Han tenido que pasar 24 años y algunos de los instantes más inquietantes de la historia reciente de España para que el nacionalismo catalán vuelva a por lo menos considerar algún tipo de acuerdo con el centro-derecha nacional. Aunque tal escenario no está todavía en la agenda oficial del partido y en público se niega, los sectores más pragmáticos de Junts estarían dispuestos a explorar la posibilidad de votar una moción de censura junto al candidato del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo. La cuestión de confianza que el expresidente huido exige a Pedro Sánchez es el primer aviso por el hartazgo que producen los incumplimientos socialistas. Su estrategia es de momento desangrar al Gobierno y ponerle frente a la agonía de no votarle nada, ni siquiera los Presupuestos. Pero, si no hay avances en los próximos dos o tres meses, Junts podría abrirse a otros escenarios.La distancia que el independentismo y la amnistía provocan entre ambas formaciones no formaría parte de las eventuales conversaciones. La independencia, porque ha dejado de formar parte de la estrategia de Junts a corto y medio plazo. Y la amnistía, porque hasta Puigdemont considera que no es un asunto político a tratar con el Gobierno o la oposición y que sólo depende de lo que decida el Tribunal Constitucional. Despejados estos dos inconvenientes, insalvables para ambas formaciones, la conversación que PP y Junts podrían tener sería sobre infraestructuras y financiación. Puigdemont quiere la gestión del aeropuerto y de Renfe, esta última con la correspondiente partida presupuestaria. Para presentarse ante la sociedad catalana como un partido útil y conseguidor, en la línea de lo que hizo el PNV para recuperar el poder los cuatro años que estuvo en la oposición, Junts pretende desdibujar la imagen de centralidad proyectada por el presidente de la Generalitat, Salvador Illa, y presentarlo como un socialista obsesionado con subir impuestos y con pactar con la extrema izquierda. Junts no necesita el simbolismo de lograr un acuerdo bilateral Generalitat-Estado y podría sentirse cómodo en un sistema liberal del que se puedan beneficiar también otras autonomías. «Queremos poder bajar impuestos como hace la Comunidad de Madrid y nos parece bien que la Comunidad de Madrid gestione, si así lo desea, el aeropuerto de Barajas», señala una de las personas de máxima confianza que trabaja para desarrollar esta estrategia.De momento es un horizonte lejano, no asumido oficialmente y dificultado por el hecho de que Junts es incompatible con Vox. La moción, en caso de celebrarse y de prosperar, tendría que ir ligada a la inmediata convocatoria de elecciones y que el PP asumiera el reto de minimizar a los de Abascal y crecer en número de escaños hasta lograr los necesarios para poder sumar con Junts, PNV, Coalición Canaria y a lo sumo UPN. En cifras concretas, Feijóo tendría que pasar de los 137 diputados que ahora tiene hasta, por lo menos, 160-165.Junts, que es la evolución de CiU, no es ajeno a la lógica de que poder pactar con los dos grandes partidos encarece el precio de su apoyo. La semana pasada las negociaciones con los socialistas encallaron una vez más concretamente en lo relacionado con el control de la inmigración. Puigdemont se siente despreciado por Sánchez y avisa en serio. Que el pasado lunes aprobara con el PP una enmienda para dejar sin efecto el impuesto de generación eléctrica fue otra advertencia. El presidente del Gobierno tiene todavía en su mano reconducir la situación, pero aunque todo es incipiente e incierto, si el PP escucha a Junts, por primera vez desde que en 2018 Pedro Sánchez llegó al poder se podría vislumbrar un camino para que sea desalojado sin que dependa enteramente de él.
Salvador Sostres: Junts se harta de Sánchez y mira al PP
Los de Puigdemont podrían sentirse cómodos en un sistema liberal del que se beneficien otras regiones. «Queremos poder bajar impuestos como hace la Comunidad de Madrid»
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