Deja_Collins
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No hay que ser creyente para dejarse llevar por la explosión de espiritualidad que encierra la pieza que abre este disco. Nusrat Fateh Ali Khan, titán de la música paquistaní, altera los sentidos con ‘Ya Allah Ya Rehman’, la pieza que abre Chain Of Light, el disco perdido hace 34 años y recientemente hallado en los archivos sonoros del sello Real World, de Peter Gabriel: “Oh, Dios misericordioso / amo tu grandeza / mi vida y todo el universo son tuyos/ y tú eres el único que merece ser adorado”. Es más: aunque uno profese religión alguna o se sienta tocado por divina gracia, es complicado, saber, si no comprende urdu, qué está cantando el llamado, en ausencia de definición más precisa, rey de la música qawwali, el Pavarotti de Paquistán o, más castizamente, el Camarón paquistaní.
Chain Of Light, configurado por cuatro piezas de qawwali tradicional, se grabó en 1990, justo en la época en que Peter Gabriel, impulsor de la carrera de Nusrat fuera del subcontinente indio, pidió al guitarrista canadiense Michael Brook que pusiera su talento y su instrumento al servicio del cantante para hacer crecer puntas a las raíces y atraer nuevos públicos a la mística vocal del gigante paquistaní. El resultado de aquel encuentro se tituló Mustt Mustt, y además de la guitarra de Brook contó con bajo, piano, sintetizadores y otros instrumentos. Real World se centró en ese álbum y guardó para mejor ocasión los registros más clásicos.
Ahora, salvo que Radio Paquistán o algún sello discográfico local descubra en sus estanterías alguna grabación olvidada, Chain Of Light, mezclado por Craig Conard y Brook, es el álbum que cierra la producción de Nusrat. Un grupo de ocho cantantes y músicos le acompaña. ‘Ya Allah Ya Rehman’ es un clásico qawwali, habitual en el repertorio del cantante. ‘Aaj Sik Mitran Di’ cuenta con un texto en punjabi del poeta y santo místico Pir Meher Ali Shah; en el disco dura algo menos de 10 minutos, pero en los directos Nusrat solía estirarla hasta la media hora. ‘Ya Gaus Ya Meeran’, con letra en urdu, es brillante paradigma de cruce de ritmos y también de la influencia del qawwali en músicas como el flamenco. Y en ‘Khabram Raseed Imshab’, cantada en persa y atribuida a Amir Khusro, considerado padre del qawwali, las gacelas representan la súplica, el anhelo ante la llegada del amante (Alá, o sea), con un final apoteósico de voces embriagadoras y tempo in crescendo.
Música devocional sufí, la rama más tolerante del Islam, de carácter responsorial, el qawwali procede de la raíz qawl (literalmente, declaración del profeta). Voces, armonio y dholak o tabla conforman el combo clásico para su interpretación. Diferentes estilos de la música indostaní intervienen en su estructura: música clásica, basada en ragas (esquemas melódicos), enriquecida con la improvisación; música semiclásica o canciones de amor, tocadas en 16, 14 o seis pulsos, y música ligera, melódica y rítmicamente libre, que usa poemas como el ghazal. Técnicamente bebe de fuentes árabes, persas, indias y turcas. Qawwal denomina al cantor y kawwali, al contenido de la pieza. Creación de naturaleza espiritual, básicamente es una plegaria que lleva al éxtasis, al trance.
