macey.bednar
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No son pocos los sectores económicos exentos de críticas por su impacto ambiental, tampoco en el caso de la energía, incluso para aquellas fuentes que son consideradas verdes -limpias, renovables y sostenibles-. Entre ellas, el biometano , que emplea los excedentes de purín que se producen en las explotaciones ganaderas, además de residuos urbanos y de lodo, para, una vez purificado, convertirlo en biogás, un combustible que puede distribuirse por las mismas tuberías que emplea el gas natural , siendo el primero menos contaminante y evitando la importación del segundo de otros países.Sin embargo, desde la asociación ecologista Adega, mostraron ayer a través de un comunicado su oposición a la implantación de plantas industriales de biometano en Galicia. Por la contra, defienden que los purines sobrantes de la actividad ganadera se empleen directamente en las mismas explotaciones , ya sea para su uso como abono aumentando las dimensiones de las mismas o empleando este proceso de transformación del purín a biometano y biogás de forma individualizada: que cada explotación utilice este excedente para la energía que consume. Una alternativa que si bien es posible «complica enormemente» el proceso , impidiendo que este combustible verde se pueda producir de forma más eficiente a través de las plantas industriales, como señalan expertos del sector consultados por ABC.Noticias relacionadas estandar Si El consumo eléctrico en España se mantiene estancado desde antes de la pandemia Raúl Masa estandar Si Naturgy prevé invertir hasta 900 millones en 30 plantas de biometano Raúl MasaAdemás, Adega señala a una planta en particular, todavía en proyecto, en el municipio de Antas de Ulla (Lugo), donde la empresa interesada en llevarla a cabo, CCC Energo, mostró ante los vecinos en qué consistiría su funcionamiento el pasado mes de diciembre. «En el caso del proyecto de Antas de Ulla, además resulta políticamente improcedente que el proyecto se pretenda desarrollar con capital de Estados Unidos, Países Bajos o Turquía, así como de países en conflicto como Ucrania o Georgia, e incluso de Israel, lo que en sí mismo es ética y moralmente inaceptable por el genocidio que está cometiendo contra el pueblo palestino», versa el comunicado. Por ello, subrayan su «contundente negativa» al proyecto «de negocio especulativo» y solicita al concello que no ceda la parcela necesaria para su instalación.El comunicado, dirigido tanto a la Xunta como al conjunto del sector agropecuario, advierte también que estos «megaproyectos» se «arropan como verdes» para «hacerse con enormes cantidades de dinero público» con fines «especulativos».Ventajas del combustibleEl rechazo de Adega contrasta con la opinión de expertos en el sector, que señalan las ventajas con las que cuenta España para el desarrollo de esta energía. Si bien desde el Ministerio para la Transición Ecológica apuestan por la electrificación de la economía, existen casos de sectores con dificultades para llevar a cabo este proceso, especialmente en aquellas industrias calorintensivas, como son el alimentario, el químico o la automoción entre otros.Además, España cuenta con otro factor favorable para el uso de este combustible, como es la extensa red de gasoductos que se emplea en la actualidad para suministrar gas natural, permitiendo sustituir este combustible fósil por el biogás, que se produciría directamente dentro del territorio creando un ciclo de economía circular en línea con las directrices europeas , en las que la descarbonización es un objetivo común para el horizonte de 2040.Concretamente, los expertos señalan que nos estamos quedando «muy por detrás» en la implementación de este combustible respecto al resto de Europa, siendo España el tercer país con mayor potencial técnico del Viejo Continente, con una capacidad de producir hasta 135 teravatios por hora solo a través de biogás y biometano , aunque en la actualidad, solo suponga «una milésima parte del potencial que tenemos». Por su parte, Adega alega que «en ese esquema de economía circular que del que tanto se habla, deberá de ser devuelto a la tierra para así poder conservar las propiedades agronómicas del suelo». En esta línea, señalan que la solución pasa por que las explotaciones ganaderas cuenten con más terrenos a su disposición para emplear los purines. Todo ello en un contexto en el que el mundo rural adolece una falta de relevo generacional y aumentos en los costes de insumos, que unidos a la competencia de productos primarios de otros países que cuentan con regulaciones más laxas dificultan la sostenibilidad de estos negocios.«Está claro que se va a necesitar, llegado el momento, establecer una serie de plantas de biogas o biometano en unos radios aproximados de entre 25 y 30 kilómetros de las explotaciones ganaderas según los últimos estudios», alegan los expertos consultados. « El papel que podrían desempeñar [estas plantas centralizadas] es fundamental », añaden.Desde la asociación ecologista inciden también en que «el purín no es un residuo», sino un «fertilizante» cuya composición no supone un problema más allá de su «aplicación inadecuada». Pero esta capacidad de autogestión de los purines choca con imágenes como las de las concentraciones de estos desechos en la comarca de A Limia (Orense) hace seis años, donde la contaminación por nitratros en el embalse de As Conchas provocó ya no solo que el agua no fuese potable, sino que bañarse en ellas suponía un grave riesgo para la salud de las personas.
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