La comisión del 17-A no aporta ni un dato nuevo de los ataques

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«Si usted no tiene ninguna prueba que aportarnos, ni ninguna nueva información, ni ningún aspecto en el que usted participó personalmente y solo nos da su opinión ante las pruebas que ya conocemos… no tengo más preguntas». Con esta contundente frase, Eloi Badia, diputado de Sumar, acababa su turno de palabra en la comparecencia del excomisario José Manuel Pérez Villarejo en la última sesión de la comisión de investigación de los atentados de 17 de agosto de 2017 en Cataluña, celebrada el miércoles.La misma frase se podía haber extendido, con matices, al resto de los comparecientes en la comisión de investigación, que por distintas razones no han aportado ni un solo dato nuevo sobre esos sucesos. En realidad, la comisión nació ya lastrada, porque versa sobre unos hechos ya juzgados y con sentencia firme del Tribunal Supremo y porque sólo se creó como pago del Gobierno a sus socios independentistas catalanes. El resultado, como el de otras comisiones de investigación, es lastimoso, con indicios claros de que las conclusiones de los grupos que están escritas incluso antes de que se pongan en marcha.Noticia Relacionada estandar Si Tras siete años y por siete votos se reaviva la conspiración sobre los atentados del 17-A Elena Burés El Gobierno cede ante Junts y abre la puerta a desclasificar documentos del CNI sobre los ataquesEn la comisión del 17-A han comparecido, hasta ahora, el exdirector del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) Félix Sanz Roldán; el exdirector del Centro de Inteligencia contra el Terrorismo y el Crimen Organizado, José Luis Olivera; el excomisario José Manuel Pérez Villarejo; el exsecretario de Estado de Seguridad, José Antonio Nieto y, aún más sorprendente, el exministro del Exteriores, José Manuel García Margallo. Tesis conspiranoicaLos dos primeros tuvieron que guardar silencio sobre muchos aspectos porque están obligados a guardar secreto sobre aquello que conocieron en razón de su cargo, en un asunto además que no está desclasificado a pesar de que el Gobierno anunció que lo haría; Villarejo fue a hablar, literalmente, de su libro, y a seguir con sus acusaciones habituales sin pruebas; Nieto se empeñó en trasladar la responsabilidad sobre los Mossos y Margallo, en una insólita pirueta, acabó por hablar de qué había hecho su departamento para combatir el 'procès'...La comisión nació lastrada por el hecho de que la verdad judicial, ratificada por el Tribunal Supremo, ya es firmeLa tesis conspiranóica del independentismo catalán está clara: el Estado pretendió 'castigar' a Cataluña por el proceso independentista y no quiso, aunque pudo, evitar los atentados. Es decir; el Gobierno sería, en este escenario, cooperador necesario de la matanza. Tan ingeniosa teoría se basa en que, según sus autores, Abdelbaki es Satty, imán de Ripoll y cerebro de los atentados del 17-A, era confidente del CNI -el servicio de inteligencia lo niega de forma tajante- porque le fue a ver tres veces a la prisión de Castellón para indagar sobre radicalizaciones en centros penitenciarios; que un personaje tan fiable como Villarejo dice que advirtió tres años antes a los mismos servicios de inteligencia de las actividades del imán, o en que en septiembre de 2016, un año antes del ataque yihadista, Margallo dijo en San Sebastián que el «desafío soberanista» era el «más importante» al que se enfrentaba España, ya que «de una crisis se sale, un ataque terrorista se supera, pero la disolución de España es absolutamente irreversible»...Los conspiranóicos no se detienen ahí. Contra lo que concluye la investigación judicial, parte del independentismo sostiene que Es Satty tal vez no murió en la explosión fortuita producida en una casa de Alcanar (Tarragona) la víspera del ataque, donde la célula yihadista de Ripoll acumulaba explosivos para cometer un gran atentado con bombas.El independentismo sostiene, sin elemento probatorio alguno, que el Estado pudo evitar los atentadosA partir de esta construcción teórica los diputados se dedican a hacer preguntas que o bien no se pueden contestar o las respuestas son simples opiniones de parte. Cada frase es susceptible de ser manipulada en función de los intereses políticos de cada uno. Freno y marcha atrásLa fiabilidad de los comparecientes tampoco es homogénea. Si Sanz Roldán mantiene un discurso coherente, firme y mantenido en el tiempo en relación con este asunto, Villarejo, que en su día insinuó que los atentados del 17 de agosto fueron consecuencia de un «error grave» del exdirector del CNI que, según su versión, «calculó mal las consecuencias por darle un pequeño susto a los independentistas», ahora corrige y da otra versión. Siempre sin aportar pruebas, aseguró el miércoles que el CNI «no pudo evitar los atentados», que fue «más bien una imprudencia, una negligencia, más que un deseo de no evitarlo». 'Descubrió', por tanto, que si hay un atentado, hay un fallo de seguridad. Como sostuvo, por cierto, el propio Sanz Roldán.Con todo, el espectáculo no ha hecho más que empezar. Por delante quedan las comparecencias del expresidente Mariano Rajoy, de la exviceprisidenta Soraya Sáenz de Santamaría, del exministro de Interior Juan Ignacio Zoido, del expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont o de su consejero de Interior, Joaquim Forn... Serán en clave política, porque ninguno de ellos conoce a fondo la investigación. Y para colmo el Gobierno sigue sin desclasificar los informes de inteligencia de estos atentados, a pesar de haberse comprometido a ello.

 

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