El 20 de octubre de 1982 tuvo lugar una gran riada del Júcar que inundó la Ribera Alta y la Ribera Baja. Se conoce como la Pantanada porque la gran cantidad de agua que llevaba el río provocó la rotura de la presa de Tous . Estas riadas están documentadas. Se produjo un fenómeno meteorológico extraordinario que provocó que, en algunos puntos de la cuenca, se llegaron a recoger más de mil litros de agua de lluvia en quince horas. Durante las últimas semana son muchos los testimonios que han recordado este devastador incidente; de hecho, el agua ha marcado a generaciones que han visto cómo sus pueblos, su cotidianidad y su forma de vida han estado temerosas y castigadas por el desastre que provoca el agua. Desde el Foro de la Economía del Agua, en estos momentos de dolor y pérdida, nos unimos al sufrimiento de las familias. La reciente DANA ha dejado una estela de devastación, destacando la vulnerabilidad de muchas zonas frente a fenómenos meteorológicos extremos cada vez más frecuentes y severos. Si bien las lluvias torrenciales y las inundaciones no son nuevas en la región, eventos como el ocurrido evidencian cómo el cambio climático está alterando el comportamiento de los sistemas meteorológicos. Este fenómeno subraya la necesidad urgente de replantear nuestras infraestructuras y políticas de gestión del agua, apostando por una seguridad hídrica sólida que pueda mitigar los riesgos asociados a estos fenómenos extremos. En el caso de Valencia, una región que históricamente ha experimentado lluvias intensas en otoño, el aumento de la frecuencia e intensidad de los fenómenos meteorológicos extremos ha superado la capacidad de adaptación de las infraestructuras hidráulicas y urbanísticas existentes. Según el informe del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC), la región mediterránea se verá aún más afectada en las próximas décadas, con mayores precipitaciones en períodos cortos de tiempo y un riesgo elevado de sequías prolongadas. Desde el Foro de la Economía del Agua consideramos que esta situación subraya la importancia de invertir en infraestructuras resilientes al clima y de actualizar los sistemas de drenaje y almacenamiento de agua. La necesidad de realizar inversiones sustanciales en seguridad hídrica es más urgente que nunca, ya que no solo implica garantizar el acceso al agua para las personas, sino también la capacidad de gestionar los recursos hídricos de manera eficiente frente a fenómenos extremos como el que acabamos de presenciar. La inversión en tecnología es otro aspecto crucial. La implantación de sistemas inteligentes para la monitorización y la predicción de lluvias, como los sensores climáticos y los sistemas de alerta temprana, puede ser decisiva para reducir los daños ocasionados por fenómenos extremos. Y sin lugar a duda es imprescindible que las políticas urbanísticas y ambientales contemplen la adaptación al cambio climático de manera integral. Esto incluye la planificación del uso del suelo, la gestión de los recursos hídricos, la protección de ecosistemas naturales como las zonas húmedas y los humedales, y la reconversión de infraestructuras obsoletas. Este 2024, el agua ha mostrado toda la dureza de sus dos caras: la sequía y las inundaciones. El nuevo escenario hidrológico nos urge a poner en el centro de la mesa la gestión de los recursos hídricos y pasar a una nueva etapa de adaptación. Dado que las sequías prolongadas se están convirtiendo en una amenaza cada vez mayor, es vital invertir en plantas de desalinización de agua de mar y en sistemas de reciclaje y reutilización del agua. Si bien la tragedia de la DANA ha puesto de manifiesto los desafíos inmediatos que enfrentan las comunidades en términos de gestión del agua y adaptación al cambio climático, también ha abierto una oportunidad para repensar cómo todas las administraciones públicas pueden abordar estos retos. Las inversiones en seguridad hídrica son más necesarias que nunca. Para que las futuras generaciones puedan hacer frente a los riesgos climáticos de manera efectiva, es imperativo que se destinen recursos.SOBRE EL AUTOR Francisco Lombardo es presidente del Foro de la Economía del Agua
Francisco Lombardo: La economía del agua
La necesidad de realizar inversiones sustanciales en seguridad hídrica es más urgente que nunca
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