Claudine_Dietrich
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Los dedos de las manos siempre han sido fundamentales en la tarea diaria de Kepa Junkera (Bilbao, 1965). Este músico y compositor vasco empleaba sus extremidades superiores para tocar la trikitixa, un acordeón pequeño muy usado en Euskadi desde el siglo XIX. Actualmente, lo tiene más complicado. Todavía está recuperando la capacidad de habla y la movilidad completa de sus falanges tras sufrir un ictus en 2018. Sin embargo, la inteligencia artificial (IA) aplicada en una entrevista en la radio ha conseguido acercarle más al público: sus seguidores han conocido lo que ronda por su cabeza.
Las declaraciones suenan como la misma voz del artista conservada en el imaginario popular vasco: “No es mi voz, pero sí mis pensamientos”, aclara nada más empezar. Y añade: “Conocía la IA, aunque nunca había tenido esta experiencia. La mente humana puede crear cosas increíbles y respetuosas”. En sus primeras palabras con esta voz sintética, Junkera expresa cómo se siente: “Como suelo decir con cariño... bien jodido”. Echa de menos salir al escenario, reconoce, y lo vive como “una sensación increíble, una mezcla de fuerza y nervios; corazón y respeto; magia y futuro”.
El intérprete bilbaíno confiesa que esta herramienta le provoca “respeto y curiosidad”. En caso de que esta tecnología sirva para crear en unos años, “será algo chulo”. Aun así, no lo tiene claro: “No soy quién para juzgar el futuro, ni lo que harán con la trikitixa y la IA. Puede ser una combinación muy interesante. Estoy abierto a nuevas ideas”, manifiesta en los micrófonos de la programación especial de Radio Bilbao con motivo del centenario de la Cadena SER, donde se desarrolló la charla.
Hasta ahora, todas las entrevistas realizadas desde su infarto cerebral habían sido posibles gracias a la mediación de su familia, sobre todo, de su hija mayor, Maren, a quien dedicó con el mismo nombre uno de sus primeros discos.
El proceso para realizar este diálogo pionero en el panorama radiofónico español, del que se ha hecho eco el Instituto Reuters para el Estudio del Periodismo, se preparó con varios días de antelación. Junkera respondió a las preguntas, previamente enviadas, de manera escrita y a través de un móvil. Después, un programa informático especializado, alimentado con hasta cinco minutos de intervenciones del compositor en entrevistas previas, generó unas respuestas orales.
A continuación, el Departamento de Voz de la SER ajustó el audio creado a su timbre, tono, volumen, velocidad y ritmo. Además, tuvo que instruir a esta tecnología para que palabras en euskera, como Trikitixa o Badator Marijaia —uno de sus temas más populares, considerado el himno de las fiestas de Bilbao— sonaran reales. La magia de la radio hizo lo demás. El resultado: siete minutos de conversación.
Actualmente, no hay una legislación que regule este tipo de usos de la inteligencia artificial, ni tampoco está recogida en los códigos deontológicos de los medios de comunicación. “El propio artista firmó un consentimiento, guardado ya por ambas partes, para utilizar su voz con este exclusivo fin”, explica Jon Egaña, el periodista encargado de la entrevista. “Hay que dejar claro que es una recreación de su voz. En ningún momento se produjo una concatenación oral, solo escrita”, subraya.
En un momento en el que la inteligencia artificial es cada vez más accesible para el público general, la cuestión no es tanto el qué o el cómo, sino el para qué. Este hecho insólito abre la puerta a dar voz a colectivos que hasta ahora no podían comunicarse en primera persona.
José Manuel Amador es el presidente de ATECE Gipuzkoa, una asociación que trabaja con personas con daño cerebral adquirido. “Este tipo de acciones en la radio son extraordinarias por la visibilidad que supone”, exclama. El único problema para Amador es la probable posibilidad de que los afectados no “tengan algo grabado en casa con su voz anterior”. Admite que una solución podría pasar por crear bancos de voz, donde los usuarios pudieran registrarlas y almacenarlas.
En la misma línea piensa la directora gerente de la Federación Española de Daño Cerebral, Libertad Martínez. Aplaude esta iniciativa ya que desde este organismo apuestan “por la tecnología para poder dotar de calidad de vida a todas las personas con daños cerebrales”. Agrega que los organismos públicos deberían gestionar estas herramientas para que no se conviertan en un lujo. “Tiene que haber una implicación de la Administración para que esto se convierta en un apoyo para mermar estas secuelas”.
