Jorge Consiglio (Buenos Aires, 62 años) es licenciado en Letras por la Universidad de Buenos Aires y autor de narrativa, igual novela que relatos, como de poesía. En el terreno de la narrativa, son de destacar las novelas El bien (2003), con la que ganó el Premio Nuevos Narradores de la Editorial Opera Prima; Pequeñas intenciones (2011), segundo Premio Nacional de Novela y primer Premio Municipal de Novela, o las más recientes Tres monedas (2018), con traducción al inglés, y Sodio (2021), entre otras, y los volúmenes de relatos El otro lado (2009) o Villa del Parque (2016), también vertido al inglés.
La Circunstancia es la nueva propuesta novelesca de Consiglio. Nos presenta a una mujer que se presta a confesar un crimen en comisaría. Antes de empezar a hacerlo, toma aire y se deja llevar por la memoria hasta el principio de todo, como si el crimen tuviera, de una manera que ni ella conoce, sus raíces en todo lo que nos va a contar. Ella es la fascinante señorita Kendall, una absoluta e hipnótica Sherezade que nos va a llevar lejos, alto y bien a donde ella quiera. Al romance de sus padres —él, un hacendado, amante de los caballos, con el que mantendrá una buena aunque distante relación; ella, un ama de finca, con la que Kendall tendrá cercanía, pero ésta siempre será problemática—, a su infancia en la Pampa, en la finca cuyo nombre da título a la novela: La Circunstancia. El trato con peones, cocineras, caballos y otros figurantes del teatro de la crueldad y el clasismo de la aristocracia rural a la que pertenece.
Un cataclismo natural, en forma de inundación, traslada a madre, abuela y narradora a la capital, donde se dedica a lo que tienen a bien siempre dedicarse los nietos de las grandes fortunas: el mundo artístico. Pero la pulsión como pintora enseguida da lugar a ser consciente de no tener talento creador pero sí el de descubrirlo, y es exitosa como marchante de arte. Y es así, como del campo al arte, las fortunas se redimen del olor a caballeriza y abono (en este caso). Por fortuna, para Kendall, ella tiene olfato y es práctica y no hay dilapidación de la fortuna recibida, sino todo lo contrario.
Al lado de eso, están los amoríos de la protagonista, sus decepciones e ilusiones, medidas y controladas hasta que se encuentra con algo que no puede medir y controlar, en forma de Bob, otro fascinante personaje en este libro (de hecho, hay varios, además de la protagonista, su padre, Amaro, el capataz, su madre y abuela, el irlandés novio de aquella…), y ahí, claro, llega el crimen.
El sándwich que nos prepara Consiglio es tan suculento, está bien cocinado, salpimentado, especiado y servido, que nos sobran las dos piezas de pan de molde que cubre el emparedado. No es grave pero, a mi parecer, es obvio que la estrategia de la confesión de un crimen serviría como andamiaje para una novela a la que, en su devenir, le flaquearan las fuerzas o que el personaje no fuera tan hipnótico y poderoso como la señorita Kendall, pero no en La Circunstancia. Así, que el pan de molde molesta y, con el tiempo, nos olvidaremos de él y no del contenido del manjar que nos entrega el autor bonaerense.
Pero no nos olvidaremos de la fuerza de la voz de la protagonista, de cómo se desarrolla y nos gusta e inquieta a la vez. La clave musical tocada por Consiglio es que la señorita Kendall nos atrae porque ella no duda de quién es y por qué hace lo que hace y vive como vive. La barbarie inconsciente de las clases altas —eficaces en su mediocridad— en su trato con el servicio a su cargo, con el mundo a su cargo, de hecho, permite a la protagonista construir su identidad desde lo cruel y no dudar jamás de ello. Hasta que llega algo y alguien que no puede tener. Y, a su manera, lo despide como se despide a un peón, se vende un cuadro o sacrifica un caballo.
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La Circunstancia es la nueva propuesta novelesca de Consiglio. Nos presenta a una mujer que se presta a confesar un crimen en comisaría. Antes de empezar a hacerlo, toma aire y se deja llevar por la memoria hasta el principio de todo, como si el crimen tuviera, de una manera que ni ella conoce, sus raíces en todo lo que nos va a contar. Ella es la fascinante señorita Kendall, una absoluta e hipnótica Sherezade que nos va a llevar lejos, alto y bien a donde ella quiera. Al romance de sus padres —él, un hacendado, amante de los caballos, con el que mantendrá una buena aunque distante relación; ella, un ama de finca, con la que Kendall tendrá cercanía, pero ésta siempre será problemática—, a su infancia en la Pampa, en la finca cuyo nombre da título a la novela: La Circunstancia. El trato con peones, cocineras, caballos y otros figurantes del teatro de la crueldad y el clasismo de la aristocracia rural a la que pertenece.
Un cataclismo natural, en forma de inundación, traslada a madre, abuela y narradora a la capital, donde se dedica a lo que tienen a bien siempre dedicarse los nietos de las grandes fortunas: el mundo artístico. Pero la pulsión como pintora enseguida da lugar a ser consciente de no tener talento creador pero sí el de descubrirlo, y es exitosa como marchante de arte. Y es así, como del campo al arte, las fortunas se redimen del olor a caballeriza y abono (en este caso). Por fortuna, para Kendall, ella tiene olfato y es práctica y no hay dilapidación de la fortuna recibida, sino todo lo contrario.
Al lado de eso, están los amoríos de la protagonista, sus decepciones e ilusiones, medidas y controladas hasta que se encuentra con algo que no puede medir y controlar, en forma de Bob, otro fascinante personaje en este libro (de hecho, hay varios, además de la protagonista, su padre, Amaro, el capataz, su madre y abuela, el irlandés novio de aquella…), y ahí, claro, llega el crimen.
El sándwich de Consiglio es tan suculento, está tan bien cocinado, especiado y servido, que nos sobra el pan que lo rodea
El sándwich que nos prepara Consiglio es tan suculento, está bien cocinado, salpimentado, especiado y servido, que nos sobran las dos piezas de pan de molde que cubre el emparedado. No es grave pero, a mi parecer, es obvio que la estrategia de la confesión de un crimen serviría como andamiaje para una novela a la que, en su devenir, le flaquearan las fuerzas o que el personaje no fuera tan hipnótico y poderoso como la señorita Kendall, pero no en La Circunstancia. Así, que el pan de molde molesta y, con el tiempo, nos olvidaremos de él y no del contenido del manjar que nos entrega el autor bonaerense.
Pero no nos olvidaremos de la fuerza de la voz de la protagonista, de cómo se desarrolla y nos gusta e inquieta a la vez. La clave musical tocada por Consiglio es que la señorita Kendall nos atrae porque ella no duda de quién es y por qué hace lo que hace y vive como vive. La barbarie inconsciente de las clases altas —eficaces en su mediocridad— en su trato con el servicio a su cargo, con el mundo a su cargo, de hecho, permite a la protagonista construir su identidad desde lo cruel y no dudar jamás de ello. Hasta que llega algo y alguien que no puede tener. Y, a su manera, lo despide como se despide a un peón, se vende un cuadro o sacrifica un caballo.
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