La militancia de Juan Villoro contra la “enajenación” causada por la tecnología

zgoldner

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El escritor mexicano Juan Villoro (Ciudad de México, 68 años) se ha convertido en un militante. Villoro ha presentado este sábado en la Feria del Libro de Monterrey, al norte de México, su más reciente libro, No soy un robot (Alfaguara), que es una feroz defensa de la lectura como forma de rebeldía ante lo que ha denominado la enajenación causada por las redes sociales y la tecnología de la información, en un mundo lleno de estímulos, donde los algoritmos nos convencen de qué ver, leer, escuchar y comprar y hasta por quién votar y donde los bulos y la rabia se han convertido en algo cotidiano. “Los datos personales son la principal mercancía del planeta”, ha advertido el escritor.

Villoro ha actuado como un encantador de serpientes o un cuentista de otros tiempos ante un público que colmó uno de los auditorios de la feria, entregado y fascinado, como si quisiera convencer a la gente de esta su “militancia”, la de rebelarse ante la rapidez de la dictadura del algoritmo. “Lo preocupante es que el algoritmo repite lo que ya conoces”, ha dicho el escritor, “pero la cultura diversifica el conocimiento”. El acto de leer, de sumergirse en un libro, en un ensayo o una novela, ha explicado el autor, es casi un acto de rebeldía cuando las pantallas dominan el día a día de la gente. El libro es, ha recordado, un invento tecnológico que a pesar de estos cambios generados en los hábitos por los teléfonos móviles y las computadoras, “no deja de ser un objeto permanentemente novedoso”.

El autor mexicano ha dado una de las primeras —y exitosas— charlas de una feria del libro que quiere convertirse en el principal centro de encuentro cultural del norte de México, una feria del libro que el pasado año recibió a más de 300.000 personas y que cuenta con el apoyo del Tecnológico de Monterrey (TEC), importante centro académico de esta ciudad industrial, pero también con el respaldo del Gobierno local, tanto así que el gobernador del Estado de Nuevo León, Samuel García, participó en la inauguración este sábado de la feria junto a su esposa y excandidata a la alcaldía de Monterrey, Mariana Rodríguez, y su hija pequeña hija Mariel. La ceremonia de inauguración fue un alegato en defensa de las humanidades y las universidades frente a la “disrupción” de la tecnología. Carmen Junco, presidenta de la FIL, ha asegurado de que este tipo de festivales quieren dar al libro la importancia que debe tener como “instrumento de cambio, que ayuda a generar pensamiento crítico” y a la lectura como un “acto revolucionario”.

Juan Villoro presentó este sábado su libro 'No soy un robot', en la Feria Internacional del Libro de Monterrey.

Fue a ese acto de rebeldía, el de dedicar el tiempo necesario para leer y comprender, que Villoro dedicó la presentación de su libro, una obra que, paradójicamente y a pesar de los avances tecnológicos en los medios de transporte, casi no llega a tiempo para la venta en la feria, como ha contado el autor. Villoro dijo que se sentía en tiempos del virreinato, dado que su libro fue impreso en España y no en México —”dicen que porque es más barato”— y viajó por barco hasta este continente, no sin enfrentarse a los huracanes que amenazan el Caribe y el Golfo de México estos días. “Es una aventura increíble”, ha dicho el escritor para enganchar de esta manera a un público encandilado que escuchó sus alegatos a favor de la lectura. Villoro ha reflexionado en la evolución del acto de leer, de cómo se hacía en voz alta allá por los siglos XII y XIII para que la gente pudiera escuchar en lo que era una lectura colectiva que requería un enorme esfuerzo físico de quien leía: pasando por la aparición de la imprenta, cuando las publicaciones se democratizaron y la gente comenzó a “leer en silencio”, hasta la era del clic del siglo XXI. El escritor ha advertido que su libro “no es la lectura de un historiador”, sino un conjunto de curiosidades de un cronista de nuestro tiempo.

“La manera de leer es una transformación fascinante”, ha explicado. “La imprenta democratizó la lectura, cambió el paradigma del lector”, ha agregado. Un cambio similar no se había producido en el mundo desde entonces, hasta que llegaron las nuevas tecnologías, que han metido la rapidez como una constante en la vida de la gente, con estímulos constantes en forma de alertas noticiosas, videos, abundancia de información. “Es sugerente ver cómo el libro sigue existiendo”, ha asegurado, en tiempos cuando “los algoritmos registran nuestras necesidades”. Villoro ha asegurado que “la libertad se ha perdido”, aunque nos creamos que somos más que nunca libres para elegir en un mundo con abundancia de opciones dadas por los avances tecnológicos. Pero, ha advertido, “están constantemente induciéndonos a comprar, consumir, y eso produce otro tipo de enajenación: Te conviertes en un esclavo feliz, cuando en realidad eres un rehén de voluntades ajenas”.

Villoro ha puesto como ejemplo cómo empresas tecnológicas pueden influir en las decisiones de los votantes o cómo regímenes autoritarios como el de Vladimir Putin pueden usar la tecnología para favorecer a políticos de dudosa vena democrática como el estadounidense Donald Trump. “¿Hasta dónde somos capaces ahora de ejercer el libre albedrío?”, ha cuestionado el autor. Es por eso que Villoro ha defendido el acto de leer como una forma de rebelarse ante estas nuevas formas de dictaduras impuestas por los algoritmos. “No me quiero poner apocalíptico”, ha acotado, pero “mi libro es militante en la defensa de la cultura, de la lectura, como una manera de no dejarse llevar por tantos estímulos, como las mentiras. Es también resistir buscando el pensamiento crítico y la verdad en tiempos de la postverdad, que es el uso ideológico de la mentira”.

El público escucha a Villoro durante su participación en la FIL Monterrey, en septiembre de 2024.

El escritor ha afirmado que ahora la verdad es tan valiosa y tiene un valor rebelde y temible y por eso políticos y poderosos la intentan ocultar. “La lectura de libros es una especie de reserva frente a eso”, ha alertado el autor. La tecnología, ha explicado, hace que los humanos pongamos menos funciones intelectuales en juego en nuestra cotidianidad, como la memoria cuando, por ejemplo, ya no tenemos que memorizar números telefónicos como lo hacíamos antes. Él mismo recuerda cuando marcaba el 246590 de una de sus radiodifusiones favoritas para pedir una canción de rock. “Creo que podemos curarnos de esto, tener una cultura de la letra para lidiar con la modernidad”, ha afirmado.

Frente a la polarización que imponen las redes sociales, donde un ‘me gusta’ puede desatar contradicciones o se puede linchar fácilmente, el libro es una “tecnología que no caduca, que estimula los sentidos y abre puertas a un universo imaginario”, ha afirmado el escritor. Villoro ha concluido que si una persona tiene formación lectora puede pasar rápidamente por esa abundancia de información, dejar a un lado cosas que no le interesan en la nueva galaxia digital. En momentos cuando nos hemos convertido en “rehenes de este fantasma digital”, ha alegado, “la lectura es un proceso de conocimiento de nuestra identidad a partir de identidades ajenas”, que son las de los personajes de las novelas que leemos o de los autores de los libros que nos cautivan.

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