La joven Andrea Dancur lleva tres años desaparecida cuando, sin pretenderlo, el equipo de espeleología de la psicóloga forense Nash Elizondo encuentra su cadáver en las profundidades de la Sima de Legarrea. El hallazgo revoluciona al entorno y a los medios, que tiempo atrás ya se habían hecho eco de la condena por el crimen de la chica, basada únicamente en indicios, a Salomé Aduriz, pareja de la madre de Andrea en el momento en que esta se esfumó sin dejar rastro. Noticia Relacionada CRÍTICA DE: estandar Si 'La hora azul', de Paula Hawkins: una amistad no conveniente Marina Sanmartín La autora del 'best seller' 'La chica del tren' construye una trama de suspense elegante y muy clásico. Su mejor novelaLa reapertura del caso, que nos recuerda la deriva de más de un suceso real d e la crónica negra española , es el punto de partida de 'Las que no duermen. NASH', segunda entrega del cuarteto literario 'Los valles tranquilos', un proyecto que Dolores Redondo (Donostia, 1969) inició con 'Esperando al diluvio' (Destino, 2022) y en el queda patente el salto cualitativo de su literatura.NOVELA 'Las que no duermen. NASH' Autora Dolores Redondo Editorial Destino Año 2024 Páginas 608 Precio 22,70 euros 4Cuenta Redondo en el preámbulo de esta historia que uno de los objetivos principales de la psicología forense en su búsqueda de la etiología de una muerte está ligado «a la posibilidad de aplicar el código NASH, que determina si el fallecimiento se debió a causas naturales, accidentales, suicidio u homicidio». La importancia de estas siglas en la vida de la doctora Elizondo la llevará a adoptar ese nombre al alcanzar la mayoría de edad, y con él se presentará ante el lector, que, como ya es costumbre cuando se trata de un título de la autora donostiarra, no podrá soltar la novela hasta llegar a la última página. De la mano de Nash, nos introduciremos en un mundo en el que la preeminencia de la mujer y su lucha por la igualdad llamará la atención sin estridencias: mujeres serán las responsables de la funeraria, cuyo papel en el desarrollo de la acción resultará fundamental; mujer la víctima; mujer la investigadora y mujeres las protagonistas de las leyendas del pasado que, de fondo, envolverán el relato de un aura mágica que, muchas veces y para bien, nos devolverá a la 'Trilogía del Baztán' y, superando las referencias dentro de la propia obra, nos recordará, por estar a su altura, a los misterios de Fred Vargas, donde siempre hay espacio para reflexionar sobre lo sobrenatural.Un mundo en el que la lucha por la igualdad de la mujer llamará la atención sin estridenciasMás allá de las «marcas de la casa», a las que, como decíamos, Redondo no renuncia —por un lado, su capacidad para engancharnos a la trama y, por otro, esa pátina de leyenda y magia que envuelve el Baztán, donde esta vez es el turno de las brujas —, destacan en la escritura de 'Las que no duermen' tres fortalezas. La primera, el tiempo escogido para ambientar la acción, los días previos a la declaración del confinamiento por COVID, una cuenta atrás que pauta la estructura y, curiosamente ignorando la técnica de los capítulos breves, tan común en el policiaco actual, añade presión a los hechos. La segunda, el rigor en la exploración de los personajes, sobre los que descansa el peso de la ficción y en los que Redondo se entretiene sin prisa para ofrecernos un bienvenido ejercicio de profundidad , no demasiado frecuente en el género y responsable de que la muerte de Andrea Dancur no sea el único misterio que Nash Elizondo deba resolver. Por último, la tercera fortaleza reside en la metaliteratura con la que la escritora juega de una forma inteligente, hasta el punto de llegar a incluirse a sí misma en la novela junto a la emblemática Amaia Salazar, para la que también hay espacio en esta intriga. Con estos tres aciertos y alguna que otra trampa menor y perdonable al dosificar la información, Dolores Redondo construye un relato elegante y sólido, pero sobre todo arriesgado, por lo que tiene de ajeno a las pautas habituales del 'noir'… será porque las reglas, cuando se dominan por completo, están para saltárselas.
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