La lengua de la memoria democrática

nolan.zackary

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Dice Oti que sale uno del cine de ver 'Gladiator II' con la cada vez más rara satisfacción que proporcionan esas superproducciones en las que, pese a su argumentario histórico y su anclaje en un tiempo y un espacio más o menos verificables, casi todo es posible, por grandioso que sea , genuina seña de identidad de unas películas de romanos que hace más de sesenta años conmocionaban a un público más impresionable que el actual, sin las perturbaciones visuales con que la tecnología ha falseado ya toda realidad, hasta hacer de cualquier fantasía –distopía en el argot del intelectualato– la cosa más tonta del mundo.La reconstrucción cinematográfica o televisiva de un pasado remoto y por tanto idealizable resulta más sencilla que la de un episodio histórico del que el público, o parte del mismo, guarda un recuerdo a través del que establecer sin complicaciones una prueba que la valide. Para hacer a estas alturas una buena película de romanos, al menos en el aspecto visual, solo hace falta dinero. «Si requieren más efectivos, maquinaria, financiación o asesoramiento técnico, lo que tienen que hacer es pedirlo», dijo Pedro Sánchez, y también Ridley Scott.La antigua Roma se puede fabular, pero no la Barcelona en la que se desarrolla la acción de 'Asalto al Banco Central', serie ambientada en un año 81 en el que por lo visto pasaban unas cosas de las, distraídos como estábamos, no nos enteramos. Del mismo pie cojeaba 'Cuéntame', y no solo en el aparato escenográfico –estamos a la espera de que estrenen una serie, española o extranjera, en la que no aparezca sobre la mesa de un despacho el flexo President de Fase–, sino mayormente idiomático. Dicen que en Roma sabían latín, pero lo que tenemos claro es que en la Barcelona de 1981 no se decían las cosas que uno tiene que oír en 'Asalto al Banco Central' , frases hechas de nuestro entorno temporal que chirrían tanto como la omnipresencia femenina en un mundillo por entonces masculino, la cirugía plástica de algún miembro del reparto con cara de pan, muy distópico, o las jardineras municipales que se ven por ahí.Es la lengua lo que más falla. Vamos por el segundo capítulo, pero no perdemos la esperanza de tropezar en adelante con un «en plan atraco», «nos vamos de escapada a Salou» o «es un local con encanto». 'Cuéntame' no defraudaba.

 

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