Sincere_Ziemann
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La política despierta un interés irracional porque es el escenario sobre el que actúan y se condensan todos los pilares de la miseria humana. Alberga el catálogo completo de los pecados mortales, siendo escaparate de los valores más despreciables y oscuros. La política, entendida como se practica en el presente, es la vanguardia del mal, el camino más corto hacia la podredumbre espiritual. Los gobernantes de antes se congratulaban de pastorear al pueblo con pan y circo mientras ellos, de espaldas a la plebe, amasaban la suciedad. Los de ahora, más descarados e inútiles, se han convertido en el propio espectáculo para una sociedad idiotizada que les jalea desde las gradas del analfabetismo, visiblemente orgullosa de contemplar la farsa.Han bordado las alfombras a la medida de los mediocres, han convertido la exposición pública en un lugar inhabitable para la ejemplaridad. Junto al cargo uno jura la corrosión, levanta el acta de defunción de sus principios, se entrega a la incultura de partido, hace un gurruño con sus escrúpulos y grafitea sobre las líneas que juró que jamás traspasaría. El político contemporáneo no se viste por los pies porque vive arrodillado ante otros políticos. Se postra ante el cinismo y la mentira, la avaricia y la traición, la vanidad y la cobardía - paradójicamente los más narcisistas suelen ser los más pusilánimes-. Forman una fauna compuesta por serpientes y ratas, borregos y mosquitas muertas, un ecosistema donde reina la vulgaridad. Lo único positivo de este circo es que ejemplifica a la perfección la antítesis de lo que uno tiene que aspirar a ser: una buena persona, no se pide más, alguien con unas convicciones más fuertes que sus complejos, que piense lo que haga y que haga lo que piense. En la actualidad, los payasos de la tele también educan, pero al contrario que Miliki y Fofó lo hacen con pedagogía inversa. Convendría que todos los jóvenes lo tuviéramos claro: si quieres ser alguien respetable, debes aprovechar las clases diarias que políticos y activistas imparten sobre cómo no hay que actuar. La lección de esta semana se titula 'La parábola de los Juanes y las heces', y versa sobre el amilanamiento de dos sujetos que aun sabiendo la dirección de lo correcto han escogido el sendero de la complicidad más cutre y peor remunerada; la de las bocas chicas. Los dos Juanes, Lobato y Espadas, uno que tragó lo del Fiscal y el otro el cupo catalán, uno desahuciado y el otro sin el ministerio prometido, se han traicionado a sí mismos para seguir siendo los pajes de un hombre que no es capaz ni de mantener los dos ojos abiertos, al que ya le delatan hasta los tics. Este fin de semana vendrán a Sevilla para hacerle la ola a un tipo al que no le importan ni ellos ni España. Podrían ser héroes, pero la jindama los convirtió en cómplices. La honradez es cosa de valientes.
Santi Gigliotti: La parábola de los Juanes y las heces
Este fin de semana vendrán a Sevilla para hacerle la ola a un tipo al que no le importan ni ellos ni España
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