Hijo y sobrino de músicos de qawwal, Nusrat Fateh Ali Khan (1948-1997) vivió con intensidad su carrera (su nombre significa el rey que abre la puerta del éxito), truncada a los 48 por varias dolencias. Su voz prodigiosa asombró a audiencias muy dispares y despertó admiración en cantantes de rock y directores de cine. Fue el mago que en cada interpretación puso en jaque la dinámica, la altura, la duración y casi el timbre. Impresionaba (e impresiona) la sinuosidad de su canto melismático y silábico y el asombroso manejo de la técnica sargam, consistente en cantar las notas y no las palabras. En 1985 participó en el Womad, el festival creado por Gabriel, compartiendo escenario con artistas como New Order, Tabu Ley Le Rochereau, The Fall y Penguin Café Orchestra. El flechazo fue inmediato y Nusrat firmó contrato con Real World en 1989. Para entonces, el paquistaní ya había conquistado París con una serie de conciertos magníficos, realizados en el Théâtre de Ville en 1985 y 1988, que fueron grabados por Radio France y publicados por Ocora en cinco CD, reeditados en 1997. Otros directos como Traditional Sufi Qawwalis. Live en London, e Intoxicated Spirit, capturado en Paquistán, muestran la gozosa vitalidad del maestro en escena.
Con Real World, Nusrat publicó Shahen Shah (1989); el mencionado Mustt Mustt (1990); Shahbaaz (1991); Love & Devotion (1992), The Last Prophet (1994); Night Song (1996), también con Michael Brook, y Dust to Gold (2000). Tras el fallecimiento del músico se editó Star Rise, que contiene nueve remezclas de canciones procedentes de los discos grabados con Brook, realizadas por Talving Singh, Asian Dub Foundation, Black Star Liner, Nittin Sawhney y The Dhol Foundation & Fun’Da’Mental, entre otros. En 2001 salió Body and Soul, cuatro piezas grabadas por Nusrat en su casa de Lahore, en Paquistán, y en 2019 se reeditó Night Song, y salió a la luz la grabación inédita Live at Womad 1985. El cine también se nutrió de la magia de Nusrat: además de usar sus canciones en bandas sonoras de películas de Bollywood (en algunos casos, por el procedimiento del pirateo), Peter Gabriel incluyó una de sus interpretaciones en La última tentación de Cristo y también contó con él en la canción ‘Signal To Noise’, de su álbum Up. Y su voz se escuchó igualmente en las bandas sonoras de Pena de muerte (junto a la de Eddie Vedder, vocalista de Pearl Jam), El ciclo de la oración y La reina de los bandidos. “Cada respiro mío está relacionado con su cadena de luz”, escuchamos casi al final de ‘Ya Gaus Ya Meeran’, una deprecación a los santos que concluye con “un millón de gracias porque mi conexión con ellos es eterna”. Justamente como su voz.
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Chain Of Light, configurado por cuatro piezas de qawwali tradicional, se grabó en 1990, justo en la época en que Peter Gabriel, impulsor de la carrera de Nusrat fuera del subcontinente indio, pidió al guitarrista canadiense Michael Brook que pusiera su talento y su instrumento al servicio del cantante para hacer crecer puntas a las raíces y atraer nuevos públicos a la mística vocal del gigante paquistaní. El resultado de aquel encuentro se tituló Mustt Mustt, y además de la guitarra de Brook contó con bajo, piano, sintetizadores y otros instrumentos. Real World se centró en ese álbum y guardó para mejor ocasión los registros más clásicos.
Ahora, salvo que Radio Paquistán o algún sello discográfico local descubra en sus estanterías alguna grabación olvidada, Chain Of Light, mezclado por Craig Conard y Brook, es el álbum que cierra la producción de Nusrat. Un grupo de ocho cantantes y músicos le acompaña. ‘Ya Allah Ya Rehman’ es un clásico qawwali, habitual en el repertorio del cantante. ‘Aaj Sik Mitran Di’ cuenta con un texto en punjabi del poeta y santo místico Pir Meher Ali Shah; en el disco dura algo menos de 10 minutos, pero en los directos Nusrat solía estirarla hasta la media hora. ‘Ya Gaus Ya Meeran’, con letra en urdu, es brillante paradigma de cruce de ritmos y también de la influencia del qawwali en músicas como el flamenco. Y en ‘Khabram Raseed Imshab’, cantada en persa y atribuida a Amir Khusro, considerado padre del qawwali, las gacelas representan la súplica, el anhelo ante la llegada del amante (Alá, o sea), con un final apoteósico de voces embriagadoras y tempo in crescendo.
