La Andalucía menos poblada se vacía al ritmo de 6.300 vecinos al año

Zora_Willms

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El anuncio del Sorteo Extraordinario de Navidad siempre toca el corazón pero este año ha puesto el foco en una realidad preocupante: la España vaciada, con un conmovedor protagonista, Julián . Andalucía no es ajena a esta realidad y hay muchos 'Julianes' y 'Julianas' que se niegan a abandonar sus pueblos, aunque en los mismos apenas haya vida, vecinos con los conversar, niños jugando en las calles ni servicios básicos como médico, supermercado, un bar o un cajero.La población andaluza se mantendrá estable en torno a los 8,5 millones de habitantes hasta 2040. A partir de entonces, las previsiones apuntan a una pérdida progresiva hasta situarse en torno a 7,6 millones en 2070 . La región no sufre un problema severo y generalizado de despoblación como otras pero el principal reto es lograr un reparto más equilibrado de la población. De hecho, más de la mitad de los andaluces reside en 30 grandes ciudades. Localidades de la Costa del Sol o el Valle del Guadalquivir crecen a un ritmo que supone un reto para los ayuntamientos a la hora de prestar servicios a una población en aumento. Según los datos de la Junta de Andalucía, el 67,26% de los municipios de le región tiene menos de 5.000 habitantes . Se trata de 528 municipios en los que residen poco más de 900.000 andaluces, el 10,6% de la población total. El 54% de los municipios, la mayoría pequeños y de comarcas de interior, pierde población a un ritmo lento pero constante, unos 6.300 habitantes en total cada año desde 2000.La Junta establece la cifra de 3.000 habitantes para considerar el municipio como despoblado o en riesgo de despoblación. Según los últimos datos disponibles —relativos al año 2023—del Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía, en la región hay 423 municipios por debajo de los 3.000 habitantes de los que 44 tienen menos de 300 residentes . Benitagla, en la provincia e Almería, con 58 y Cumbres de Enmedio , en Huelva, con 63, son los que menos habitantes tienen. En situación crítica también están otros muchos pueblos andaluces. Almería acapara la cifra en relación a otras provincias si ponemos el límite en 200 habitantes. En esta situación se encuentran Castro de Filabres, con 109 habitantes; Alsodux, con 146; y Alcudia de Monetagud, con 132. En Granada están Juviles, con 149 vecinos, y Lobras, con 135. En la de Granada encontramos a Salares, con 187. Pero hay más.El 'Julián' andaluzFuera de las estadísticas están las pedanías y aldeas y en una de ellas hemos encontrado a nuestro 'Julián' andaluz, aunque no será el único. Se trata de Eugenio Martín Sevilla, quien ha preferido no saltar a la 'fama' y que su imagen no se difunda. Tiene 74 años y vive en Corterrangel, una aldea de Aracena, en Huelva, que en sus mejores momentos llegó a tener 200 vecinos. Ahora sólo viven nueve. Eugenio vivía en Aracena pero volvió a Corterrangel hace 14 años. Sus padres eran de esta aldea y asegura que se siente muy vinculado con sus orígenes. Está jubilado y vive solo. En la aldea asegura que sólo hay un niño. No hay ningún bar con el que conversar con los vecinos ni tiendas de alimentación, y apenas cobertura. «No hay nada». Tiene que ir a Aracena, a unos 12 kilómetros, para todo: supermercado, médico, farmacia, banco o cualquier trámite burocrático, y dedica su día a día al campo y a sus animales. Pese a ello, asegura que no cambiaría por nada la tranquilidad con la que vive en Corterrangel. «Aquí hay mucha calidad de vida y tranquilidad. No lo cambiaría». Ha visto el anuncio de la Lotería de Navidad y confiesa que se ha sentido identificado. «Soy como Julián, pero sin barba», bromea. Aún no ha comprado su décimo pero asegura que lo hará y, afortunadamente, tiene con quién compartirlo.Mathías con su mujer Maud y sus tres hijos, en Salares, Granada abcEn octubre de 2020, Mathías Engonin compró una casa en Salares , un minúsculo pueblo perteneciente al municipio granadino de El Valle con 187 personas censadas aunque «raro es ver a más de 50». Trabaja en la construcción y es francés, como su mujer, Maud, que es traductora. Tienen tres hijos. A estas alturas ya son otro elemento más del precioso paisaje del Valle del Lecrín, una zona que, si no fuera por extranjeros como ellos, estaría aún más despoblada. En Salares hay una plaza del pueblo, una iglesia, un parque infantil y un bar. Una vez por semana se pasa por allí un médico al frente de una suerte de centro de salud ambulante . De vez en cuando se escucha algún claxon y eso probablemente significa que ha llegado el panadero o el pescadero . Los viernes aparca una furgoneta más