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Francia es el cuarto país con más enclaves declarados Patrimonio de la Humanidad, con 53 lugares que han merecido la condecoración de la UNESCO: solo superan a la nación gala Italia, China y Alemania, mientras que España cierra el top 5. Lejos de lugares como el Palacio de Versailles o el Monte Saint-Michel, en el sur hay varias ciudades increíbles que también forman parte de la prestigiosa lista.
En la parte más meridional de Francia hay verdaderas joyas que también han sido reconocidas por la UNESCO, como por ejemplo Arlés. Así, regiones como Occitania o Nueva Aquitania acogen ciudades increíbles que han sido merecedoras de ese reconocimiento. De hecho, algunas incluso se encuentran bastante cerca de la frontera con España, y son perfectas para hacer una pequeña escapada.
Albi (Occitania)
La ciudad episcopal de Albi fue declarada Patrimonio de la Humanidad en el año 2010. Gran parte de la 'culpa' la tienen dos edificios que recuerdan el paso de los cátaros por la región de Occitania, como son su magnífica catedral de Santa Cecilia y su espectacular palacio episcopal. El monumental templo se comenzó a erigir en el siglo XIII y tardó 200 años en terminarse, y esta maravilla gótica a orillas del Tarn lleva desde entonces dominando toda la urbe.
Justo al lado de la extraordinaria catedral se encuentra precisamente el Palacio de la Berbie, un espectacular edificio de ladrillo que data de la misma época que el templo y que hoy en día alberga el Museo Toulouse-Lautrec. Además, no puedes dejar pasar la oportunidad de pasear por su precio casco histórico, que es una auténtica belleza.
Carcasona (Occitania)
Otra de las ciudades de Occitania que ha sido reconocida por la UNESCO es Carcasona, la urbe fortificada más grande de Europa. La Cité, la parte medieval de esta población, es una de las grandes maravillas de Francia, y es que detrás de las 52 torres que se erigen en sus dos murallas hay todo un entramado callejero medieval en el que se esconde un patrimonio arquitectónico de un valor incalculable.
Tras atravesar alguna de las puertas de la muralla, como la de la Narbonnaise o la del Aude, te toparás con edificios tan sublimes como la basílica de Saint-Nazaire y sus vidrieras de colores o el impresionante Castillo Condal. Además, está a menos de tres horas en coche de la frontera con España, por lo que es perfecta para una escapada de fin de semana desde el norte de la Península Ibérica.
Burdeos (Nueva Aquitania)
Para los amantes de la enología y del buen vino, Burdeos es un viaje imprescindible, y es que la capital de Nueva Aquitania es una de las cunas vinícolas de Europa. Situada a tres horas de España, combina historia y modernidad en sus calles, en las que puedes encontrarte con edificios del Siglo de las Luces como el Gran Teatro o la Place de La Bourse, entre muchos otros monumentos.
Tampoco puedes perderte su preciosa catedral medieval de Saint-André, que se erigió entre los siglos XII y XIV, ni el campanario Grosse Cloche, otra de las maravillas de dicha época que se pueden encontrar en Burdeos. Fue declarada Patrimonio de la Humanidad en el 2007, y desde entonces se ha convertido en un destino turístico muy frecuentado.
Niza (Provenza-Alpes-Costa Azul)
Una de las incorporaciones francesas más recientes a la lista de la UNESCO es la de Niza (2021), a la que la organización le puso el sobrenombre de "ciudad de vacaciones de invierno de la Riviera". La urbe de la Costa Azul es uno de los centros turísticos más visitados del país durante todo el año, y es que las paradisíacas playas a orillas del Mediterráneo se combinan con preciosos edificios.
Si caminando a orillas del mar por el Paseo de los Ingleses te esperan el conocido Hotel Negresco y otros edificios de la Belle Époque que recuerdan a la época dorada de la ciudad, en el casco histórico podrás encontrarte con maravillas como palacios y casas de colores que inspiraron a centenares de artistas (entre ellos Picasso). Todo ello con un clima ideal para pasar unas vacaciones inolvidables.
Aviñón (Provenza-Alpes-Costa Azul)
También en la región de Provenza-Alpes-Costa Azul se encuentra una de las maravillas medievales del sur de Francia, Aviñón. Esta ciudad fue sede papal, una época de la que todavía se conserva el descomunal Palacio de los Papas, uno de los edificios góticos más importantes de toda Europa. Tras cruzar el Puente Saint Bézenet sobre el río Ródano, también te sorprenderá el resto de edificios de su casco histórico.
La basílica de San Pedro, que se erige entre las estrechas calles del centro de la ciudad, es otra de las paradas imprescindibles del itinerario por la urbe. Palacios, casas empedradas y pintorescas avenidas caracterizan el entramado de esta preciosa población, que sin duda es una de las más bonitas de toda Francia.
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