Música devocional sufí, la rama más tolerante del Islam, de carácter responsorial, el qawwali procede de la raíz qawl (literalmente, declaración del profeta). Voces, armonio y dholak o tabla conforman el combo clásico para su interpretación. Diferentes estilos de la música indostaní intervienen en su estructura: música clásica, basada en ragas (esquemas melódicos), enriquecida con la improvisación; música semiclásica o canciones de amor, tocadas en 16, 14 o seis pulsos, y música ligera, melódica y rítmicamente libre, que usa poemas como el ghazal. Técnicamente bebe de fuentes árabes, persas, indias y turcas. Qawwal denomina al cantor y kawwali, al contenido de la pieza. Creación de naturaleza espiritual, básicamente es una plegaria que lleva al éxtasis, al trance.
Hijo y sobrino de músicos de qawwal, Nusrat Fateh Ali Khan (1948-1997) vivió con intensidad su carrera (su nombre significa el rey que abre la puerta del éxito), truncada a los 48 por varias dolencias. Su voz prodigiosa asombró a audiencias muy dispares y despertó admiración en cantantes de rock y directores de cine. Fue el mago que en cada interpretación puso en jaque la dinámica, la altura, la duración y casi el timbre. Impresionaba (e impresiona) la sinuosidad de su canto melismático y silábico y el asombroso manejo de la técnica sargam, consistente en cantar las notas y no las palabras. En 1985 participó en el Womad, el festival creado por Gabriel, compartiendo escenario con artistas como New Order, Tabu Ley Le Rochereau, The Fall y Penguin Café Orchestra. El flechazo fue inmediato y Nusrat firmó contrato con Real World en 1989. Para entonces, el paquistaní ya había conquistado París con una serie de conciertos magníficos, realizados en el Théâtre de Ville en 1985 y 1988, que fueron grabados por Radio France y publicados por Ocora en cinco CD, reeditados en 1997. Otros directos como Traditional Sufi Qawwalis. Live en London, e Intoxicated Spirit, capturado en Paquistán, muestran la gozosa vitalidad del maestro en escena.
Con Real World, Nusrat publicó Shahen Shah (1989); el mencionado Mustt Mustt (1990); Shahbaaz (1991); Love & Devotion (1992), The Last Prophet (1994); Night Song (1996), también con Michael Brook, y Dust to Gold (2000). Tras el fallecimiento del músico se editó Star Rise, que contiene nueve remezclas de canciones procedentes de los discos grabados con Brook, realizadas por Talving Singh, Asian Dub Foundation, Black Star Liner, Nittin Sawhney y The Dhol Foundation & Fun’Da’Mental, entre otros. En 2001 salió Body and Soul, cuatro piezas grabadas por Nusrat en su casa de Lahore, en Paquistán, y en 2019 se reeditó Night Song, y salió a la luz la grabación inédita Live at Womad 1985. El cine también se nutrió de la magia de Nusrat: además de usar sus canciones en bandas sonoras de películas de Bollywood (en algunos casos, por el procedimiento del pirateo), Peter Gabriel incluyó una de sus interpretaciones en La última tentación de Cristo y también contó con él en la canción ‘Signal To Noise’, de su álbum Up. Y su voz se escuchó igualmente en las bandas sonoras de Pena de muerte (junto a la de Eddie Vedder, vocalista de Pearl Jam), El ciclo de la oración y La reina de los bandidos. “Cada respiro mío está relacionado con su cadena de luz”, escuchamos casi al final de ‘Ya Gaus Ya Meeran’, una deprecación a los santos que concluye con “un millón de gracias porque mi conexión con ellos es eterna”. Justamente como su voz.
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La voz infinita de Nusrat Fateh Ali Khan
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