No obstante, ahora mismo cuentan con varios obstáculos. “El más significativo es que, todavía, en este país, no está contemplado el daño cerebral con una codificación específica sanitaria”. Esto dificulta su diagnóstico y seguimiento; la atención especializada o avances en investigaciones.
Los logopedas son parte fundamental en la rehabilitación de una persona que ha perdido capacidad de habla al superar un ictus. “De qué sirve que recupere la movilidad, si no puede llegar a una terraza y conversar con amigos”, destaca Oihana Ramos, logopeda del Hospital Aita Menni en Bilbao, adonde Junkera asiste periódicamente.
“Todo sistema alternativo que ayude a comunicarse a pacientes con disartria es un aliciente para seguir adelante. Todo lo que ayude a relacionarse es la mejor motivación”, explica Ramos, siempre que su nivel cognitivo no esté afectado. En sus sesiones, usa muchos sistemas, desde pictogramas, hasta tabletas. El uso de la voz se ha implementado en pacientes con esclerosis lateral amiotrófica (ELA), pero nunca en un caso como este. “No me cabe la menor duda que para Junkera habrá sido esta experiencia muy importante, más cuando esa voz generada artificialmente ha conservado en buena medida las características originales de la suya”, se alegra.
Un referente internacional
Kepa Junkera sufrió un accidente cerebrovascular en Gante (Bélgica) durante su gira Maletak en 2018. Permaneció ingresado en un hospital de la zona hasta que fue trasladado al Hospital de Cruces (Barakaldo) un mes después. Más tarde, paso a la Unidad de Neurorrehabilitación del Centro Aita Menni donde fue recuperando progresivamente parte de la movilidad de su cuerpo y el habla.
Hasta la interrupción abrupta de su carrera musical, este músico autodidacta había publicado 30 discos en sus 32 años de carrera musical. Con uno de ellos, su álbum K, ganó el Grammy Latino en la categoría de Mejor Álbum Folk en 2004, reconocimiento que lo consolidó como uno de los artistas europeos más importantes e influyentes en el ámbito de la música tradicional. Entre sus temas, destacan los que han contado con la participación de otros artistas, como Ana Belén, Víctor Manuel, Olga Cerpa o Emilio Aragón.
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Las declaraciones suenan como la misma voz del artista conservada en el imaginario popular vasco: “No es mi voz, pero sí mis pensamientos”, aclara nada más empezar. Y añade: “Conocía la IA, aunque nunca había tenido esta experiencia. La mente humana puede crear cosas increíbles y respetuosas”. En sus primeras palabras con esta voz sintética, Junkera expresa cómo se siente: “Como suelo decir con cariño... bien jodido”. Echa de menos salir al escenario, reconoce, y lo vive como “una sensación increíble, una mezcla de fuerza y nervios; corazón y respeto; magia y futuro”.
El intérprete bilbaíno confiesa que esta herramienta le provoca “respeto y curiosidad”. En caso de que esta tecnología sirva para crear en unos años, “será algo chulo”. Aun así, no lo tiene claro: “No soy quién para juzgar el futuro, ni lo que harán con la trikitixa y la IA. Puede ser una combinación muy interesante. Estoy abierto a nuevas ideas”, manifiesta en los micrófonos de la programación especial de Radio Bilbao con motivo del centenario de la Cadena SER, donde se desarrolló la charla.
Hasta ahora, todas las entrevistas realizadas desde su infarto cerebral habían sido posibles gracias a la mediación de su familia, sobre todo, de su hija mayor, Maren, a quien dedicó con el mismo nombre uno de sus primeros discos.
Un proceso complejo
El proceso para realizar este diálogo pionero en el panorama radiofónico español, del que se ha hecho eco el Instituto Reuters para el Estudio del Periodismo, se preparó con varios días de antelación. Junkera respondió a las preguntas, previamente enviadas, de manera escrita y a través de un móvil. Después, un programa informático especializado, alimentado con hasta cinco minutos de intervenciones del compositor en entrevistas previas, generó unas respuestas orales.
