Aiden_Murphy
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Mientras Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo protagonizaban un nuevo enfrentamiento durante la sesión de control, los pasillos del Congreso se convirtieron en una pista de atletismo. Las carreras de los periodistas anticipaban noticia grande y los móviles no tardaron en anunciarla. «¡Dimite Lobato!» . A la carrera, como abandona casi siempre el Hemiciclo, el presidente prefirió no hacer ningún comentario al respecto, pese a las preguntas de los informadores sobre una noticia que en ese momento acababa de producirse. Tampoco fueron concluyentes las declaraciones de los ministros que fueron saliendo tras él, perdidos todos en lugares comunes sobre un adiós que pilló por sorpresa, sobre todo al producirse apenas veinticuatro horas después de que el líder de los socialistas madrileños se reafirmara en el cargo. «No lo esperábamos» , explicaba un peso pesado de la dirección del partido, sorprendido tras la publicación de la carta en la que Juan Lobato anunciaba su renuncia al cargo de secretario general del PSM. Intentando encontrar alguna razón para explicar qué había cambiado para que el lunes no se produjera esta dimisión, y tampoco el martes, cuando Lobato denunció un «linchamiento» de los suyos en una breve comparecencia en la Asamblea de Madrid, y sí dos días después, algunos cargos socialistas presentes en el Congreso hablaban de que se había quedado solo. «Habrá visto que no tiene apoyos», señalaban. En cuanto al origen de la dimisión, que no es otro que la exclusiva de ABC sobre los mensajes que Lobato registró en un notario de Madrid con Pilar Sánchez Acera , la jefa de gabinete del director del Gabinete de la Presidencia del Gobierno, y hoy ministro de Transformación Digital, Óscar López, fuentes del Gobierno trasladaron tranquilidad y confianza en que cuando se desvelen, no comprometerán a Moncloa. Lobato declara mañana en el Tribunal Supremo en la causa que se sigue contra el fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, por la filtración de datos confidenciales de Alberto González Amador, el novio de Isabel Díaz Ayuso que defraudó 300.000 euros al fisco. En cualquier caso, la noticia no tardó en colarse en la sesión de control. Fue Cuca Gamarra la primera en referirse a ello y lo hizo enlazando la dimisión con la cita del fin de semana en Sevilla. «Quedan horas para el Congreso Federal y parece que no se va a purgar a los corruptos, pero el señor Lobato ya ha dimitido. Pueden quedarse tranquilos», señaló la secretaria general del PP, actuando de pregonera en el Hemiciclo. Algún diputado elevó las cejas, despistado aún en ese momento. A partir de entonces, la presunta corrupción del PSOE y la dimisión de Lobato fueron de la mano en la sesión de control y fuera de ella. Cayetana Álvarez de Toledo , como casi siempre, fue la más contundente, aflorando los «nervios» y la «histeria» que, según ella, campaban ya a sus anchas en el Consejo de Ministros. «Su histérica evasiva lo delata, usted ya no hace pie. De momento conocemos los 'whatsapps' de su cómplice, 'la Cianuro' (en referencia a la fiscal jefe provincial de Madrid), imagine cuando analicen los móviles del propio García Ortiz a ver si aparece también usted implicado en un delito», señaló la diputada del PP, desvelando una estrategia que tiene en el fiscal general del Estado a su pieza mayor. La más codiciada.Noticia Relacionada estandar Si El PP de Ayuso carga contra el socialista tras su marcha: «Él es el primero, el resto se irán después» Sara Medialdea El secretario general de los populares madrileños apunta más allá: «Ni Óscar López ni Pedro Sánchez han dado explicación alguna. Deberían hacerlo y después dimitir»De hecho, en el PP el adiós de Juan Lobato causó cierta indiferencia, porque lo importante, donde se pone el foco de todo ese asunto, es en Álvaro García Ortiz y los que recibieron supuestamente los documentos confidenciales de la pareja de Isabel Díaz Ayuso . «Todo lo que tenga que ver con el fiscal tiene detrás el conocimiento de Pedro Sánchez, por eso es tan importante que se sepa bien qué ocurrió aquellos días y cómo le llegaron los documentos a Lobato», señalan fuentes del PP, que le ven como una víctima más del sanchismo. Tudanca: «es necesario»En víspera del 41 Congreso Federal del PSOE que comienza mañana en Sevilla, y que llega marcado tanto por la dimisión de Lobato como por las acusaciones del comisionista Víctor de Aldama a varios dirigentes del partido, entre ellos el número 3, Santos Cerdán, por el presunto cobro de mordidas, algunos dirigentes socialistas siguieron la estela de Sánchez guardando un prudente silencio, pero no todos.Muy significativo fue el mensaje de apoyo que a través de las redes le hizo llegar el secretario general de Castilla y León, Luis Tudanca, uno de los dirigentes territoriales más leales a Sánchez, que sin embargo se ha convertido en los últimos meses en una voz crítica, sobre todo contra Cerdán y su manera de conducir el aparato del partido. «Hoy, alto y claro, diré que Juan Lobato ha tenido y tiene mi respeto político y mi aprecio personal. Ha trabajado duro contra la derecha más extrema que se recuerda. Muchas veces solo. Otras contra todos. Nadie es imprescindible pero, donde sea, gente como él es necesaria», expresó a través de sus perfiles en X y Bluesky. Más allá fue otra dirigente de la misma federación, la alcaldesa de Palencia Míriam Andrés, quien no dudó en calificar la renuncia del hasta este miércoles líder de los socialistas madrileños como «una mala noticia para el PSOE». Y añadió, con una retórica algo críptica pero perfectamente entendible: «Hay cosas que no logro entender. Estaría bien que lo de 'la tierra para quien la trabaja' lo empezáramos a aplicar con hechos, no sólo de boquilla en los discursos». Tampoco lo entendió la diputada en la Asamblea de Madrid Mar Espinar, que expresó: «No merecías este final».
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