La revuelta del Ibex ante Sánchez y el SOS que ha lanzado Lagarde

[Esta_Renner]

Ningún país ha prosperado poniendo trabas, zancadillas y generando inseguridad a la inversión o la actividad empresarial, pero en esa misión parece que se ha embarcado el Gobierno de Pedro Sánchez, como demuestra una y otra vez a cada paso legislativo que da vía decreto o con la mayoría parlamentaria 'qué hay de lo mío'. La gran reforma fiscal que planteaba el Gobierno de PSOE y Sumar, junto a los 6 diputados satélites de Podemos y Ábalos, está enfangando el escenario para los inversores.

Hay clima de revuelta entre el gran capital. El impuesto al crédito de los bancos es solo una muestra, pero ha inquietado al dinero amigable y atraído a los operadores en corto, provocando amplias caídas en bolsa para Santander, BBVA, Caixbank y compañía al día siguiente de su aprobación. En el tintero se ha quedado la tasa a las energéticas. Se ha conseguido lo que parecía imposible: que todo el sector se ponga de acuerdo. Si hay tasa, se paralizarán las inversiones, como han dicho en alto los ejecutivos de Moeve (Cepsa) o Repsol.

La sola amenaza de imponer un gravamen especial con el IVA al alquiler turístico no parece que sea una buena noticia para la primera industria del país. Tampoco destrozar el marco fiscal de las socimis, que ayudaron a resucitar el mercado inmobiliario hace una década. Grandes inversores internacionales se plantean si deben seguir o no en esas empresas, hasta el punto de que algunas de ellas se hayan planteado migrar a otros países y bolsas. Colonial, una de las mayores socimis, ha visto como la familia Santo Domingo, socia de largo plazo, ha cogido la puerta y se ha ido.

Es de sentido común, pero la política de generar inseguridad jurídica no trae más que calamidades. Es como legislar para empobrecer a una sociedad, a sabiendas de que el freno a la inversión reducirá la riqueza y la recaudación. Lo mismo que la corrupción -como el caso Koldo-Ábalos que afecta al corazón del PSOE- termina ahuyentando el dinero que busca la prosperidad de un país, o la burocracia desincentiva a quien busca emprender y, sobre todo, invertir.

Lo queramos o no, los mercados somos todos, como ha recordado la presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, en un discurso que parece una petición urgente de auxilio dirigida a los gobiernos europeos. Reclama un cambio radical en los mercados de capitales europeos porque el Viejo Continente se está quedando atrás en el mundo de forma acelerada -sobre todo, en relación a EEUU y China- por la falta de inversión o, lo que es lo mismo, de financiación para empresas innovadoras y es lo que explica tanto la fuga de talento, como el empobrecimiento relativo de Europa en el mundo.

Pese a que ahorran más que los estadounidenses, los europeos son cada vez más pobres en la comparativa financiera porque no invierten en activos financieros y si lo hacen, su capital se va a EEUU. Según Lagarde, la fragmentación de los mercados europeos por países, la maraña de legislaciones, los impuestos, las trabas y, en suma, los sobrecostes para invertir explican que eso suceda... En 2023 había 295 bolsas y mercados en la UE, así como 14 entidades de contrapartida central (CCP) y 32 depositarios centrales de valores (CSD). En EEUU sólo hay dos cámaras de compensación de valores y un CSD. Las soluciones existen pero están eclipsadas por el cortoplacismo electoral que domina la política europea, como en el caso de España. Lagarde, citando a Da Vinci, advierte: "No basta con saber; hay que aplicar. No basta con querer; hay que hacer".

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