kling.friedrich
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Los elementos climáticos se han aliado para que la de este año no pase precisamente a los anales de la historia como una campaña y vendimia de buen recuerdo para las denominaciones de origen (DO) vitivinícolas de Castilla y León. Ni de récord en cantidades recogidas . Para bien en una tierra necesitada de agua tras dos años de sequía y que acusaba el estrés hídrico, pero también para mal por las mermas en la cantidad y una calidad 'tocada' en las zonas que más ha caído. Así ha actuado la lluvia, provocando que, aunque con excepciones, la tendencia general haya sido a la baja en los kilos que han llegado a unas bodegas a las que quedan por llegar los últimos trasiegos. La parte positiva, que de manera mayoritaria destacan la «calidad» de la uva que ya aventura unos buenos vinos. El granizo y las altas temperaturas también se han aliado para mermar la cosecha.Entre esas excepciones precisamente la que más recoge y que, en el fondo, con su gran cantidad ayuda a mitigar en parte la caída en el cómputo global, es Rueda, donde repuntan tras la bajada del año anterior. Se han quedado cerca de los 138,57 millones de kilos de uva con derecho a ser acogidos en la DO. La segunda cifra más alta de la serie histórica –en 2022 rozaron los 155,9 millones– y casi más de ocho millones por encima de la vendimia de 2023. Y, además, valoran los elaboradores de la 'reina' de los blancos , con un nivel cualitativo «por encima de lo esperado». Las temperaturas medias por encima de lo habitual y la alta pluviometría han marcado la campaña. En este caso, para bien, «favoreciendo la maduración lenta y progresiva», según el director técnico de Rueda, Jesús Diez.En Ribera del Duero , la otra gran DO, sin embargo, esas precipitaciones que prácticamente han acompañado toda la recolección que comenzó de forma de forma gradual el 28 de agoto han tenido un impacto negativo. Todavía no dan datos oficiales a falta de que todas las bodegas acaben con la recolección, pero Alejandro González, director técnico, ya apunta que el porcentaje de caída va a ser «bastante llamativo» . El año pasado, tras un aumento cercano al 12 por ciento, superaron los 117,1 millones de kilos de uva en bodega. Éste, a falta de algunas parcelas –a finales de semana media docena de bodegas seguían recibiendo grano-, los últimos datos se quedan ligeramente por encima de los 95 millones . Es la cifra más baja del último lustro, casi al nivel de los 96,5 de 2019. En cifras absolutas, a falta de cerrarlas definitivamente, son unos 27 millones de kilos menos y una mengua superior al 23 por ciento.Noticia Relacionada estandar No Los 'manjares' de Castilla y León triunfan en los Premios Alimentos de España ABC La Comunidad, una de las que tuvo mayor protagonismo, se alza con cuatro de los 23 galardones de las XXXVI ediciónLo cierto, reconoce Alejandro González, es que la campaña en general «ha sido difícil» y se ha complicado «sobremanera» en la vendimia, con un septiembre y octubre –cuando se centra el grueso de la recolección– «muy irregulares» y «hubo que recoger el fruto» al ver que el esperado «buen tiempo» despejado de nubes no terminaba de llegar. La «búsqueda de la calidad» es una máxima en Ribera del Duero, incide su director técnico, quien señala que por eso al principio preferían «esperar a ver si mejoraba», pero visto que la lluvia no daba tregua y que ya «empezaba a provocar enfermedades» , decidieron acelerar. Como prueba, señala, que si en el primer mes –del 28 de agosto al 29 de septiembre– llegaron a bodega unos 40 millones de kilos de uva, sólo en la siguiente semana entraron otros tantos. Unas precipitaciones que han sido ya la 'guinda', pero agria, para una campaña que «venía mal desde el principio», pues ya el granizo y heladas de primavera hicieron mella y podían atisbar «que la añada venía corta de producción» , reconoce Alejandro González. Y es que, asume, dada