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Daniel Verdú
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Eduardo Chillida iba a ser Arconada antes de que Arconada naciera. El escultor era ya a los 19 años un portero superlativo en la Real Sociedad, pero una entrada de Sañudo en un partido contra el Valladolid —el último de la temporada— le destrozó la rodilla y truncó su fichaje por el Real Madrid en 1943. La aventura se torció, pero transformó la experiencia como arquero en arte. “El portero tiene que desarrollar una serie de condiciones muy especiales de intuiciones espacio temporales muy rápidas y muy inmediatas relacionadas con estos dos misterios, el espacio y el tiempo, que me hacen pensar que las condiciones que hacen falta para ser un buen portero y un buen escultor son prácticamente las mismas”, le explicó a su hija Susana Chillida Belzunce para un documental.
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