Los casos de abusos sexuales a menores en centros tutelados llegan al cine: «La Policía lo sabía, los educadores lo sabían...»

mcarroll

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Primero fue una noticia; luego, un aluvión. «A cada cual más tremenda... Y en muy corto espacio de tiempo». Quien habla es Juana Macías, directora y guionista (junto con Isa Sánchez) de ' Las chicas de la estación ', la película que recrea el drama de las menores tuteladas que acaban en las redes de prostitución ante –cuanto menos– la desidia y la inacción del Estado. Y sí, primero fue una noticia; luego, un aluvión de historias de niñas abusadas sexualmente a cambio de unos pocos euros. También, un aluvión de preguntas: «¿Quiénes son estas chicas? ¿Por qué hacen lo que hacen? ¿Cuál es su entorno? ¿Cómo es su mundo? ¿Quiénes son todos estos hombres que demandan a estas chicas? Empecé a darle vueltas, a investigar, a profundizar... Y así surgió la idea de hacer esta película », recuerda la cineasta, que ha mirado detrás de los titulares de prensa para dar forma a Jara, Álex y Miranda, las tres protagonistas que agrupan, bajo sus personajes, las historias de decenas de casos de abuso sexual a menores que dependen de la Administración. «Todo se enfocó, en la prensa, en el rifirrafe político de que quién era la culpa, pero a mí lo que me interesaba era el lado humano de las más desprotegidas», explica en entrevista con ABC. Noticia Relacionada estandar No Denuncia que el Instituto mallorquín le ocultó los abusos a su hija tutelada cuando tenía 12 años Mayte Amorós Sus dos hijos, además, sufrieron maltrato por los padres de acogida y la culparon a ella. «Se contradicen y quieren dejarme como mentirosa pero tengo pruebas» Así, Juana Macías junto a Isa Sánchez comenzaron a hablar con directores de centros de menores, educadores, con hombres y mujeres que habían pasado su infancia tutelados, con los periodistas que sacaron las noticias, con la Policía que lo investigó... «A raíz de todas estas visiones y experiencias nos dimos cuenta de que es un tema muy complejo, pero también nos dimos cuenta de que había que ir más allá del titular de esas noticias...». Unos titulares que comenzaron en 2020, un 8 de enero. En Mallorca se publicó la historia de una menor de 13 años que había sido violada por un grupo de chicos en Nochebuena . «La atención mediática ayuda a poner encima de la mesa que son muchas las menores tuteladas que están siendo víctimas de abusos sexuales y que es algo que llevaba sucediendo años», recordaba la cineasta en unas notas sobre los orígenes de la película. «La Policía lo sabía. Los educadores lo sabían. Parecía que ahora que la sociedad lo sabía las cosas iban a cambiar… Pero tiempo después de aquel escándalo, la situación sigue prácticamente igual . Los autores de la violación han sido condenados a un año de internamiento y 8.500 euros de indemnización para la víctima, pero la mayoría de denuncias continúan a la espera de juicio, los políticos siguen con acusaciones cruzadas y cada pocos meses, hay una nueva noticia que pone en evidencia la ineficacia del sistema para proteger a las menores tuteladas de toda España de los abusos sexuales y las redes de prostitución, como el 'Caso Sana' en Madrid, o los 12 detenidos en Asturias por explotar sexualmente a 5 menores de centros de acogida son los últimos ejemplos, la punta del iceberg de un problema que tiene unas raíces demasiado grandes pero que no deja de asomar por las rendijas», remata.Fotogramas de 'Las chicas de la estación'Actrices realesEntre todas las personas a las que consultó para preparar ' Las chicas de la estación ' no faltaron los jóvenes. Como las tres protagonistas, ya que dos de ellas vivieron parte de su infancia en casas tuteladas, aunque lejos de las peores experiencias que sí recrean sus personajes en la ficción. «Conocían muy bien las circunstancias reales y les preguntaba mucho qué les parecía el guion. Porque aparte de contar el caso, me interesaba mucho reflejar cómo es el día a día en un centro de menores», explica a ABC. También, Macías se fija en ' Las chicas de la estación ' en la hipersexualización de los jóvenes. «Hay una cosa aspiracional en ellos, en su necesidad de gustar. La sexualización les parece inocua de alguna manera. Su obsesión por querer gustar está muy alimentada por las redes sociales y en el caso de las chicas, ahí el cuerpo es un vehículo siempre a mano y se banaliza lo que significa mostrarse», analiza. Noticia Relacionada estandar No Detenido en Gerona por violar y retener a una menor tutelada tras hacerse pasar por policía Elena Burés Tras pasar a disposición judicial, al presunto agresor, de 63 años, ha quedado en libertad con cargosEsa 'sexualización' la trasladó al filme a partir de sus tres protagonistas, «cada una con tres actitudes distintas ante lo mismo». «En el caso de Jara, que es la más hipersexualizada, ella había sufrido abusos en su entorno familiar y tiene una necesidad de gustar, de ser querida. Hay un momento en la película que dice una cosa que para mí es muy significativa: ' Me han hecho cosas peores sin pagarme '. Ella tiene ahí un bagaje y de repente hay un momento que dice, 'bueno, pues ahora voy a sacar yo algo. No lo percibe desde estoy sufriendo abusos, sino desde voy a beneficiarme de alguna forma de esto que me va a pasar sí o sí'», lamenta.La vergüenza de la pornografía infantil en EspañaEn otra escena, una de las jóvenes recuerda que su primera pastilla del día después de se la dio su madre y que fue su padrastro el primero que abusó de ella. «El primer abuso muchas veces llega del entorno familiar, y de alguna manera hay algo ahí, como una línea que se ha roto, y lo que viene después está muy condicionado por ese primer abuso», explica. Juana Macías recuerda que, en la preparación de 'Las chicas de la estación', descubrió que España llegó a ser el primer país del mundo donde más se consumía pornografía infantil y que siempre aparece en el top diez de los países que más la consumen, según los informes oficiales. Una lacra que se cuela en todos los estamentos de la sociedad, como bien refleja la película. Además de la pornografía infantil, explica que mucha de la pornografía para adultos termina en los teléfonos de los niños. «Está claro que en toda la pornografía que consumen los menores hay una banalización total de la violencia sexual y de lo que es el respeto al otro. Y estos inputs que te llegan muy joven, cuando te estás formando, condicionan tu cerebro y tu sexualidad, y de alguna manera lo que ven ahí se convierte en algo aspiracional de lo que creen que debería ser una relación sexual», lamenta con horror.

 

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