero en sus hogares convivían con compañeros mucho más pequeños y menos intimidantes: los gatos.
Y es que un estudio publicado en el Danish Journal of Archaeology en 2018 reveló que los gatos domésticos de la época vikinga eran notablemente más pequeños que los actuales, por lo que podemos ir eliminando de la iconografía popular la imagen de un imponente Ragnar semidesnudo con un robusto gato del bosque de Noruega de 8 kilogramos, porque la realidad era bastante diferente.
Los felinos domésticos han experimentado un aumento significativo en su tamaño a lo largo de los siglos, lo que ofrece una muy interesante perspectiva de su evolución y de la interacción entre humanos y gatos. El estudio, que estuvo liderado por las investigadoras Julie Bitz-Thorsen y Anne Birgitte Gotfredsen del Museo Zoológico de Copenhague, se centró en analizar restos óseos de gatos domésticos recuperados en excavaciones arqueológicas de Dinamarca. Estos huesos, que abarcan más de 2000 años desde la Edad del Bronce hasta el siglo XVII, permitieron a los investigadores rastrear la evolución de los gatos.
Los resultados fueron sorprendentes: los gatos domésticos de la época vikinga (años 850–1050 después de nuestra era) eran hasta un 16% más pequeños que los gatos modernos. A lo largo de los siglos, los huesos de las extremidades y las mandíbulas de estos felinos han mostrado un crecimiento significativo, mientras que los dientes apenas han experimentado un aumento del 5,5%.
¿Por qué este cambio? Las investigadoras atribuyen este crecimiento al acceso más fácil y abundante a los alimentos gracias a los asentamientos humanos. Durante la Edad Media, el crecimiento de las ciudades generó mayores cantidades de residuos, atrayendo a los gatos y proporcionando una fuente constante de alimento. Además, la transformación del rol del gato, de cazador de roedores a animal de compañía bien cuidado, redujo la energía que estos animales necesitaban para sobrevivir.
Los gatos en la antigua vida nórdica
La sociedad de los guerreros y comerciantes nórdicos no solo valoraba a los gatos como cazadores de plagas, sino también por su piel, que se utilizaba para confeccionar prendas. Esto queda evidenciado por marcas en los huesos que indican desollado, lo que revela que los felinos eran criados y sacrificados con este propósito. Aunque esto pueda sonar chocante desde una perspectiva moderna, durante muchos siglos hemos mantenido una relación más pragmática con los animales de nuestro entorno.
Sin embargo, la historia refleja que todas las sociedades antiguas eran complejas y multifacéticas. Además de ser animales destinados a la producción de textiles, los gatos vikingos también eran apreciados por razones simbólicas y espirituales, con abundantes menciones en las Eddas y sagas de la mitología nórdica.
Caso similar nos encontramos en la raza del gato cartujo, muy popular en Francia durante el periodo de la Ilustración, valorado por su aspecto y su belleza tanto como por su piel, que se utilizaba para confeccionar prendas de alta calidad y su carne para la preparación de estofados. Por otro lado, en una tumba crematoria de la Edad del Hierro, investigadores encontraron un hueso de gato perforado, probablemente utilizado como amuleto para el cuello, lo que resalta la importancia cultural y espiritual de estos felinos entre las diferentes sociedades de cada época.
Una evolución influenciada por los humanos
Aunque 2.000 años pueden parecer un periodo considerable en la historia humana, en la escala del tiempo evolutivo, es un susurro. Desde la domesticación del gato, hace aproximadamente 10.000 años a partir del Felis lybica, hasta hoy, los cambios en estas fascinantes criaturas han sido notables.
El crecimiento de tamaño de los gatos domésticos no se debe solo a factores ambientales, como la mayor disponibilidad de alimentos, sino también a posibles cambios en su genética y a una selección intencional por parte de los humanos. Aunque no hay pruebas concluyentes, es probable que los humanos podrían haber favorecido a los gatos más grandes por su capacidad para cazar o, más tarde, por su apariencia y comportamiento más adecuados para la vida doméstica.
Este cambio en el tamaño y el comportamiento de los gatos refleja su evolución de animales semiasilvestrados a compañeros dóciles y caseros. Este cambio se hizo especialmente palpable durante la alta Edad Media, cuando la forma de ver a los gatos evolucionó, pasando de ser cazadores de exterior a convertirse en animales de compañía más cuidados y bienvenidos en el interior de los hogares.
El legado de los gatos vikingos
El estudio de Bitz-Thorsen y Gotfredsen, junto con investigaciones previas en Alemania, confirma que los gatos medievales eran, en general, más pequeños que los actuales. Aunque estos hallazgos están limitados a Dinamarca y regiones cercanas, ofrecen una importante perspectiva sobre la historia de la domesticación felina en Europa.
Hoy en día, los gatos son mucho más que cazadores de roedores y son miembros queridos de millones de hogares, pero su historia está profundamente arraigada en su capacidad para adaptarse a los cambios en su entorno y en la relación con los humanos.
Los pequeños compañeros felinos de los vikingos quizás no eran tan intimidantes como las leyendas que se conservan de sus cuidadores, pero su legado ha dejado una gran huella en la historia de la domesticación felina.
Referencia:
- Domestic cats (Felis catus) in Denmark have increased significantly in size since the Viking Age. Julie Bitz-Thorsen y Anne Birgitte Gotfredsen. Danish Journal of Archaeology (2018)
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