gulgowski.piper
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El pasado miércoles se celebró el partido de la Liga F suspendido por la dana . Se enfrentaban el Valencia y el Deportivo y además dos hermanas gemelas: Samara y Malena Ortiz (27 años). En el minuto 90 saltaba al campo Malena, jugadora del Valencia. Cinco minutos y medio después (la árbitra había dado seis de prolongación) el destino reunió a las dos hermanas en un balón dividido. Y acabó de la peor manera, con Malena en el suelo retorciéndose en el suelo con gritos de dolor y un mar de lágrimas. Un choque fortuito con su hermana Samara, del Dépor, desencadenó en una lesión de mal pronóstico, la tercera de gravedad que sufría en las rodillas a lo largo de una carrera que había decidido concluir precisamente esta temporada.Si hay dos jugadoras con las que me iría futbolísticamente a la guerra esas son Male y Samara. Ya lo hice la primera vez que tuve que ocupar un banquillo, al finalizar la temporada 2012-13. El Canillas, germen del Tacón , nos enfrentábamos al Rayo Vallecano B. Si ganaba el Rayo, sería campeón, y nosotros nos tendríamos que jugar el descenso en la última jornada. Si ganaba el Canillas, estaríamos salvados. El entrenador no pudo acudir por un motivo personal y Ana Rossell, en ese momento capitana, me pidió que llevara al equipo. Corría el minuto 16 cuando en un centro lateral, Samara marcaba con el alma el 1-0 imponiéndose en el salto a Paula Andújar y Jenni Santiago, que le sacaban dos cabezas. Como siempre, las gemelas estuvieron ahí. El Canillas se salvó. Siempre fieles, leales y trabajadoras, sin escatimar esfuerzo, Malena y Samara fueron luego el escudo del Tacón. Su actitud en el campo suponía que en todos nuestros partidos, cada segundo de juego tuviera dimensiones épicas. Ellas canalizaban su desbordante energía y explotaban recursos insospechados para conseguir los objetivos. Noticias relacionadas opinion Si Es fútbol y es femenino Madrid pierde a las madrileñas Manuel Merinero opinion Si Es fútbol y es femenino Los nocivos efectos de la norma anti Real Madrid Manuel MerineroYa en Primera división, con Samara también viví un episodio que las retrata. Se rompió la clavícula en Huelva y subiendo a la ambulancia se escuchó un gol. Habíamos marcado y la tuve que agarrar porque quiso bajarse a celebrarlo con sus compañeras. Pura garra y corazón. Sus padres, Antonio y María, siempre las acompañaron. La madre, de origen cubano, me decía al principio de los partidos: «Lolo hoy le puse ron a los santos cubanos; todo irá bien». Difícil olvidar su compromiso y entrega cuando hacía la comida para toda la expedición en los partidos de 'playoff' de ascenso para reponer fuerzas en las áreas de descanso de las autopistas. Otro fútbol sin presupuesto y sin medios que sobrevivió y conoció el éxito a base de trabajo, esfuerzo, talante y talento. Imborrable en la memoria aquel pitido final del partido que nos dio el ascenso a Primera. Las cámaras se centraron en Malena, nuestra capitana, y las palabras del comentarista sentenciaron lo que tanto tiempo y tanta entrega nos había costado conseguir: «El Tacón es de primera división». Después de todo lo que pasamos, cuando llegó el momento de apostar por ellas, la directora deportiva del Real Madrid , que fue su compañera de equipo, presidenta y amiga, que tantísimo tiene que agradecerles estar en el club blanco hoy, no tuvo un comportamiento ni leal ni acorde con ellas. Tanto Rosell como el técnico en ese momento, David Aznar, hicieron lo imposible con hipócritas discursos para que las gemelas salieran del equipo. Malena y Samara jamás habrían firmado una carta para que echaran al técnico, como sí hicieron luego otras jugadoras. Simplemente se habrían dejado las rodillas y el alma en defensa de su equipo. Como siempre.
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