La presa era Sumar

Zechariah_Olson

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«Queremos independizarnos de España pero primero queremos independizarnos de la izquierda española». Cada vez que estalla una lucha fratricida entre los partidos progresistas, dicen esta frase en un partido secesionista con presencia en el Congreso. El escándalo de Íñigo Errejón ha vuelto a ponerla en circulación para señalar lo que ya sabemos todos: que el posible acoso a mujeres del ya exportavoz de Sumar ha saltado a la palestra porque ha querido y cuando ha querido Podemos. O, por ser más concretos, Pablo Iglesias . Él mismo admitió el jueves por la noche en el programa '59 segundos' que conocía las acusaciones desde hacía tiempo. Algo con lo que debería andarse con ojo porque –según los estándares de moralidad feminista paridos por su propia formación–, esa afirmación es motivo suficiente para señalarle como corresponsable. Veremos si el escándalo Errejón no acaba convirtiéndose en un boomerang que golpea a Podemos de alguna manera cuando menos se lo espere. Pero, en todo caso, esas palabras de Iglesias dejan claro que el quid de este caso está en el momento en que se ha destapado. Si los morados conocían esos comportamientos desde hace tiempo ¿por qué esperar hasta ahora? Para intentar darle la puntilla a Sumar. La filtración de las acusaciones sexuales no solo ha matado a Errejón sino que ha abierto en canal a la coalición en su peor momento político. La marca prepara su segunda asamblea estatal –cuya ponencia tenía encargada el exportavoz–, entre dudas cada vez más fuertes sobre la continuidad del proyecto, y con Yolanda Díaz tocada anímicamente según el runrún que circula desde hace semanas en el bloque de investidura. La cita tendrá lugar en menos de dos meses y el escándalo de Errejón centra el foco en si compensa seguir unidos. Es lógico. Cuando una formación política sitúa el estándar de moralidad en un nivel tan alto respecto a una cuestión, en este caso las mujeres, lógicamente los comportamientos públicos y privados de todos sus cargos tienen que ser ejemplares. Errejón era, ni más ni menos, que el portavoz parlamentario de la coalición. Accedió al cargo, además, por decisión personal de Yolanda Díaz contra el criterio de algunos partidos integrantes. Todo ello hace imposible desligar este escándalo de la marca Sumar o de su lideresa. Consecuentemente, la pregunta que se hacen partidos como Más Madrid, Compromís o IU es si la coalición les perjudica más de lo que les beneficia. De aquí a romper solo hay un paso. Por tanto, pese a la magnitud del escándalo, Íñigo Errejón era solo el señuelo. La presa que está buscando Podemos es Sumar. Los morados quieren acabar con esta marca porque así tendrán la oportunidad de resurgir de sus cenizas en el siguiente ciclo electoral. Es un objetivo vital para Pablo Iglesias que, de paso, colmaría sus ansias de venganza contra Yolanda Díaz. Por eso, es muy probable que lo que ha sucedido esta semana sea solo el principio de un serial de varias entregas. La última pretende ser el final de Sumar.

 

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