La decisión de Saúl Craviotto

Alda_Altenwerth

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París 2024 no solo marcó un hito más en la carrera de Saúl Craviotto; también fue el inicio de una etapa de reflexión que podría definir el resto de su vida. Con 40 años y seis medallas olímpicas, el catalán no enfrenta estos días un simple cambio de año. El deportista más laureado en la historia olímpica de España debe decidir si sigue adelante en un camino que cada vez parece más empinado o si baja del podio definitivamente para comenzar una vida diferente.Noticia Relacionada Polideportivo estandar Si España se fija en el modelo italiano: las Fuerzas Armadas abren las puertas al deporte de élite Laura Marta Los deportistas tendrán la posibilidad de acceder a la carrera militar como apoyo a su presente profesional y también para después de sus éxitos deportivosLleva con esa diatriba cuatro meses largos. Los mismos que acumula desde que terminó su trabajo en el canal olímpico de Vaires-sur-Marne, con la medalla de bronce colgada al cuello. En aquel momento no quería pensar, tan solo descansar. Y así sigue, pues ha cambiado el ajetreo y el movimiento en el agua por el de los actos sociales. «Pensé que iba a estar más relajado, que iba a bajar el suflé, pero no, qué va. Estoy con una agenda que me van a echar de casa un día de estos», bromeaba el pasado miércoles 12, durante la Gala del COE en la que recibió un reconocimiento extra. Porque Craviotto ya tiene un trofeo más en la vitrina, el de 'Corazón de España', otorgado por el máximo organismo olímpico español y compartido con otro icono del deporte nacional: Carolina Marín . Galas, eventos, patrocinadores, entrevistas, conferencias… El calendario de Craviotto echa humo. «Hay que devolver todo lo que han hecho por nosotros durante el ciclo». Lo asume con resignación y sin un atisbo de queja pese al desgaste, tanto físico como emocional, que implica tanto reconocimiento. «Después de los Juegos me dio un bajón. Al final fue muy duro, muy intenso y aún estamos en ese proceso de recuperación, de descanso, de analizar muchas cosas y, sobre todo, ver propósitos nuevos», confiesa Craviotto en una charla con ABC. Recuperarse de un ciclo olímpico es como desmontar un gran escenario después de la función. Y en el caso de Craviotto la duda es si le quedan fuerzas y ganas para volver a montarlo de nuevo o deja ya ese vacío para siempre. Aunque hay objetivos intermedios, la vida de un piragüista, en realidad la de cualquier deportista olímpico, gira en torno a los Juegos. Y los siguientes que asoman por el horizonte quedan demasiado lejos ahora mismo. «Yo ya tengo una edad», admite el palista, quien pese a todo se resiste a pronunciar la palabra «retirada»: «Estoy en una etapa de mi vida en la que no puedo pensar a tan largo plazo. Es que ya ni siquiera voy pensando año a año, sino trimestre a trimestre. Tengo el selectivo nacional en abril y los chavales aprietan. Cuando llegue ese momento decidiremos si la rueda sigue girando o qué hacemos». «Es que, por mucho que yo quiera ir a Los Ángeles… También quiero ir a la Luna, pero si no tengo el conocimiento o la aptitud para ir… Por mucho que yo quiera, es la naturaleza», continúa, consciente de que su tiempo en la élite es limitado por más ilusión que le ponga, y que luchar con chicos a los que incluso dobla la edad es una tarea descomunal.Será a partir de las fiestas de Navidad cuando Craviotto deje a un lado la vida social para hacer ese último intento de continuar. Pese al bajón posolímpico, lo que no ha dejado de hacer es entrenar, aunque haya sido en demasiadas ocasiones lejos del agua. «Quiero y debo entrenar. Ha habido semanas en las que he estado tres o cuatro días sin hacerlo por viajes, compromisos, aeropuertos y demás, y la cabeza me explotaba. Para mí el deporte es preventivo. Es mejor que la medicina, es mi vida, y cuando no encuentro el momento me subo por las paredes. A veces paso días en Madrid y tengo que entrenar en gimnasios de hoteles. Pero bueno, siempre intento sacar horas». Es la lógica del deportista de élite. Cuando los brazos no impulsan la piragua, la mente se llena de chirridos y engranajes oxidados. Por eso sigue sonriendo cada vez que se escapa a Trasona y coincide con sus compañeros del K4 o cualquier otro miembro del equipo nacional. «Siempre se les echa de menos», asegura quien en París entró en la leyenda con su récord de medallas: dos oros, dos platas y dos bronces.La familiaMientras tanto, en la vida de Craviotto también hay un anhelo de algo más simple y humano: «Al 2025 le pido tener una relación más sana con el tiempo, poder disfrutar más de mis hijas, por ejemplo. Poder llevarlas al cole todos los días». Ellas son el mejor recuerdo que se llevó de esa última experiencia olímpica -«verlas en París llorar de emoción ha sido de las cosas más bonitas que he vivido»-. Y todas las horas que ya ha perdido de pasar con ellas pesará también en sus futuros movimientos. Y, además, Craviotto ha demostrado en numerosas ocasiones que no tendría problemas en encontrar nuevas ocupaciones. De hecho, el piragüismo es solo una parte -fundamental, sí, pero no exclusiva-, entre un buen número de actividades que le complementan. Está el Saúl conferenciante, el inversor, el empresario… Aún queda el recuerdo del Saúl policía, el primero que conoció la gente. Y el que se puso el mandil para conquistar al público en 'MasterChef'. Craviotto iniciará el año entre dos orillas -la de seguir y la de parar-. Ambas ofrecen alicientes y desventajas. Y el campeón español permanece en mitad del canal sin saber ni querer decantarse. Se lo ha ganado, esa es la verdad.

 

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