Anahi_Hagenes
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Muriel Romero, la nueva directora de la Compañía Nacional de Danza (CND), ya lo anunció el pasado mes de julio cuando se hizo público su nombramiento al frente de esta institución: la performance y las artes vivas formarán parte por primera vez en la historia del repertorio de la compañía estatal. Y así lo ha confirmado esta mañana en la rueda de prensa celebrada en la sede de la CND para presentar el proyecto que desarrollará durante los próximos cinco años, con posibilidad de renovar tres más hasta ocho.
Además, la directora ha dado nombres de artistas con quienes contará, como el de La Ribot y Cuqui Jerez, abanderadas de la performance. Refuerza así su voluntad de prestar atención a más mujeres creadoras, deuda histórica en el repertorio de esta compañía y un objetivo que también anunció en su designación para el cargo el pasado julio. Romero suma ahora más nombres, como el de Mónica Runde, codirectora de 10 & 10, agrupación que cumple 35 años de trayectoria; y los de Marina Mascarell y María Muñoz. “Todas son coreógrafas consagradas de la historia de la danza española y no se entiende cómo no han pisado esta compañía todavía”, subrayó. En declaraciones a este periódico, ha confirmado además que está en contacto con ellas para cerrar agendas. “Lo ideal sería que pudieran estrenar sus trabajos aquí a lo largo de estos cinco años”.
Pasarán también por la CND coreógrafos emergentes “que puedan dar a conocer su trabajo al gran público”. En esta línea, a Romero le gustaría contar con Arnau Pérez, joven creador de danza contemporánea y danzas urbanas, y con Luz Arcas.
La transparencia, a la hora de concretar personas y líneas de actuación de la nueva dirección, que se inició el pasado 1 de septiembre, parece ser una constante en el discurso de Romero. En este sentido, ha presentado a todos los miembros de su equipo más cercano, dispuestos en la mesa junto a ella: Mayda Islas, directora adjunta; Ana Catalina Román, asistente a la dirección artística, (una de las personalidades más destacadas y queridas de la danza española, gran conocedora de repertorios internacionales como el de William Forsythe, con quien trabajó durante más de veinte años, y para quien Muriel Romero ha tenido unas palabras especiales); Violeta Gastón, maestra repetidora; y Arturo Barral, gerente de la institución.
La nueva directora ha concretado también las líneas más importantes de su proyecto artístico, que pasan por el uso de nuevas herramientas digitales y lenguajes tecnológicos, por descentralizar la compañía de las grandes ciudades para llevarla hasta la España más rural, por consolidar la visión colaborativa, inclusiva y feminista de la CND. También quiere diseñar laboratorios donde se piense el cuerpo por parte de filósofos o ingenieros, y consolidar vínculos entre la Compañía Nacional de Danza y la música contemporánea. “Me sorprende ir al Auditorio Nacional y no ver a bailarines entre el público. Creo que la relación entre danza y música es algo que hay que reforzar con urgencia”, ha declarado.
En los próximos días se realizarán nuevas audiciones para elegir a los 26 bailarines que formarán el elenco de la CND. “Deben ser intérpretes con una identidad muy clara y capaces de trabajar con su propio imaginario, porque no solo se dedicarán a repetir pautas. Se les pedirá que aporten desde su interpretación”, ha aclarado. Los bailarines que forman parte de la CND en la actualidad también tendrán que presentarse a estas audiciones y esperar a pasarlas para continuar en la agrupación. Al final de la presentación, veinte de los actuales intérpretes han bailado una pieza de 15 minutos.
Sobre próximas actuaciones de la Compañía Nacional de Danza, Romero ha confirmado que se respetarán los programas diseñados por el anterior director, Joaquín De Luz. A partir de ahí, el diseño de sus programas se nutrirá de noches de una sola obra larga y veladas con piezas más cortas. “Estoy al servicio de este proyecto que hablará de múltiples estilos y abarcará la danza del pasado, presente y futuro”, ha dicho.
A nivel internacional, la directora ha confesado estar en negociaciones para que la CND pueda incorporar nuevas obras de Balanchine, así como el Onegin de John Crancko, de corte más clásico, y a coreógrafas actuales internacionales de la danza más contemporánea, como las reputadas Crystal Pite y Gisèle Vienne, según ha confirmado a El País.
“Antes de presentar mi proyecto para dirigir la CND, había algo en mí que me decía que lo hiciera”, contaba esta mañana la creadora, gran conocedora de esta institución, en la que entró a bailar con 16 años, cuando la dirigía Maya Plitseskaya. “Y durante los próximos años esta casa será un punto de encuentro para la convergencia de las artes y se potenciará el diálogo entre disciplinas”. Preguntada por EL PAÍS sobre las últimas declaraciones de De Luz cuando salió de la dirección, en las que calificaba de demagógica la línea de esta nueva dirección de la CND, Muriel Romero ha preferido mantenerse al margen y no manifestar su opinión.
