La Navidad en que TV3 fusiló a Macià

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Francesc Macià, primer presidente de la Generalitat republicana en 1931, falleció el 25 de diciembre de 1933 sobre las cinco de la tarde por una apendicitis aguda. Pero en el informativo 3/24 de TV3 lo han fusilado esta Navidad: «Como es habitual, la mañana de hoy 25 de diciembre los diferentes partidos políticos y las instituciones han hecho la ofrenda en la tumba del president Francesc Macià que hace noventa y un años fue fusilado». A la que te descuidas, el 'Avi' (abuelo) que prometía para cada catalán «una caseta i un hortet» (una casita y un huerto) acaba frente a un pelotón de fusilamiento cuando murió por sus excesos tabaquistas. El 25 de diciembre de 2021, Ada Colau ya lo ejecutó. «Hoy hace ochenta y ocho años que el president de la Generalitat Francesc Macià fue fusilado», conmemoraba con un tuit el consistorio comunero.El nacionalismo y el comunismo, religiones sustitutorias, necesitan de mártires y tierras prometidas. Eduardo Blanco Amor, nacionalista gallego, cubrió para el diario bonaerense La Nación el sepelio de Macià el 27 de diciembre de 1933, aunque la crónica no vio la luz hasta el 8 de enero de 1934. En el salón de Sant Jordi, el cronista se detuvo ante el ataúd de caoba y plata que presidía una estelada de flores de Estat Català, el partido que fundó el difunto en 1922. Aunque la crónica está tocada por un tono reverencial, Blanco Amor desliza una reflexión sobre la estrategia populista de aquel que pasó de coronel del ejército español a encabezar en 1926 la intentona de Prats de Molló, risible tentativa de invadir España. Como 'avi' bondadoso de los catalanes, a Macià lo mitificó su temprano fallecimiento. Dos años después de su aplastante triunfo en las urnas, con la Esquerra corroída por las facciones —igual que ahora—, el abuelo de níveos cabellos se iba sin tener que pagar las facturas de sus promesas populistas. Companys, que ya quiso descabalgar a Macià del protagonismo en la proclamación republicana del 14 de abril, maniobraba para hacerse con el poder: «Lo hizo durante la breve enfermedad de Macià e impúdicamente mientras Macià estuvo en el lecho de muerte, alternando las intrigas con ridículas escenas sentimentales ante el cadáver», recordaría en sus memorias Joan Puig y Ferreter, testigo de aquellas horas.Al mito, observaba Blanco Amor, le había correspondido una muerte adecuada: «Desaparece Macià cuando la impaciencia popular empezaba a roer con diente infatigable y buido en su ancianidad apostólica; cuando este pueblo que le había glorificado en la canonización civil de los días iniciales de la República —que fueron los de la libertad de Cataluña— comenzaba a regatearle la incondicionalidad de su adhesión».Noticia Relacionada spectator in barcino opinion Si Isak Andic, de viva voz Sergi Doria Del mercadillo al primer establecimiento de Mango en el paseo de Gracia. De eso hace cuarenta años. Y para eso hay que tener suerte, salud, optimismo, curiosidad e inconscienciaA Macià lo 'fusiló' la leyenda. Se ordenó que se le extrajera al difunto el corazón y para guardarlo en una caja de plomo con formol. La idea se atribuye a Ventura Gassol: venerar la víscera en la iglesia de la Ciudadela, muy cerca del Parlamento catalán. El consejero de Cultura pretendía —¡delirios de grandeza!— equiparar a Macià con Carlos de Austria y la dinastía Habsburgo. Tan potente fue la santificación laica, que Josep Tarradellas guardó durante cuatro décadas aquel corazón. La guerra civil urgió a proteger la reliquia y el presidente exiliado anduvo con ella hasta que, en 1977 con su retorno a Cataluña, la pudo devolver para depositarla en la tumba de Macià del cementerio de Montjuïc. Ironías del destino. Quienes machacan a diario con la crónica catalana cometen errores históricos garrafales como el de TV3. El subconsciente victimista del nacionalismo iluminado por la llama del Canigó: convertir una apendicitis en fusilamiento.

 

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