A continuación, el Departamento de Voz de la SER ajustó el audio creado a su timbre, tono, volumen, velocidad y ritmo. Además, tuvo que instruir a esta tecnología para que palabras en euskera, como Trikitixa o Badator Marijaia —uno de sus temas más populares, considerado el himno de las fiestas de Bilbao— sonaran reales. La magia de la radio hizo lo demás. El resultado: siete minutos de conversación.
Actualmente, no hay una legislación que regule este tipo de usos de la inteligencia artificial, ni tampoco está recogida en los códigos deontológicos de los medios de comunicación. “El propio artista firmó un consentimiento, guardado ya por ambas partes, para utilizar su voz con este exclusivo fin”, explica Jon Egaña, el periodista encargado de la entrevista. “Hay que dejar claro que es una recreación de su voz. En ningún momento se produjo una concatenación oral, solo escrita”, subraya.
Un experimento para otros casos
En un momento en el que la inteligencia artificial es cada vez más accesible para el público general, la cuestión no es tanto el qué o el cómo, sino el para qué. Este hecho insólito abre la puerta a dar voz a colectivos que hasta ahora no podían comunicarse en primera persona.
José Manuel Amador es el presidente de ATECE Gipuzkoa, una asociación que trabaja con personas con daño cerebral adquirido. “Este tipo de acciones en la radio son extraordinarias por la visibilidad que supone”, exclama. El único problema para Amador es la probable posibilidad de que los afectados no “tengan algo grabado en casa con su voz anterior”. Admite que una solución podría pasar por crear bancos de voz, donde los usuarios pudieran registrarlas y almacenarlas.
En la misma línea piensa la directora gerente de la Federación Española de Daño Cerebral, Libertad Martínez. Aplaude esta iniciativa ya que desde este organismo apuestan “por la tecnología para poder dotar de calidad de vida a todas las personas con daños cerebrales”. Agrega que los organismos públicos deberían gestionar estas herramientas para que no se conviertan en un lujo. “Tiene que haber una implicación de la Administración para que esto se convierta en un apoyo para mermar estas secuelas”.
No obstante, ahora mismo cuentan con varios obstáculos. “El más significativo es que, todavía, en este país, no está contemplado el daño cerebral con una codificación específica sanitaria”. Esto dificulta su diagnóstico y seguimiento; la atención especializada o avances en investigaciones.
Los logopedas son parte fundamental en la rehabilitación de una persona que ha perdido capacidad de habla al superar un ictus. “De qué sirve que recupere la movilidad, si no puede llegar a una terraza y conversar con amigos”, destaca Oihana Ramos, logopeda del Hospital Aita Menni en Bilbao, adonde Junkera asiste periódicamente.
“Todo sistema alternativo que ayude a comunicarse a pacientes con disartria es un aliciente para seguir adelante. Todo lo que ayude a relacionarse es la mejor motivación”, explica Ramos, siempre que su nivel cognitivo no esté afectado. En sus sesiones, usa muchos sistemas, desde pictogramas, hasta tabletas. El uso de la voz se ha implementado en pacientes con esclerosis lateral amiotrófica (ELA), pero nunca en un caso como este. “No me cabe la menor duda que para Junkera habrá sido esta experiencia muy importante, más cuando esa voz generada artificialmente ha conservado en buena medida las características originales de la suya”, se alegra.
Un referente internacional
Kepa Junkera sufrió un accidente cerebrovascular en Gante (Bélgica) durante su gira Maletak en 2018. Permaneció ingresado en un hospital de la zona hasta que fue trasladado al Hospital de Cruces (Barakaldo) un mes después. Más tarde, paso a la Unidad de Neurorrehabilitación del Centro Aita Menni donde fue recuperando progresivamente parte de la movilidad de su cuerpo y el habla.
Hasta la interrupción abrupta de su carrera musical, este músico autodidacta había publicado 30 discos en sus 32 años de carrera musical. Con uno de ellos, su álbum K, ganó el Grammy Latino en la categoría de Mejor Álbum Folk en 2004, reconocimiento que lo consolidó como uno de los artistas europeos más importantes e influyentes en el ámbito de la música tradicional. Entre sus temas, destacan los que han contado con la participación de otros artistas, como Ana Belén, Víctor Manuel, Olga Cerpa o Emilio Aragón.
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