dpfannerstill
New member
- Registrado
- 27 Sep 2024
- Mensajes
- 53
No me creo que a nadie le genere ningún tipo de satisfacción llamar gordo a un gordo o flaco a un flaco. No es de recibo que alguien evalúe su nivel de libertad a través de una disposición legal para poner a parir al vecino por sus tendencias sexuales, políticas o religiosas. Poder insultar no nos hace felices por mucho que, a veces, te dan ganas de blasfemar contra quien te lleva la contraria o te hace la vida imposible. Por mucho que te acuerdes de su familia el problema va a seguir estando ahí, presente. Hace unos días rememorábamos con fe, pasión y emoción el nacimiento de un niño pobre y entre pañales. La venida al mundo de Dios convertido en ser humano al que adoramos y veneramos después de haber recibido los salivazos de sus vecinos, azotes de autoridades y el desprecio de esa muerte de cruz reservada para los peores del momento. En Nochevieja, una imagen del Sagrado Corazón vilipendiada y despreciada ha hecho que hayamos olvidado todo eso. Un ataque con toda la intención pero sin ningún poso intelectual y menos gracia aún, ha provocado que se recurra, como los fariseos, a la ley y lo que es peor, a responder con el Talión. Si tú me llamas cristiano, yo te llamo sanchista o rojo o maricón. Que cada uno elija con cual de los adjetivos que nos ofrece el castellano se siente ofendido o halagado. Nuestro idioma es rico pero el uso que hagamos de él sólo depende de nosotros. Lo que para unos es medicinal a otros les genera indigestión.No es que no merezca la pena rasgarse las vestiduras por una afrenta sino que como dice Lucas 16:8 «los hijos de este siglo son más sagaces que los hijos de la Luz». Eso no lo vamos a cambiar por mucho que nos lo propongamos y recurramos a la misma actitud litigadora y perpetuamente ofendida de quienes necesitan del Código Penal para buscar una dignidad para la que sus argumentos no alcanzan.Ser conscientes de lo que hay a nuestro alrededor y luchar por la Justicia no está reñido con la obligación de ser pobres y felices. Ser los últimos, poseer una sola túnica y ofrecer la otra mejilla ante cada ofensa no es una pose sino esencia aunque eso nos devolviera a las catacumbas, lo cual, por cierto, sería una puntazo. Es esencia porque ahí reside el amor y lo que hace grande al Corazón de Jesús. Lo contrario sería recurrir a Félix Bolaños para que desde Justicia nos sacara las castañas del fuego y eso, permítanme, nos pondría en la tesitura de elegir entre ser unos pringados como el de la Cruz o estar locos de remate.
Cargando…
www.abc.es