La Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG) ya informó el año pasado de que España era uno de los primeros países del mundo en el consumo de benzodiacepinas. Un medicamento que se usa para calmar la ansiedad y tratar el insomnio. Pero, ¿qué sucede con este tratamiento si una mujer se encuentra embarazada o en plena lactancia?
Si bien hay revisiones que indican que lo ideal sería prescindir de estos fármacos durante el embarazo, especialmente durante el primer trimestre, esto no siempre es posible. Cada profesional de la salud debe valorar la idoneidad de seguir con ese tratamiento, cambiarlo o ir reduciéndolo poco a poco dependiendo de la situación de cada paciente.
No obstante, conviene conocer cuáles pueden ser las posibles repercusiones de utilizar benzodiacepinas durante el embarazo y, también, si afectan al bebé durante la lactancia. A finales del año 2023 una investigación estudió hasta un total de 3.067.122 embarazos con el fin de comprobar las repercusiones de estos fármacos.
El riesgo de aborto aumenta
La investigación realizada sobre el consumo de benzodiacepinas durante el embarazo reveló una asociación entre estos fármacos y el riesgo de aborto espontáneo. Debido a que durante el primer trimestre este riesgo ya existe por otras razones –desde malos hábitos, hasta la presencia de una anomalía congénita, etc.– consumir benzodiacepinas puede incrementarlo. Por lo tanto, conviene tener en cuenta el riesgo-beneficio de este fármaco y seguir, siempre, las indicaciones del médico.
Un detalle interesante de la investigación que se llevó a cabo fue que, también, analizaron cuál era el riesgo de aborto espontáneo con cada benzodiacepina. Por ejemplo, el riesgo con fludiazepam era mayor que con alprazolam. No obstante, el riesgo continúa estando presente y debe tenerse en cuenta durante la búsqueda o confirmación de un embarazo.
¿Afectan las benzodiacepinas a la lactancia?
A pesar de que la investigación mencionada se centró en el riesgo de aborto debido al consumo de estos medicamentos, conviene hablar también de su impacto durante la lactancia. La Asociación Española de Pediatría (AEPED) expone que si de manera puntual y en dosis muy bajas se administra diazepam, la lactancia continúa siendo segura.
Si se administran otras benzodiacepinas, como lorazepam que es de duración corta, usar la dosis mínima eficaz puede no ocasionar problemas, aunque habrá que estar atentos a cualquier cambio que se produzca en el lactante (como la aparición de somnolencia).
Hay revisiones que son mucho más concretas y exponen que a partir de los 2 meses de edad, en bajas dosis estos fármacos no están contraindicados. Aunque, como ya mencionó la Asociación, conviene estar alerta si el lactante empieza a presentar una mayor somnolencia. Esta se debe comunicar al médico para poder ajustar la dosis.
La seguridad de las benzodiacepinas durante el embarazo y la lactancia dependerá de la dosis administrada y, también, de su frecuencia. Como ya hemos visto, lo ideal es que su uso sea puntual y en la dosis mínima eficaz. No obstante, siempre es mejor prescindir de este tipo de medicamentos durante el embarazo y lactancia, aunque no siempre esto es posible. En estos casos, hay que seguir las indicaciones de los profesionales de la salud y valorar el riesgo-beneficio de estos fármacos.
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Referencias
- Meng, L. C., Lin, C. W., Chuang, H. M., Chen, L. K., & Hsiao, F. Y. (2024). Benzodiazepine Use During Pregnancy and Risk of Miscarriage. JAMA psychiatry, 81(4), 366-373.
- Prieto, M., Oraá, R., Zardoya, M. J., Uriarte, J. J., Malo, P., Medrano, J., & Pacheco, L. (2018). Uso de ansiolíticos e hipnóticos durante el embarazo y la lactancia. Psiquiatría Biológica, 25(1), 7-11.
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