A las grandes aplicaciones de citas les han roto el corazón. La luna de miel con los inversores parece haber llegado a su fin. Dos ejemplos bastan para escenificar esta ruptura. Bumble llegó para dar más poder a las mujeres en las relaciones. En esta web de citas son ellas quienes inician una conversación. La irrupción de esta aplicación estadounidense culminó con su aterrizaje en el parqué en febrero de 2021. El estreno fue por todo lo alto tras subir un 85% su primer día, pasando de 43 a 78,89 dólares por acción. Ahora, el valor cotiza a solo 6,33 dólares, dejándose un 57% en lo que va de año. Una situación parecida vive Match Group. El gigante de las citas, dueño de marcas como Tinder o Match.com, lanzó su OPV en 2015. Tocó máximos en Bolsa en diciembre de 2021, pero desde entonces sus títulos acumulan un retroceso del 79%.
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Adicción a las aplicaciones del amor o del sexo
“¡Por supuesto que las aplicaciones de citas generan dopamina!”, advierte la psicoterapeuta estadounidense, Kaytee Gillis. Los likes o los “me gusta” hacen sentirse bien. Aunque existe un regreso al mundo off line. Tinder está empezando a organizar encuentros presenciales y las clases de cocina o los clubes de corredores también son una forma de conocer gente. Todo movimiento es pendular. Hay generaciones jóvenes que usan aplicaciones como Twine (que empareja a personas basándose más allá del físico) o Flood (para interactuar con alguien fuera de la red). Revisitar la sociedad real para decir: “Te quiero”.
Las horas bajas de Tinder y Match.com: por qué los inversores hacen la ‘cobra’ a las aplicaciones de citas
Saturación, falta de innovación, subida de tarifas y la recuperación del mundo real amenazan el negocio de las plataformas para ligar
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