Rossie_Kub
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El Sevilla despidió a Jesús Navas con honores . Todavía le resta al gran capitán un último partido en el Santiago Bernabéu , una última oportunidad para demostrar que a su inmaculada carrera le quedaba ese baile final. No obstante, la sensación de orfandad ya ha comenzado a calar en las entrañas del Sánchez-Pizjuán, tanto en la grada como en el propio vestuario. Pese a que su adiós fuese anunciado, el vacío que deja no será fácil de llenar. Más bien todo lo contrario. García Pimienta no deja de tirarle la caña al palaciego para que colgar las botas no signifique que desaparezca del todo del equipo, sino que pueda quedarse como uno más dentro del staff técnico , que pase el duelo de la retirada pudiendo oler la hierba a la que lleva tanto tiempo acostumbrado. Su primera respuesta ha sido que necesita un tiempo para él, aunque los que lo conocen de cerca saben que su nervio es incontrolable y que pronto estará deseando encontrar esa rutina deportiva que forma una parte indisoluble de su vida. Con el adiós de Jesús Navas se abre un momento de liderazgo huidizo dentro del Sevilla. ¿Quién cogerá el testigo que deja Jesús? ¿Quién tirará del equipo cuando el miedo o las dudas superen a la confianza? ¿Quién unirá al sevillismo en momentos delicados? Todas esas preguntas quedan ahora sin respuesta. El tiempo resolverá esta incógnita. No habrá que preocuparse por quién quedará a su sombra, sino ocuparse porque su figura no se eche de menos a diario.El entrenador del Sevilla ha demostrado ser un buen gestor dentro de un grupo tan joven . Está siendo capaz de mover el árbol de la plantilla, con jóvenes por doquier, muchos subidos desde el filial, y que el equipo no se resienta demasiado. El partido ante el celta tuvo que jugarse con las conocidas ausencias de Isaac, Juanlu y Carmona , tres canteranos (dos de ellos aún con dorsal del filial) y parecía de salida que al Sevilla le habían quitado tres pilares básicos. Esa sensación es la que está consiguiendo imprimir García Pimienta a un conjunto que se cimenta sobre gente de la casa , con las gotas de experiencia de pocos jugadores experimentados y que ahora deberán incluso dar un paso adelante mayor. Gudelj o Saúl, habituales titulares, son los que ahora deben contagiar a los jóvenes del espíritu que siempre ha llevado a gala Jesús Navas. Esa defensa del escudo. Ese no dar por perdido ningún partido por mal que se esté jugando. Ese amor propio por conducir a sus compañeros hasta la victoria final. «Quiero que, quien se ponga esta camiseta, se entregue como yo me he entregado» , definió Navas la tarea para los que llegan.Cierto es que el equipo no ha necesitado tanto del palaciego en la hierba estos últimos meses. El cambio de posición por parte del entrenador ha permitido que otros jugadores floreciesen en la necesidad, como ese lateral derecho ocupado por Carmona o, en la otra punta del campo, que Stanis Idumbo sea cada vez más titular . El joven belga fue precisamente el futbolista que recibió de Jesús Navas el testigo en su última sustitución en el Sánchez-Pizjuán, como en su día haría Paco Gallardo con Navas en su debut. Un Sevilla que ahora necesita vivir sin su gran capitán, dejando que otros asuman la responsabilidad de darle al Sevilla lo que necesite . La primera vuelta se terminará con la tranquilidad del trabajo bien hecho, con un mínimo de los 22 puntos sumados hasta la fecha, con próxima salida al Santiago Bernabéu , terminando ya en enero ante el Valencia en el Sánchez-Pizjuán , en el primer partido del 2025 en Nervión sin el gran capitán.Los últimos mesesJesús se marchará también con esa tranquilidad no sólo del trabajo bien hecho en años anteriores, sino con la certeza de que el Sevilla ha encontrado un camino de cara al futuro, soportado por un entrenador que ha encajado en la nueva etapa nervionense. Por eso se quedó. El sufrimiento de los dos últimos cursos, con tres entrenadores distintos en cada uno de ellos, provocaron que el amago de su salida, con una crisis sin precedentes en mayo del pasado año, concluyese con una renovación por unos meses para ayudar en la transición que necesitaba el equipo . Ha estado ahí colocando las primeras piedras. Tampoco ha sido un comienzo sencillo esta temporada, pero la sensación de que el equipo va creciendo semana a semana ofrece un sosiego generalizado en un club demasiado acostumbrado a nadar en la inestabilidad. Ha sido el último servicio de Jesús Navas. El adiós del gran capitán. Va a comenzar un Sevilla postleyenda. La vida sin Jesús será igual y distinta a la misma vez. Un nuevo Sevilla con la orfandad por su bandera deportiva, por un jugador irrepetible.
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