addie.heaney
New member
- Registrado
- 27 Sep 2024
- Mensajes
- 94

La calle Vicente Ferrer, en Catarroja, parece un escenario de guerra. Es 1 de diciembre, ha pasado más de un mes desde que la catastrófica DANA arrasara esa localidad y otras 74 en toda Valencia, pero la imagen todavía contrasta con las de otras zonas más limpias y despejadas. "El pueblo está fatal", recalcan los vecinos detrás de las mascarillas. Aquí aún hay barro, y la calle es un ir y venir de soldados, camiones y brigadas de voluntarios protegidos con EPIS hasta la cabeza. Es domingo, pero no se descansa, no cuando los garajes y trasteros siguen anegados. Porque en la zona cero de la DANA hay dos realidades. La superficie cuenta una historia de inicios de reconstrucción, pero bajo tierra todo cambia.
En el número 6, cuatro personas hacen fuerza y empujan un carro de supermercado rampa arriba. Salen de un garaje comunitario donde el fango y el fuerte olor lo impregnan todo. Allí está Pilar Muñoz Narbona, cepillo en mano, limpiando sin descanso. Lo hace con una linterna atada con cinta adhesiva al estómago. Sin esa luz, la oscuridad es total y no podría ver cómo arrastra la mezcla de agua y barro. No lo hace sola. Solo en ese garaje, varios vecinos y una decena de voluntarios trabajan sin ayuda profesional para quitar la porquería y los trastos, completamente húmedos y embarrados un mes después.
"Los garajes están hechos una mierda, con perdón de la expresión, pero es lo que hay", cuenta desde la indignación y la rabia Pilar, policía nacional jubilada. Enfadada por la situación de desprotección y desamparo, esta vecina de Catarroja de 60 años se quita los guantes para enseñar las llagas y las ampollas que, como ella, tienen todos los voluntarios que acumulan semanas de limpieza a sus espaldas. "Estamos solos haciendo nosotros la faena", continúa, "el martes y el miércoles [26 y 27 de noviembre] vinieron con máquinas a quitar agua y se las llevaron cuando no habían acabado aún. ¡Nos dejaron a medias! Luego vinieron los bomberos a apuntalar y nos dijeron que no tocáramos nada por peligro de derrumbe, que vendrían en uno o dos días, pero aquí no viene nadie".
Ayuda "insuficiente" y "poco real"
Esa desesperación la comparten todos los vecinos de la zona, indignados ante la falta de ayuda, respuestas e información. Solo en Catarroja, de donde es Pilar, hay más de 170 garajes afectados, según contabiliza la alcaldesa, Lorena Silvent, quien denuncia la situación de "caos y desorganización" que vive el municipio. Por ello, reclama "información concreta" sobre el calendario de trabajo para trasladárselo a las comunidades de propietarios. "Pido celeridad porque se están lastrando unas actuaciones que desde el primer momento dijimos que eran fundamentales y que pueden derivar en un problema de salud pública", detalla la edil.
Pese a que el dispositivo para la retirada de lodos y residuos en garajes, huecos de ascensor y sótanos privados cuenta con 168 operarios y 60 máquinas, Silvent lo tilda de "insuficiente y poco real" para la realidad que atraviesa Catarroja y que es similar a la de otros municipios de la zona cero. En total, alrededor de 700 garajes y sótanos se han visto afectados desde el 29 de octubre, y el dispositivo previsto para la retirada del lodo está "trabajando en 86 garajes, de los cuales 11 ya están completamente limpios, en 71 avanzan las tareas y en cuatro más se empezó hoy mismo", en palabras del conseller de Emergencias e Interior, Juan Carlos Valderrama.
"No se puede hacer a día de hoy una estimación de cuándo finalizarán las tareas de limpieza, aunque estamos buscando que esto se finalice cuanto antes y si es posible antes de finalizar el año", explicó por su parte la directora General de Prevención de Incendios Forestales de la Generalitat, Rosa Tourís. Sin embargo, se mostró optimista y aseguró que, cuando las tareas de limpieza terminen en esos garajes, serán alrededor de 300 los sótanos y aparcamientos limpios, lo que supondrá más del "40%" que figuran en el mapeo que han efectuado los operarios de emergencia.
"Acojo voluntarios los fines de semana"
A Pilar los números le dan igual, ella quiere respuestas para poder dejar esta situación atrás cuanto antes. "A todos los mandos que veo por la calle le digo que nos ayuden, pero lo único que hacen es tomarnos nota y ya está. Primero limpiaron las calles y desde hace una o dos semanas estamos rogando para que vengan a ayudar en los garajes", continúa. "Los que vienen son los voluntarios. Llevo varias semanas acogiendo a gente de Granada, Sevilla, Almería y Córdoba que vienen los fines de semana a ayudar. He acogido a once ya". Entre ellos, Alejandro, que sigue sin creerse lo que ve en las calles. "Cojones, aquí hay que estar paleando", espeta. "Desde el primer día he estado aquí. Si esto está saliendo adelante es gracias a los voluntarios. El pueblo ayuda al pueblo. Los políticos no sirven para nada".
La DANA desató una catástrofe sin precedentes en Valencia, pero también una ola de solidaridad que no se había visto nunca. En el primer fin de semana, cuando Pilar llevaba comida a los vecinos más mayores de la calle, se cruzó con un joven que tenía un cubo para fregar, tan cotizado esos días para quitar el fango que entonces llegaba por las rodillas. "Él me dio el cubo y yo le di unas botas", recuerda. En ese trueque improvisado en mitad de la calle, empezó una conversación que más tarde derivaría en amistad. "Les pregunté que dónde iban a dormir y me dijeron que en el coche. No podía ser". Así, con la fuerza y garra características de Pilar, más que una invitación llegó una orden: "Les dije 'a mi casa todos'. Y cada fin de semana vienen".
En el garaje de enfrente, varios mandos de la UME trabajan sacando agua con una cuba. Ese lugar es uno de los elegidos este domingo para realizar tareas de limpieza con profesionales y no con los vecinos, como ocurre en el de Pilar. "Sí que estamos trabajando en los garajes", inciden desde la UME. "Pero es que son muchos los garajes y huecos de ascensor. Solo en Benetusser hay 200. Vamos a un sitio y seguimos".
Pilar, que no se quita la mascarilla en ningún momento consciente de los problemas de salud que implicaría, coge varios trastos que saca del garaje y los coloca en mitad de la calle. "Los ponemos aquí en medio porque cuando lo ven es cuando vienen a sacarlo. Si no estamos aquí dando por saco, no hace nada nadie. Casi todos los garajes de Catarroja están así".
Cargando…
www.20minutos.es