Callie_Collins
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Desde el cortometraje que hizo en 1909 D. W. Griffith hasta esta última incursión en su figura a través de la adaptación de un best seller de Louis Bayard, el escritor Edgar Allan Poe lleva más de un siglo planeando sobre la historia del cine, un arte que ha bebido como ninguno de dos géneros, el fantástico y el detectivesco, en cuya génesis está el autor de El cuervo. Adaptación de The Pale Blue Eye, título original de la novela de “misterio histórico” publicada en 2003 por Bayard, Los crímenes de la Academia se sostiene sobre una efectiva pirueta metaliteraria que convierte a Poe en un joven y perspicaz ayudante de detective a lo doctor Watson embarcado en la investigación de una macabra serie de asesinatos. La película promete más de lo que finalmente ofrece.
Los crímenes de la Academia es un thriller policiaco situado en la famosa escuela militar de West Point donde un atormentado detective interpretado por Christian Bale, colaborador habitual del director Scott Cooper, recibe el encargo de investigar una serie de brutales asesinatos. Ajeno a la vida interna de la institución militar, el detective entabla amistad con uno de sus cadetes, un joven peculiar y sensible llamado Edgar A. Poe. Interpretado por el británico Harry Melling, conocido por su faceta de niño-actor en Harry Potter, donde daba vida con bastantes kilos de más a Dudley Dursley, el personaje de Poe se convierte así en la principal atracción de una película que se mantiene gracias a sus dos intérpretes principales, pero que patina bastante más con unos secundarios de lujo (Toby Jones, Charlotte Gainsbourg, un irreconocible Robert Duvall…) que resultan caprichosos o, como en el caso de la actriz Gillian Anderson, directamente desastrosos. Como ocurrió en su Margaret Thatcher para The Crown, Anderson se deja arrastrar sin freno por el histrionismo más ortopédico en un personaje que desafina en todo momento.
El mano a mano entre Bale, aquí mucho más contenido e igual de eficaz que de costumbre, y Harry Melling tiene su mejor momento en la recta final del filme. Por el camino se queda una historia bien ambientada y fotografiada pero que no acaba de agarrar al espectador porque su complejidad y su tensión narrativa van menguando hasta acabar diluidas en el oscuro camino que conduce a un final demasiado forzado.
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Los crímenes de la Academia es un thriller policiaco situado en la famosa escuela militar de West Point donde un atormentado detective interpretado por Christian Bale, colaborador habitual del director Scott Cooper, recibe el encargo de investigar una serie de brutales asesinatos. Ajeno a la vida interna de la institución militar, el detective entabla amistad con uno de sus cadetes, un joven peculiar y sensible llamado Edgar A. Poe. Interpretado por el británico Harry Melling, conocido por su faceta de niño-actor en Harry Potter, donde daba vida con bastantes kilos de más a Dudley Dursley, el personaje de Poe se convierte así en la principal atracción de una película que se mantiene gracias a sus dos intérpretes principales, pero que patina bastante más con unos secundarios de lujo (Toby Jones, Charlotte Gainsbourg, un irreconocible Robert Duvall…) que resultan caprichosos o, como en el caso de la actriz Gillian Anderson, directamente desastrosos. Como ocurrió en su Margaret Thatcher para The Crown, Anderson se deja arrastrar sin freno por el histrionismo más ortopédico en un personaje que desafina en todo momento.
El mano a mano entre Bale, aquí mucho más contenido e igual de eficaz que de costumbre, y Harry Melling tiene su mejor momento en la recta final del filme. Por el camino se queda una historia bien ambientada y fotografiada pero que no acaba de agarrar al espectador porque su complejidad y su tensión narrativa van menguando hasta acabar diluidas en el oscuro camino que conduce a un final demasiado forzado.
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‘Los crímenes de la Academia’: no tan elemental, querido Poe
Esta decepcionante ficción histórica convierte al célebre poeta y cuentista en ayudante de un taciturno detective privado en la escuela militar de West Point en 1830
elpais.com