Quinn_Metz
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Las luces, los árboles repletos de luces, la decoración en las calles y los hogares, los villancicos en bucle en las tiendas y centros comerciales... La Navidad ya ha llegado y, con ella, el cambio de rutinas, las reuniones familiares y las cenas y comidas con compañeros de trabajo y los amigos de toda la vida.
Mientras que este periodo de fiestas se convierte en unos días de más ajetreo, vacaciones y días de muchas emociones para las personas, para nuestros perros puede convertirse en todo un desafío, ya que estos cambios emocionales y de rutinas les afectan directamente a ellos también.
Según explica Anika Rytel, educadora canina y fundadora de Perros y punto, los cambios en nuestras rutinas y en nuestro estado de ánimo pueden provocar también alteraciones en nuestro perro. "Puede generarles estrés y, como consecuencia, empezar a ver cambios en sus conductas", aclara.
"Los cambios de rutina provocar que se pongan nerviosos, ya que están acostumbrados a unos horarios, a estar solos ciertas horas al día y a cierta tranquilidad que, durante las fiestas, se sustituye por tener a los niños en casa de vacaciones, recibir invitados (si celebramos cenas o comidas en casa) y, en general, más planes de los habituales", detalla Rytel.
Zonas de descanso y cuidar del entretenimiento
La educadora canina explica que, de la misma forma que nosotros también estamos más alterados, por ejemplo, cuando recibimos visita en casa (pendientes de que las comidas estén bien y los invitados estén cómodos), esos sentimientos los transmitimos sin querer a nuestros compañeros de cuatro patas.
"En este sentido, ellos son como una extensión nuestra y, sumado a los cambios en los horarios de los paseos y el aumento de personas en casa, les provoca estrés, algo completamente normal", asegura. "No obstante, hay algunos perros que lo llevan mejor que otros".
Sobre la gestión de los cambios, Rytel explica que habrá canes que cuando se sientan estresados sabrán alejarse del barullo y refugiarse en su lugar de descanso (un transportín, otra habitación, etc.), pero otros no tendrán esa capacidad. "Habrá perros que no sabrán qué hacer y estén constantemente agitados o alterados", comenta.
Aunque nuestras rutinas cambien hay que intentar mantener al máximo las suyas, por ejemplo, seguir haciendo los paseos a las mismas horas de siempre
"Para ayudar a estos perros, lo ideal es que intentemos, aunque nuestras rutinas cambien, intentar mantener al máximo las suyas, por ejemplo, seguir haciendo los paseos y las comidas a las mismas horas de siempre", recomienda la experta en comportamiento canino. "También podemos habituarle una zona de descanso donde se sienta refugiado".
Sobre estas áreas de tranquilidad, Rytel explica que, en vez de colocar su cama en el salón, en sitios donde están constantemente expuestos a nuestras miradas y atención, es mejor colocarla en lugares donde no nos estemos moviendo nosotros todo el tiempo.
"Es mejor que su lugar de descanso esté en una esquina por la que habitualmente no transite mucha gente y, si es una casetita techada, mejor, porque les encanta (puede ser también debajo de una mesa o una silla, o dentro de un transportín o en la típica casita de perros).
Por último, Rytel también recomienda el uso de juguetes que entretengan a los perros y les ayude a gestionar esas emociones alteradas que pueden tener durante el periodo navideño. "Por ejemplo, juguetes rellenables con comida o masticables, que siempre les viene bien y les suelen encantar", propone.
"También podemos ofrecerles juegos de olfato, como alfombras o, simplemente, colocar premios pequeños en una toalla enrollada", agrega. "Y sobre todo, si vemos que el perro está estresado o nervioso, podemos ayudarle a que se tranquilice y guiarle hacia su sitio tranquilo para que descanse, ya que como sus personas referentes, les puede ayudar mucho cuando se sienten abrumados".
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