grande para hacer una compra de más entidad. «Nos vinimos buscando más espacio y superficie a un precio inferior al de Granada» Mathías Engonin«Nos vinimos buscando más espacio y superficie a un precio muy inferior al de Granada», explica el padre de familia, que valoró y valora muchísimo «la belleza del valle y su tranquilidad» , pero también disfrutar «de unos vecinos amables que tienen detalles como regalarnos cosas de sus huertos y que siempre se alegran de ver a niños en el pueblo». Les gusta estar allí. A los padres, porque pueden «dejar a los niños en la calle con una pelota o con la bici sin peligro alguno». A los niños, porque juegan a sus anchas, aunque lamentan que no haya muchos chicos de su edad con los que relacionarse. «Es cierto que la edad media de este pueblecito es bastante elevada, muchos de los hijos de los que siguen aquí se fueron a vivir a sitios más grandes, probablemente porque no hay escuela y porque existen pocas oportunidades laborales», incide Mathías Engonin, que le encuentra encanto a un sitio donde, no obstante, sigue habiendo «muchas casas vacías» y que no parece orientarse hacia el turismo, cosa que a veces interpreta como una ventaja. «Muchas casas están a la venta y algo de alojamiento turístico hay, pero eso no es lo que le da vida a un pueblo», asegura. Pepa Guerrero, en Castro de Filabres abcPepa Guerrero Egea, de 62 años, es una de las vecinas que mantienen viva la esencia de Castro de Filabres, en Almería. Se trata del tercer pueblo con menos habitantes de Andalucía, una pequeña localidad de apenas un centenar de personas censadas, aunque el día a día transcurre con unos 30. Tras años viviendo fuera, Pepa decidió regresar junto a su marido hace cinco años. Esta pintoresca localidad se encuentra en pleno corazón de la Sierra de los Filabres, en un entorno natural privilegiado, a tan solo 44 minutos de Almería capital. «Aquí se vive de maravilla. Durante la semana hacemos nuestras labores en el campo, con los animales y en casa. Los fines de semana vienen mis hijos. No necesito otra cosa», cuenta. «Tenemos internet. Veo series en Netflix y Amazon Prime, como cualquier persona que vive en una ciudad. Con la tecnología nadie está aislado Pepa GuerreroPepa disfruta de la soledad, pero insiste en que no vive desconectada: «Tenemos internet. Veo series en Netflix y Amazon Prime, como cualquier persona que vive en una ciudad. Con la tecnología nadie está aislado». Además, cuando le apetece un cambio de aires, coge el coche, va a centros comerciales o a comer con alguna amiga.La convivencia vecinal es otro de los tesoros que Pepa valora profundamente: «Aquí puedes dejar abierta la puerta de tu casa. No hay ladrones. Lo único que puede entrar es una cabra salvaje del monte, que este verano se han comido las macetas dos o tres veces».Las actividades organizadas por el ayuntamiento, la asociación de mujeres y los talleres impulsados por la Diputación también contribuyen a enriquecer la vida social del pueblo . «Siempre hay algo que hacer. Y si no, simplemente disfrutas de la tranquilidad de caminar, hablar con las vecinas y si queremos también hay pistas polideportivas, biblioteca,…. de todo», explica.Calles empedradas, con casas encaladas que contrastan con el color oscuro de la pizarra. Pepa se considera una privilegiada por poder vivir en Castro de Filabres y espera que los pequeños municipios como este no caigan en el olvido. «Es un pueblo muy bonito. Lo que tenemos aquí no lo cambio por nada. Es mi remanso de paz».Manuel Sillero, en Villanueva de Tapia abcEntre las provincias de Málaga, Granada y Córdoba se sitúa Villanueva de Tapia, un pequeño pueblo de Málaga con apenas 1.500 habitantes. Uno de sus vecinos, Manuel Sillero, asegura que es un municipio bien comunicado al encontrarse cerca de la A-92 y en el centro de Andalucía. «Es un sitio tranquilo en el que la gente vive mucho en la calle, aunque como casi todos los pueblos pequeños estamos sufriendo una despoblación bastante grande, sobre todo en los últimos años», cuenta.«Me gustan los pueblos tranquilos en los que no se mete la prisa en vena y porque son más sostenibles ecológica y económicamente» Manuel SilleroVive en Villanueva de Tapia porque es el pueblo en el que nació y donde tiene su trabajo. No se ha mudado a una zona más poblada porque le gustan los pueblos tranquilos en los que no se mete «la prisa en vena» y, además, porque es más sostenible desde el punto de vista ecológico y económico. «En un pueblo así se vive con más desahogo, con más tranquilidad y, desde mi punto de vista, con mayor gusto para poder disfrutar del día a día y tener una salud mental y social».

 

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