La escuela de Manoli Gutiérrez

orunolfsson

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27 Sep 2024
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A primera hora, con las luces del alba despertando al vecindario, un camión de gran tonelaje se paró frente a la escuela de Manoli Gutiérrez. Como si llevaran meses ensayando la coreografía de la 'seño de baile', el cuerpo de voluntarios salió a escena para montar una cadena humana. En una perfecta sincronización, los brazos de cada uno se abrieron de parar en par El ritmo lo marcaban los latidos del corazón y los murmullos de ánimo para que completaran con éxito aquella danza de bellísima inspiración. Ni Nureyev tuvo ocasión de llevar en volandas el cariño de todo un pueblo, en este caso el de Coria del Río, guardadito en humildes cajas de cartón. La solidaridad, el amor, el apoyo se mide estos días en provisiones y en herramientas que devuelvan a un pueblo las oportunidades para poder reconstruirse. Entre productos de limpieza, botas de plástico, medicamentos y otros artículos de primera necesidad para un mundo destrozado como las tierras valencianas afectadas por la letal riada; metida en una de esas cajas, iba una máquina de coser con una destinataria sin nombre ni apellidos conocidos, pero que está aportando lo poquito que tiene para sacar adelanta a su vecindario. Esta valenciana se levanta todos los días para repartir la ayuda que llega en camiones como el que salió recientemente de Coria. Cuando el agua le inundó la vida, esta valiente ya llevaba tiempo escalando a pulmón la vida. Había dejado su trabajo para cuidar a su compañero enfermo y semanas antes del desastre, para sacarse un dinerillo, aceptó el encargo de un colegio para hacer unos muñecos de tela que fueran los perfectos compañeros de juego de 150 niños. Pero el agua llegó y arrasó sin que apenas tuviera tiempo de nada. Bueno sí, tuvo unos segundos para un único movimiento instintivo. Cogió los retales y salió huyendo. La dolorosa marea, sin embargo, se tragó para siempre la máquina de coser que acababa de comprar para hacer el trabajo y quien sabe, emprender.Aquella historia llegó a la escuela de baile de Coria que puso en marcha la mejor y más eficaz línea de ayuda que un valenciano puede recibir en este momento. Las redes sociales, que son una vía de comunicación formidable si quien las usa no busca emponzoñarlas, ha sido el transmisor de esta historia a través del vídeo que grabaron los voluntarios cuando le dieron la sorpresa a la valenciana. Comida por el barro, en la puerta de un comercio destruido, la costurera lloraba desconsolada porque volvía a tener su «maquinita de coser». Un vídeo que no dejo de mirar una y otra vez para reconciliarme con el ser humano a pesar de la bazofia de comparecencias públicas, mentiras y de una política que sigue sin resolver lo urgente.

 

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