la altitud, orografía, periodo en el que llega la vendimia en Ribera, «lo normal es que siempre pase algo». Pero, añade, «el cambio climático influye» y asumen que «va a ser el pan nuestro de cada día». La «calidad excepcional» de la uva es lo que destacan en la DO Bierzo de esta vendimia en la que tampoco han sido ajenos a la merma . Y considerable, un tercio menos que hace un año, hasta quedarse por debajo de los ocho millones de kilos (7,98) y que supone también una resta cercana al treinta por ciento en comparación con la media del último lustro. Y es que si la brotación apuntaba una «cosecha abundante», los más de 115 litros por metro cuadrado recogidos en junio –acompañados a días por granizo «del tamaño de pelotas de golf en algunas zonas » y fuertes vientos– aguaron la formación y el cuajado del fruto, lo que ya «condicionó en gran medida las mermas en producción» por los «daños» en los racimos. Además, con las parcelas encharcadas y las temperaturas agradables, enfermedades como el mildiu encontraron el caldo de cultivo perfecto para arruinar aún más las vides. Así que con ese lastre, por más que el estado de la uva fuera «excepcional» a la hora de su recolección , el 5 de octubre ponían punto y final a una campaña a la baja.Los conejos se comen CigalesTampoco han escapado a la caída Cigales, que con 6,1 millones de kilos de uva recogidos, los tanques guardan un 21 por ciento menos que lo recibido hace un año. Cinco semanas de vendimia que confirmaban lo que «se preveía», reconocen en esta DO: que las temperaturas «tan altas y continuas, junto al estrés sufrido por la viña en los dos años anteriores por la sequía» iban a tener su efecto en la carga de las vides. Pero, advierten, si esos condicionantes han sido «relevantes», lo cierto es que «la principal causa» de la menor cantidad de uva recogida se debe al «daño provocado por la plaga de conejos» . Estos herbívoros tienen las parcelas como un queso gruyere y a los viticultores les está «costando» mitigar unos daños en una DO en la que este año la producción ha quedado lejos de los ocho millones de kilos habituales. En el plato positivo de la balanza, que la cosecha también augura aquí unos «rosados, tintos y blancos y mucha calidad» gracias a la «sanidad a lo largo de todo el ciclo vegetativo y sus condiciones idóneas de maduración», según apunta la directora técnica de Cigales, Águeda del Val. Y en Toro , aunque no ha sido tan acusada la mengua, tampoco se han librado. Tanto en comparación con el año pasado. Algo más de 20,1 millones de kilos de uva, casi 2,3 por debajo del récord anotado en 2023, aunque por encima de los 19,1 de media.Las cinco 'grandes' copan el 98 por ciento de las ventas de vino de las trece DO de Castilla y León y las reducciones en cuatro de ellas –la excepción de Rueda– ya lastran el conjunto de una vendimia condicionada sobremanera por los accidentes climáticos. Sólo por heladas, Agroseguro cifra en 30 millones las indemnizaciones en viñedos de Valladolid, Burgos y Segovia. Entre Rueda, Ribera, Toro, Bierzo y Cigales este año la vendimia roza los 263 millones de kilos de uva frente a los más de 292 de 2023, una reducción superior a los 28 millones (23 por ciento menos) que ni siquiera la crecida de Rueda salva.Tampoco las 'pequeñas' se han librado de las mermas. Incluso en las más madrugadoras, como Cebreros , que comenzó con la Albillo Real el 31 de julio. Ha pasado de rozar el hito del millón de kilos a quedarse en apenas 467.000. Heladas, fauna o enfermedades ya dejan en el recuerdo de la benjamina de las DO el recuerdo de haber sido «una de las más complicadas», con parcelas en las que incluso «no ha sido necesario ni vendimiar» .
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Lluvias, granizo y calor merman una vendimia en Castilla y León que mantiene la calidad
Rueda es la única de las grandes DO que logra aumentar en kilos recogidos y en Ribera avanzan una mengua «llamativa»