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Además, la directora ha dado nombres de artistas con quienes contará, como el de La Ribot y Cuqui Jerez, abanderadas de la performance. Refuerza así su voluntad de prestar atención a más mujeres creadoras, deuda histórica en el repertorio de esta compañía y un objetivo que también anunció en su designación para el cargo el pasado julio. Romero suma ahora más nombres, como el de Mónica Runde, codirectora de 10 & 10, agrupación que cumple 35 años de trayectoria; y los de Marina Mascarell y María Muñoz. “Todas son coreógrafas consagradas de la historia de la danza española y no se entiende cómo no han pisado esta compañía todavía”, subrayó. En declaraciones a este periódico, ha confirmado además que está en contacto con ellas para cerrar agendas. “Lo ideal sería que pudieran estrenar sus trabajos aquí a lo largo de estos cinco años”.
Pasarán también por la CND coreógrafos emergentes “que puedan dar a conocer su trabajo al gran público”. En esta línea, a Romero le gustaría contar con Arnau Pérez, joven creador de danza contemporánea y danzas urbanas, y con Luz Arcas.
La transparencia, a la hora de concretar personas y líneas de actuación de la nueva dirección, que se inició el pasado 1 de septiembre, parece ser una constante en el discurso de Romero. En este sentido, ha presentado a todos los miembros de su equipo más cercano, dispuestos en la mesa junto a ella: Mayda Islas, directora adjunta; Ana Catalina Román, asistente a la dirección artística, (una de las personalidades más destacadas y queridas de la danza española, gran conocedora de repertorios internacionales como el de William Forsythe, con quien trabajó durante más de veinte años, y para quien Muriel Romero ha tenido unas palabras especiales); Violeta Gastón, maestra repetidora; y Arturo Barral, gerente de la institución.
La nueva directora ha concretado también las líneas más importantes de su proyecto artístico, que pasan por el uso de nuevas herramientas digitales y lenguajes tecnológicos, por descentralizar la compañía de las grandes ciudades para llevarla hasta la España más rural, por consolidar la visión colaborativa, inclusiva y feminista de la CND. También quiere diseñar laboratorios donde se piense el cuerpo por parte de filósofos o ingenieros, y consolidar vínculos entre la Compañía Nacional de Danza y la música contemporánea. “Me sorprende ir al Auditorio Nacional y no ver a bailarines entre el público. Creo que la relación entre danza y música es algo que hay que reforzar con urgencia”, ha declarado.
En los próximos días se realizarán nuevas audiciones para elegir a los 26 bailarines que formarán el elenco de la CND. “Deben ser intérpretes con una identidad muy clara y capaces de trabajar con su propio imaginario, porque no solo se dedicarán a repetir pautas. Se les pedirá que aporten desde su interpretación”, ha aclarado. Los bailarines que forman parte de la CND en la actualidad también tendrán que presentarse a estas audiciones y esperar a pasarlas para continuar en la agrupación. Al final de la presentación, veinte de los actuales intérpretes han bailado una pieza de 15 minutos.
Sobre próximas actuaciones de la Compañía Nacional de Danza, Romero ha confirmado que se respetarán los programas diseñados por el anterior director, Joaquín De Luz. A partir de ahí, el diseño de sus programas se nutrirá de noches de una sola obra larga y veladas con piezas más cortas. “Estoy al servicio de este proyecto que hablará de múltiples estilos y abarcará la danza del pasado, presente y futuro”, ha dicho.
A nivel internacional, la directora ha confesado estar en negociaciones para que la CND pueda incorporar nuevas obras de Balanchine, así como el Onegin de John Crancko, de corte más clásico, y a coreógrafas actuales internacionales de la danza más contemporánea, como las reputadas Crystal Pite y Gisèle Vienne, según ha confirmado a El País.
“Antes de presentar mi proyecto para dirigir la CND, había algo en mí que me decía que lo hiciera”, contaba esta mañana la creadora, gran conocedora de esta institución, en la que entró a bailar con 16 años, cuando la dirigía Maya Plitseskaya. “Y durante los próximos años esta casa será un punto de encuentro para la convergencia de las artes y se potenciará el diálogo entre disciplinas”. Preguntada por EL PAÍS sobre las últimas declaraciones de De Luz cuando salió de la dirección, en las que calificaba de demagógica la línea de esta nueva dirección de la CND, Muriel Romero ha preferido mantenerse al margen y no manifestar su opinión.
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elpais.com